Signos de amor [ZODIACO Yaoi/Gay]

🌟Séptimo signo🌟

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Aquél día domingo Acuario despertó justo en el momento en que las lágrimas de Virgo se derramaban de sus ojos luego de que él lo rechazara, como había pasado. La única diferencia era que, pues, estaba soñando y, además, sonaba Carmina Burana de fondo cuando Virgo le abofeteó. Entonces cuando el signo de tierra se iba se escuchaba Moonlight sonata, el primer movimiento, y el signo de aire no podía hablar. Su yo de casi una semana después quería gritarle al rubio que se detuviera, que era mentira, que también le gustaba. Entonces veía todo desde otro ángulo: Virgo se marchaba llorando.

Y luego despertó.

Llevó las manos a sus ojos para frotarlos, mas las retiró al notar que él mismo estaba llorando. Tomó una bocanada de aire:

—No te vayas—susurró a la nada, con los ronquidos del dichoso en el amor Sagitario de fondo. Con las sábanas se secó el rostro y miró fuera de la ventana. Estaba nublado y el vidrio cubierto por escarcha. El frío le había entumecido los brazos, que estaban al descubierto.

Suspiró.

Eso no podía seguir así.

Se incorporó, duchó y vistió rápidamente. No tenía dónde ir, qué hacer. El desayuno lo servían después y, había que admitir, ya no tenía apetito esos días. Así pues, tomó su juego de llaves y cerró la puerta suavemente luego de salir.

Las ventanas del pasillo estaban cubiertas con un poco de escarcha (como en su cuarto) y, junto a lo encapotado del día, le daba a todo un aspecto deprimente que le venía ni que pintado a sus sentimientos. Así pues, para darle un poco más de aire sad a su mañana, sacó sus audífonos y colocó música. Música sad.

Caminó hasta las escaleras. Bajó y salió al patio. Su respiración formaba vaho que él se dedicaba a contemplar.

Entonces lo vio.

La casi inexistente luz del sol que se filtraba entre las abundantes nubes volvían su cabello como un rubio cenizo, donde casi el primero ni se notaba. Como si le estrujaran el corazón, se enterneció con la pequeña y respingona nariz del signo tierra roja por el frío y cómo sus labios, pese a la distancia, se veían secos por respirar por la boca. Estaba radiante, aun con una bolsa de basura en la mano y una escoba.

"Ah, hoy le toca barrer las canchas" pensó lógicamente. A un par de metros se divisaba a Tauro que bailaba uno de esos pasos virales de internet. Entendía el por qué de las carcajadas de Virgo, que le llegaban a los oídos notificándole que su música triste ya había acabado.

Virgo había engordado un poco y aun así se veía magnífico. Quería ir y apachurrarle entre sus brazos buscando calor, caricias y esa sonrisa que por imbécil había hecho flaquear.

Pero no podía. No tenía derecho. Era Acuario-la-cago-siempre, y ahora que Virgo volvía a rehacer la vida con gente que valía la pena él no podía ir y entrometerse por tercera vez.

Se tragó el nudo en la garganta que se le había formado y dio media vuelta, dispuesto a aliviar su corazón con algo, cualquier cosa, que lo distrajera.