Signos de amor [ZODIACO Yaoi/Gay]

🌟Décimo noveno signo🌟

Tremenda novedad: geipad y sus geifallos la hicieron de nuevo. A gente no le aparecía el capítulo so, esperando que se solucione, vuelvo a publicarlo. Lamento las molestias :(

Las manecillas del reloj se mueven con suma lentitud mientras Géminis las mira avanzar, casi dormido, con las manos sobre su vientre lleno. En su cuarto suena a veces un sorbeteo lastimero de mocos, pero ya se terminó acostumbrando, y era irrelevante. De vez en cuando tarareaba alguna canción al azar, pero se aburría con rapidez y lo dejaba.

5:48

¿Por qué no venía Tauro?

Se lo había estado preguntando desde el domingo, ¡no!, el sábado, y cada vez que lo recordaba (¿siempre?) se deprimía lentamente hasta que, ¡claro!, recordaba el enfado que le provocó enterarse de que el amor de su vida no era virgen.

¡Qué rabia!

Entonces el signo de los gemelos inflaba las mejillas hasta provocarse dolor y, ofendido, le daba la espalda a un imaginario Tauro a la par que se abrazaba a su dakimakura de Steve, de Minecraft y, siendo sinceros, se entristecía un poco porque, ¡menudo tonto!, sabía que extrañaba mucho a Tauro.

¡Pero él no iba a ser el primero en torcer el brazo! Básicamente, porque no había derecho.

Sintió un pinchazo en el estómago e hizo un mohín. Tauro le compraría un té en la cafetería si se enteraba que estaba enfermo (suponiendo así fuera). Aunque, bueno... Géminis le obligaría a hacerlo, más que un acto de propia voluntad del toro.

—¿Debería ir a hacer gala de mi bella presencia, Piscis?

Piscis siguió llorando.

Lo miró de reojo, con pena, y no fingida. El pez era un llorón de excelencia (bah, Géminis igual...) pero ya se había pasado, o mejor dicho inundado, tres pueblos con las lágrimas que no dejaban de salir de sus hinchados ojos. Su dolor era real a un punto tan extremo que el pelianaranjado, de solo escucharlo, se aguantaba las ganas de romper a llorar y abrazar al castaño mientras lagrimeaban las penurias.

Jodido Escorpio. A ese paso Piscis iba a acabar con la población de papel higiénico y pañuelitos de la tierra, porque Cáncer le dejaba cinco rollos diarios y no sobraba ni uno.

¿Amar dolía tanto? Sus juegos ratas no le habían enseñado eso.

"No, no es amar" le dijo entonces su inexplorado lado inteligente "es ser dejado".

La garganta se le hizo un nudo ante la incipiente idea de él verse en la situación del signo agua. Que Tauro lo deje.

—Bah, es imposible que Tauro me deje.

Pero Tauro no había mostrado señales de arrepentimiento en cinco días.

Casi como impulsado por una sobrecarga eléctrica, se recompuso tan rápidamente que se mareó. Pese a ello, caminó y abrió la puerta dispuesto a salir a la intemperie. Entonces se devolvió porque llevaba sus pantuflas de conejo y la verdad, no le gustaría sufrir bullying en el instituto por ese pequeño detalle. Ya puesto en sus cómodas zapatillas deportivas (rosas, por un error de encargo) echó a correr a la habitación de Tauro.

—¡TAURO!—abrió de golpe y porrazo la puerta ajena, casi decapitando a Escorpio, que acababa de salir del baño—... ¿Está Taurito...?

—No—el pelinegro secó su rostro en la toalla que llevaba en la mano. Géminis, con el estómago hecho un puño, notó que éste tenía también los ojos irritados. ¿Por qué, entonces, no volvía con Piscis?—. Y no sé dónde está.

—Ah, vale.

—¿Vienes a hacer las paces?

Forzó una sonrisa, porque no le gustaba el triste ambiente—. ¡Algo así!