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"Querido Ciervo, es increíble que realmente haya alguien que se sienta igual que yo respecto la sexualidad y el mundo que nos rodea. Te sorprenderías de la cantidad de gays que me han hablado, diciéndome que, aunque pueden entenderme, consideran que lo mejor es mantenerse ocultos y seguir la corriente que nos marca la sociedad. Quiero decir, ¿En serio? En otros países pelean por sus derechos y aquí son pocos los que se alzan.

Pero entiendo lo que dices. Es difícil, sobretodo porque ocultamos lo que somos y tenemos que oír cosas que nos duelen y corresponderlas, porque sino te miran raro y te dicen "¿Acaso eres uno de ellos?" con cara de horror. No me ha pasado a mí – los que me conocen no tienen huevos a molestarme –, pero sé de gente que sí, incluso heterosexuales que creen que deberían de dejarnos libres de una vez.

¿Te puedes creer, también, que me han escrito heterosexuales para ofenderme o decirme cosas que, en teoría, deberían consolarme? Te cito lo siguiente, escrito por una chica que dice ser de nuestra universidad:

-Podría ser peor. En Rusia os asesinan, aquí solo os insultamos. Deberíais de estar contentos con el trato.

¿De verdad? Creo que moriré del honor.

Dime, Ciervo, ¿Cuándo y como descubriste que te gustan los hombres? Siendo la única persona sensata que me ha escrito, me gustaría saber de ti y, si eso, algún día, poder ser amigos.

Atentamente, Xiumin."

Con este mensaje en su correo electrónico, y la notificación en su móvil de dicho correo, se levanta Luhan el domingo, con mejor ánimo que el día de ayer. Antes de leerlo, Luhan ha ido al baño, se ha dado una ducha corta pero necesaria y ha desayunado algo, aunque no demasiado. Después, ha leído el mensaje.

Decir que está emocionado por haber sido contestando, es poco. Por fin puede hablar con alguien que lo entiende, sin temor a ser juzgado. Puede ser quién es realmente y decir lo que piensa sobre ciertos temas, algo que ni con Yixing, su mejor amigo, puede hacer.

No le contesta directamente, sino que pasa a hacer cosas más importantes en ese momento como los deberes de la universidad o estudiar para los exámenes que le vienen. Sin embargo, sobre las cuatro de la tarde, cuando ha terminado todo lo relacionado con los estudios, que se pone a contestar la pregunta.

"Yo también quiero conocerte, sobretodo porque es la primera vez que puedo hablar con alguien tan sinceramente sobre mí mismo.

Lo descubrí cuando tenía dieciséis años de edad. Tuve la primera novia en ese entonces, pero apenas duró dos meses. En ese entonces, todos mis amigos ya tenían novia y la mayoría había tenido relaciones sexuales. Yo, sin embargo, había aceptado salir con la primera chica que se me declaró para no ser distinto y poder hablar de sexo como los demás.

Dos meses después, no solo no habíamos tenido nada respecto el sexo, sino que apenas la besé y me resultó asqueroso.

Recuerdo pensar que era raro, que no era como los demás. Busqué tener otra novia pero acabó siendo lo mismo. Resolví mi duda cuando, poco después, comencé a sentir cosas por un chico nuevo. Recuerdo hasta su nombre.

¿Tú? ¿Cómo lo descubriste?"

Luhan recuerda el momento qué descubrió su verdadera sexualidad, así como lo mucho que le dolió saberlo. A sus dieciséis años, ya era consciente de que los gays vivían mal en Corea y que su futuro iba a ser negro si alguien lo sabía. De todos modos, tener un corto romance – su primer romance real – con él, no ayudó demasiado.

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-Henry, ¿No es muy... muy pronto?

-Ni que fueras una mujer -Rió.

Luhan, con apenas dieciséis años, no era realmente consciente de lo importante que es cuidar su cuerpo de los demás, de lo importante de la intimidad con la persona correcta y, ante todo, lo importante que es un "No" firme a tiempo.

-No lo soy -Dijo asustado.

Era aún un adolescente, con toda la vida por delante y sin madurar. No conocía nada sobre las relaciones, mucho menos sobre el sexo, y aquella era su primera vez en la cama con alguien. Encima, Henry tenía experiencia, lo que añadía más nerviosismo aún. Luhan tenía miedo. No quería ser malo en la cama. No quería que Henry lo dejara por frígido. Temores estúpidos, pero digno de su edad.

-Entonces solo déjate llevar, verás como te gusta, te lo prometo. -Henry siguió besando su cuerpo con pasión, mientras Luhan, tenso, intentaba fingir un poco de entusiasmo.

-He-Henry...

-No sabes lo mucho que me pones...

Cuando entró, Luhan retuvo un grito de dolor y las lágrimas cayeron por sus ojos. Soportó todo el tiempo que duró la cópula con Henry, hasta que este acabó dentro de él. Mientras que el mayor estaba demasiado enfocado en su propio placer, Luhan solo había conocido dolor.

-¿Ves? No ha sido para tanto. -Le dijo el mayor. -Las próximas veces sentirás mucho placer, te lo prometo.

Tras la promesa vacía vino un beso. El último beso que le dio después de dejarle una nota, dejándole claro que solo quería su virginidad, que se había aburrido y que no le molestara. Tras eso, Luhan no solo se fortaleció mentalmente, renaciendo de las cenizas de aquel corto amor, sino que tuvo claro una cosa: Nunca más le tomarían el pelo.

Después de Henry vinieron más, Luhan nunca dejó que aquello lo derribara. Era fuerte mentalmente, lloró lo que tuvo que llorar y después demostró a ese hombre que con él nadie jugaba. Siguió su vida, fingiendo quién no era, apropiándose de los rumores de chicas, haciéndolos suyos y creándose una pequeña fama, incierta, para ocultar una homosexualidad que no deseaba sacar.

Maduró, creció y se hizo cada vez más fuerte, pero con la fuerza vino la falsedad, las ansias de libertad y el deseo de algo que no podía tener. Siguió la corriente como todo el mundo, encontrándose con un enorme muro que nunca lo dejaría ser feliz, a no ser que fuera lo suficientemente valiente como para romperlo y seguir, creando su propio camino.

Esa fuerza aún no la había encontrado. Quizás la perdió el mismo día que perdió su virginidad.

Con amor, Luhan - XiuHan / LuMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora