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Estoy en frente de algo serio, pues casi no hablo y cuando lo hago: noto en sus rostros que no les gusta para nada lo que les digo… intentan mantenerme aislada tal vez esperan que recuerde... de manera intuitiva, ellos temen inducirme, miden sus palabras al hablar, pero después de pasar por lo que parecía una tortura absurda y sin sentido, Isabel entró a la habitación y el doctor intentó calmarla, le pidió que se retirara, pero esta se alteró más aun y dijo aquello que me despertó de aquel coma:

: Asesina tú, si… tú acabaste con mi vida, me quitaste todo lo que tenía, tú… mataste a Yeremi.

Parecía una fiera salvaje, vi tanto odio en sus ojos como nunca antes, casi llega hasta a mí con sus garras, para ella fue fácil llegar hasta aquí pues como ya saben, ella trabaja en el área de registros, además su madre es la administradora de este hospital. El doctor tuvo que pedir ayuda y sacarla a la fuerza, quedé atónita y recordé...

Ahí fue cuando mi cerebro no quiso procesar esa información, no entendía, mis ojos permanecían abiertos, gritaba:

- : ¡No! ¡No! ¡No!

Mientras mis brazos y pies se movían, los enfermeros intentaron calmarme pero mis ojos no podían ver lo que estaba en frente de mí, solo proyectaban aquella película de terror que yo tuve que presenciar, de la cual yo fui espectadora y Yeremi el actor principal, allí llegó otra de mis tan recurrentes crisis, me retorcí como un gusano en mi cama, mis ojos como proyector: seguían visualizando aquella escena que yo involuntariamente decidí borrar de mi cerebro o al menos eso creí…

Así aconteció después de calmarme y despertar de nuevo, mis ojos proyectaban aquel suceso y volvía de nuevo otra recaída y otra recaída, esto se convirtió en un círculo vicioso... entrando en un proceso al que los doctores denominaron convulsiones, en donde sufría una crisis tras otra de manera repetitiva, pero ¿cómo querer vivir al saber que Yeremi murió por mi culpa?, según el comentario que hiso Isabel. Solo lo veo morir en mis visiones, no sé cómo llegamos hasta ahí, al sufrir cada crisis ellos intentan calmarme, veo los rostros de todos, como sufren al verme así, en medio de cada pataleo deben inyectarme calmantes e inducirme el sueño, según me dicen a veces se asustan al ver que tardo al despertar, temen que no vuelva a levantarme o que quede en un coma del que no pueda salir, en ocasiones tengo momentos de lucidez pero recodar tanto a Yeremi me hace preguntar ¿en dónde estará Robert? ni si quiera lo he visto ninguno de estos días por aquí, aunque odiaría el hecho de que él me viera de esta forma, pero de todas maneras no lo he visto.

¿Acaso él no sabrá en el estado en que me encuentro? Todos quieren que le cuente lo que pasó… Pero al intentar hablar sobre ello me produce otra crisis, temo cerrar mis ojos pues cada vez que lo hago a mi mente llegan recuerdos: cada palabra, cada imagen, cada lugar a donde fui con él. < Es una tortura> prefiero estar aquí que en casa, ni si quiera me atrevería a entrar a mi habitación y como subo las escaleras de mi casa, si al hacerlo sé que ya Yeremi no estará allá aguardando por mí nunca más, trato de mantenerme ocupada para pensar en otra cosa pero no hay mucho en que pensar encerrada en estas cuatro paredes. Sería egoísta no hacerlo, no quiero olvidarlo pero debo continuar; es cruel pero debe hacerlo aunque no quiera debo continuar con mi vida.

Sé que todo esto se me pasará pero en este momento qué he de hacer mientras atravieso por este inmenso dolor que me lleva hasta el abismo, esto me está matando y cada día deseo más la muerte; es mi única opción. Cada día es una pesadilla y aun cuando duermo es peor, odio la noche esta me martiria ¿hasta cuándo seguiré pagando?, ¿que fue aquello tan malo que hice?

Ni si quiera fui capaz de ir a su entierro, después de despertar y preguntarle a Papá “que si era posible que yo pudiera asistir allí”, los médicos me negaron la salida, quise valerme por mi cuenta y desconectarme todos estos estúpidos cables del brazo, y al intentar pararme noté que estaba más débil de la cuenta, quise marcharme para despedirme por última vez, quería ver su rostro, no quiero ser tan egoísta y olvidarlo de mis recuerdos, pero pensar en él, solo me trae recaídas, el doctor me comentó, que “si antes cuando sufría una sola crisis debían internarme para guardar reposo, mucho más ahora debo guardar más pues estoy sufriendo una crisis tras otra”.

El no poder ir a verlo por última vez fue horrible para mí, no me conformaba con verlo solo en mis sueños, no comía, no bebía, vivía a expensas de los sueros que estaban conectados a mí, no escuchaba ni hablaba, y en medio de mis convulsiones me había mordido la lengua en más de una ocasión, necesito una pronta intervención, Mamá llegó justo a tiempo para escuchar mis sollozos llantos, me consoló y aconsejó al igual que siempre ella es la ilusión que me saca del medio del abismo.

Esperando Un Cambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora