No te olvides del día en que nos conocimos, no te olvides del primer momento en que me hablaste. No te olvides de todas esas cosas que me hacen reír, no te olvides de los días que estaba triste y tú me consolaste.
No te olvides de mí.
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MEMORIA
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Un trago era todo lo que Barry había necesitado para terminar borracho. Todo gracias a Cisco y sus inventos; pues quería que su amigo tuviera una buena despedida de soltero y que por un momento se divirtiera. Pero quizás se le había pasado un poco la mano.
El velocista estaba felizmente en el bar, al centro de un grupo de hombros repitiendo de forma graciosa que él era Flash.
—Yo me encargo. —Dijo Joe mientras se levantaba para ir hasta donde estaba el velocista. — Hola, amigo ¿Cómo te sientes?
—Me siento muy bien. —Respondió muy animado. — ¡Porque soy Flash!
Antes de que el velocista siguiera gritando cosas incoherentes Joe se llevó casi arrastrando a la mesa en la Ralph y Cisco se encontraban también. Pero justo cuando se sentaron el ánimo de Barry cambió de forma drástica; un puchero apareció en sus labios.
—Barry, ¿Qué hiciste? —Le preguntó Cisco mirándolo con los ojos entre cerrador.
—Yo... arruiné todo. Tenía una sola tarea, una sola misión. La única de todas que me estaba saliendo bien.
—¿De qué hablas?
—Se suponía que tenía que cuidarla. Era fácil. Ella siempre era madura, sabía tomar decisiones y me ayudaba a cuidarla. A veces incluso que era ella quien cuidaba más de mí. Pero como siempre todo me salió mal y por mi culpa se marchó. Me dejó.
Los que estaban ahí miraron con pena al chico. Así había estado las últimas semanas. Desde lo de Savitar Barry no había vuelto a ver a la chica. Magnus se la había llevado cuando la salvó y pudo ver la decepción en el rostro de Ayleen por lo que había sucedido antes de que se fuera. Después de eso intentó contactarse, pero no hubo respuesta alguna. Caitlin fue quien le dijo a su prometido que ella estaba bien, pues a ella sí le habían respondido.
—Siempre termino perdiendo a todos los que me importan.
(...)
—¡Scott! Ya déjame.
Ayleen corría escaleras abajo, pues el alfa la había estado molestando por un buen rato haciéndole cosquillas. No se había separado de su hermana desde que había vuelto a Beacon Hills.
—Si uno de ustedes rompe algo, se las va a ver con mi furia de mamá no sobrenatural. —Los regañó Melissa una vez que ambos llegaron al piso de abajo.
Entre risa y un par de regaños más por la de cabello rizado; desayunaron juntos y cuando acabaron Scott y Ayleen se fueron a la escuela.
Cuando llegaron ambos sintieron un extraño vacío. Ninguno dijo nada, pero tampoco entendían por qué era. Ayleen se sentía incompleta y no sabía el motivo.
