Capítulo XXIII

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Durante lo que quedaba de descanso estuve hablando con Alex.

Descubrí que tenía 25 años y vivía en Milán, pero que había nacido en este pueblo, donde iba a pasar las vacaciones de verano antes de volver a la ciudad para seguir con su carrera de literatura.

Poco después de hablar sobre algunos de los rincones más bonitos de nuestro pueblo llegó la hora de seguir con la clase, así que tras la insistencia de  Alex por pagar mi almuerzo y darle las gracias fuimos a la pequeña biblioteca donde pasaríamos las otras dos horas que quedaban.

Estuvimos hablando de diferentes autores y sus libros, dimos nuestra opinión e incluso hicimos un pequeño debate sobre alguno de esos libros.

La mañana del curso se me pasó volando y ya estaba deseando que llegara el día siguiente para volver.

Estaba recogiendo mis cosas con calma para esperar que todos abandonaran el aula, no me gustaba el revuelo que se montaba a la hora de salir de los sitios por lo que como siempre había hecho esperé a salir la última.

-¿Vives muy lejos de aquí?-Preguntó la única persona que quedaba por salir, Alex.

-No, tan solo a dos calles, en menos de 10 minutos he llegado.

-Te iba a proponer de llevarte en coche, pero veo que no será necesario...¿o sí?

-No te preocupes, iré andando, gracias de todos modos.-Sonreí.

Silencio.

Terminé de recoger mis cosas y me dispuse a salir cuando la voz del profesor dijo que esperase.

-Si quieres puedo acompañarte aunque sea andando.

-No...hace falta.-Me sonrojé.-No quiero molestarte.

-No me molestas.-Sonrió.

<<¿Por qué insistía en acompañarme? ¿y si era un psicópata que quería averiguar donde vivía para espiarme?>>

-Bueno...-No sabía más que decir.

Por una parte disfrutaba de su compañía, pero le acababa de conocer y era mi profesor...quizá fuera mala idea.

-No tengas miedo, no soy ningún violador ni nada por el estilo. 

-Ya.

-Por favor, déjame acompañarte, simplemente me has caído bien y me gustaría disfrutar de tu compañía un poco más.

Me encogí de hombros y terminé aceptando.

-Dame un momento, recojo mis cosas y nos vamos, ¿vale?

Asentí y esperé a que estuviera listo.

Los dos primeros minutos estuvimos en silencio, él no sé que estaría pensando, pero lucía realmente hermoso, sobre todo su sonrisa.

<<Oriana, ¿qué te pasa? ¿por qué piensas estas cosas?>>

Mis pensamientos parecían bipolares, no quería pensar en nadie más que no fuera Maverick, aunque sabía que él no iba a volver y que debería pasar página de una vez.

A Alex le acababa de conocer, además era mi profesor, ¡mis pensamientos eran como los de una colegiala!

Reí al pensarlo.

-¿De qué te ríes?-Preguntó intrigado mi acompañante.

-De...nada...solo me acordé de un chiste.-Mentí.

-Pues cuéntamelo así me río yo también.

Mis mejillas se encendieron de nuevo.

-Pues...es que...yo soy muy mala para contarlos...suenan mejor en mi mente.

Mi Mejor ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora