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                Ese día de universidad, Luhan no viene. Minseok ya se lo sabe, así que no le toma por sorpresa entrar a clase y ver que el siempre puntal Luhan no se encuentra. No es lo mismo para los demás que, cuales hienas, no tardan en comentar el nuevo tema de moda mientras sueltan hirientes frases dirigidas a alguien que no está. Son cobardes. Para Minseok, no son más que simples hienas cobardes buscando tapar sus propios defectos. Le dan asco.

El intenta actuar normal, como si el tema no fuera con él. De hecho, no va con él. No para el resto del mundo. Para su suerte, nadie sabe quién es el hombre que acompaña a Luhan en la foto. La gorra de aquel día le ha salvado de sufrir lo mismo. Aunque, ahora que lo piensa, es injusto que Luhan esté pasando por todo esto él solo.

-Quizás Luhan es Xiumin. -Dice alguno. -Nunca pudimos localizar a Xiumin.

-Puede ser. -Ríe otro. -Pero que asco, ¿No?

-¿De verdad a los gays les gusta el fútbol? Pensaba que solo disfrutaban de las muñecas y de poner el culo para presidiarios y fontaneros extranjeros. -Comenta el primero. Minseok rueda los ojos.

-Creo que no le gusta, pero para fingir ser heterosexual se apuntó al club.

Más asco dan ellos. Ellos son asquerosos, de corazón negro y mente enferma. Se dedican a hacer daño a los demás porque no tienen nada mejor que hacer. Son personas falsas, dispuestas a vender a cualquiera con tal de tener un poco de fama.

La gente entra en clase hasta que esta queda completamente llena, pero el asiento que corresponde a Luhan, quién se sienta a su lado, está vacío. Va a estarlo todo el día. Y mañana también. Finalmente, y porque no queda de otra, entra la profesora y todos silencian sus murmullos, dejando el tema para otro momento.

Minseok quiere vomitar.

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Cuando acaban las primeras horas de clase y llega el descanso, Minseok se ve obligado a reunirse con sus compañeros de club. La verdad es que no tiene nada de ganas, pero es lo que toca. Siempre toca. Ya se ve venir todos los comentarios que harán entre ellos buscando que él los continúe. Pero no lo hará.

Cuando llega a la mesa correspondiente, todos le saludan entre abrazos y risas, permitiéndole sentarse tras todos esos saludos. Es el capitán, así que todos buscan caerle bien, incluso si ellos mismos no tienen buenos pensamientos de Minseok. Creen que, si le caen bien, podrán tener un puesto entre los titulares. Já, que incrédulos.

-Capitán, ¿Has oído lo que ha pasado con Luhan? -Le cuestiona Seungri. -¡Es gay! ¡Joder, nos hemos duchado todo este tiempo con un gay!

-Que asco, nos ha visto el culo a todos. -Dice alguien. Minseok no identifica la voz, pues no mira el rostro a ninguno.

-Hoy no ha venido, así que será un tiempo tranquilo en las duchas. Eso sí, yo no me pienso duchar nunca más con él. -Comenta Minho. -A saber lo que podría hacernos a cualquiera.

Un comentario más y la lía. Minseok solo necesita un comentario más para ponerse a gritar como un loco. Vamos, solo uno.

-¿Te imaginas que intente algo con alguno? Ugh...

-¡Se acabó! -Minseok da un fuerte golpe sobre la mesa, llamando la atención de todo el equipo de fútbol que, asustados, lo contemplan. Enfadar al capitán no es algo bueno. -¡O dejan el puto tema ahora o, en el entreno, os hago hacer el doble!

-Pero...

-¡El triple!

Inmediatamente, y porque no desean hacer tanto entrenamiento, se callan. Nadie se atreve a tocar ningún tema, por si no es gusto del capitán y acaban teniendo que entrenar por triple.

Ante el silencio, Minseok suelta un largo pero silencioso suspiro y come. Se siente muy mal por todo lo que va a tener que soportar su novio. Se siente mal porque él también es gay, es el chico que nadie reconoce en la foto, y mientras que su novio se está comiendo todos los insultos, él se mantiene oculto como un cobarde.

"Siempre has sido un cobarde, Minseok. Por eso inventaste a Xiumin, porque no eras capaz de decirle al mundo lo que realmente eres."

Debe decirles a sus padres, maldita sea. Debe hacerlo, pero no se atreve. No es capaz. De solo pensarlo siente su cuerpo temblar, sin encontrar la fuerza que necesita para salir a delante como un valiente. El camino está lleno de espinas venenosas y él no tiene una armadura para soportarlas.

¿Cómo afrontará el futuro si sigue con ese pensamiento? ¿Cómo le amará Luhan si le está dejando solo en esto? Oh dios, ¿Y si Luhan le deja?

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Después de todo un día duro, Minseok va directo a casa de Luhan, en vez de la suya propia, para hablar con él. Sabe que lo va a necesitar a su lado, así que ha ido directo. Después de todo, en un momento así, ¿Quién no querría a alguien a su lado que lo estuviera apoyando? Él, al menos, si lo desearía.

Pica al timbre, esperando que le abra. No tarda en hacerlo, pero Minseok ve el rastro de lágrimas en la cara de Luhan. Algo ha pasado.

-¿Lu Ge?

-Minseok... -Murmura él. -Mis padres... Mis padres han venido.

-¿Tus padres? -Cuestiona. Oh santo dios. -¿Y qué...? ¿Qué ha pasado?

-No... -Intenta decir. -No me quieren volver a ver. -Solloza. -No quieren saber nada de mí, Minseok. Me odian. Dicen que... Dicen que me tienen mucho asco... Que no soy su hijo...

Oh, Dios mío. Minseok corre a abrazar a Luhan, cerrando la puerta con el pie. Luhan corresponde el abrazo, llorando desconsoladamente. Ha perdido a sus padres en medio de todo el revuelo, y todo porque no son capaces de aceptar que tienen un hijo homosexual. Le han hablando como si ser homosexual fuera contagioso, una enfermedad que corrompe el cuerpo hasta la putrefacción.

Minseok sabe que, lo que realmente corrompe hasta la putrefacción es la mente tan cerrada que tiene la sociedad coreana y china.

Están condenados. 

Con amor, Luhan - XiuHan / LuMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora