Capítulo 14

152 28 2
                                    

Íbamos tranquilamente por la calle, Cristina se había adaptado bien al andar a dos patas como dice ella. Hemos estado caminando por un rato, y me he dado cuenta de que aunque estamos en "París", la gente habla en español, supongo que es cosa del videojuego, la verdad lo agradezco, soy un desastre en idiomas, aunque entiendo mejor el francés que apenas le he dado, que el inglés que llevo dándolo desde siempre, ¿raro verdad?

-Estoy cansado, ¿cuándo paramos? - pregunta, se queja Luis, por favor que flojo, parece mentira que seamos hermanos, yo cuando estoy nerviosa podría caminar una maratón, corriendo sería menos.

-¿Qué te parece ir a donde el heladero? - pregunto para que deje de quejarse.

-Pero a saber dónde esta.

-Creo que lo estoy viendo allí - digo señalando el puesto de helados.

-¿A qué estáis esperando? - dice Luis y sale corriendo, para eso no esta cansado.

Los tres vamos al puesto, claro más despacio para no dejar a Cristina atrás.

-¿Por qué habéis tardado tanto?

-Luis, recuerda que Cristina no puede ir tan rápido - le digo - ¿Qué helado queréis? - pregunto a todos.

-Chocolate y vainilla - dice Luis.

-¿Con que vamos a pagar? - pregunta Félix.

-Imagino que valgan las monedas que nos ha dado el juego - digo.

-Esperemos - dice Félix - yo le quiero de vainilla.

-¿Cristina? - le pregunto.

-Yo no sé.

-¿Qué te parece un helado de chocolate como yo? - le digo.

-Sí, vale.

-Muy bien, los voy a pedir - digo y me pongo a la cola.

Tuve que esperar unos minutos, la verdad para la fila que había, no tardo mucho en tocarme, pedí los helados y, efectivamente, valieron las monedas que nos dieron en el juego.

Todos estábamos tranquilamente comiendo cada uno su helado, Cristina se la veía fascinada y alegre, muy alegre, esta claro que le encantó el helado.

-¿Qué tal el helado de chocolate? - le pregunto.

-Delicioso, esta frío y es dulce, no sabía que existían cosas tan ricas - me dice emocionada.

-Me alegro que te guste.

-Me encanta.

Cristina iba tan feliz con su helado que no miraba por donde iba, cuando se quiso dar cuenta ya había chocado con alguien, cayendo su helado al suelo, y la persona con la que había chocado, era nada más y nada menos que Chloe Bourgeois.

-Mira por donde vas, has estado apunto de manchar mi ropa de helado - dice Chloe.

-Lo siento, yo...

-¿Qué lo sientes?, ¿tú sabes cuánto cuesta mi ropa?, no, claro que no, solo eres una niña torpe y descuidada, solo hace falta ver la ropa que llevas.

-Eh, no te pases, ha sido un accidente - le digo a Chloe, y después me dirijo a Cristina - ¿estas bien? - no dice nada y sale corriendo y llorando, a ninguno de los tres no ha gustado eso.

-¿Pero qué te pasa? - le dice Luis a Chloe furioso.

-¿Qué que me pasa?, esa niña casi estropea mi ropa.

-Ese no es motivo suficiente para tratarla así - dice Félix claramente molesto.

-Eso mismo, Cristina estaba emocionada por estar aquí en París, y tú has conseguido que rompa a llorar, ¿estarás contenta? - le espeto y los tres nos vamos a buscar a Cristina, sin prestar atención a lo que dice Chloe.

No entiendo como puede ser así, bueno, sí lo sé, nunca la han puesto un límite, y por ello ella cree que puede hacer lo que se le venga en gana. Mientras la sigan malcriando de esta manera nunca cambiará, y eso que la mayoría de los que son akumatizados, lo son por culpa de ella.

-Aaaaa - parece que pasa algo, la gente grita y corre.

-¿Veis a Cristina por algún lado? - pregunta Luis.

-No - digo yo.

-Ey chicos - nos llama Félix - creo que la he encontrado - dice y nos señala a una persona, es una mujer de piel roja, pelo azul y un traje que, bueno, la verdad no sé como describir.

-Esa no puede ser Cristina - dice Luis.

-Por desgracia, yo creo que sí, recuerda que se fue llorando, lo más probable es que la hayan akumatizado - digo.

-Tenemos que hablar con ella - dice Luis y sale corriendo.

-No, espera - no me ha dado tiempo, así que me dirijo a Félix - vamos, no le dejemos solo.

-Sí, tienes razón - nos vamos corriendo detrás de Luis.

-Ahora todos sentireis mi tristeza - dice Cristina, lanzando gotas de agua que al tocar a alguien este rompe en llanto, no lo entiendo, que clase de poder es este.

-Cristina para - dice Luis frente ella.

-Yo no soy Cristina, soy Tears of depression, y haré sentir a la gente la misma tristeza y depresión que me causaron.

-Cristina no te lo tomes tan a pecho, Chloe es una chica maleducada, grosera, antipática, y muchas cosas más, se la tiene jurada a todo el mundo, no la hagas caso - le digo.

-Ya veo - se pone a pensar - en ese caso la daré una lección que no olvidará - dice Cristina, se convierte en agua y se va.

-¿Qué hacemos?, no podemos dejarla así - dice Luis preocupado.

-¿Cómo se arreglan las cosas en esta serie? - pregunta Félix.

-Se arreglan cuando Ladygug purifica el akuma - le digo.

-Tenemos que ayudar, nosotros somos los únicos que la conocemos.

-Estoy con Luis, y me siento muy orgullosa de que te preocupes tanto por ella - le digo con una sonrisa y él se pone rojo.

-Entonces no hay tiempo que perder - dice Félix.

Nosotros asentimos y nos ponemos en marcha, con mi súper oído puedo saber donde hay gente llorando, y por tanto por donde ha ido Cristina, o bueno Tears of depression como dice llamarse.

Al cruzar una calle escucho lo que podría ser una caja, así que les hago una señal para que me sigan y entramos al edificio, todo esta bastante silencioso, no sé si es porque esta abandonado, o es por el ataque akuma, sea como sea, eso nos favorece, así podemos ir y coger la caja sin ningún problema. Al cabo de unos metros se la puede ver bien clara, en el centro de la habitación levitando.

-Mía - dice Luis.

-No Luis, ahora me toca a mí, recuerda que en la última vez lo hablamos.

-Pero si tú has cogido muchas.

-Perdón - espeto con claro sarcasmo y creo que algo de veneno - pero yo la única caja que he tocado fue la que me tiraste a la cabeza, que no se te olvide.

-Tiene razón - me apoya Félix.

-Pero es mi deseo, y seguro que toca un poder, y vosotros ya tenéis uno - y yo que hasta hace unos minutos estaba orgullosa de él, esta visto que no me dura.

-Ya, pero gracias a tu deseo, nosotros también estamos metidos en esto, y tenemos derecho a también disfrutarlo, dentro de lo que cabe - dice Félix.

-Exactamente - digo de acuerdo con Félix - además tú también tienes un poder, te lo recuerdo - Luis bufa y yo continuo - que tal si lo hacemos a la vez, los tres, y que sea lo que el juego quiera, ¿qué os parece?

-Me parece bien - dice Félix dedicándome una cálida sonrisa.

-De acuerdo - dice Luis no muy convencido, yo ruedo los ojos ante su actitud, y juraría que Félix ha hecho lo mismo que yo.

-Muy bien a la de tres - los tres nos posicionamos cerca de la caja, cada uno en lo que se podría decir que es una cara - a la de una, dos y tres.

Dicho esto los tres tocamos la caja, a lo que yo creo que fue a la vez, la caja como siempre empieza a brillar y dejarme ciega con ese destello, tengo que mirar como evitar eso, una vez que la luz desaparece puedo ver...

¡Menudo deseo! *Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora