Signos de amor [ZODIACO Yaoi/Gay]

🌟Décimo séptimo signo🌟

Qué raro, me sale en borrador esta parte así que la publico de nuevo. Si hay guiones cortos es wea del geipad xd

Aprovechando la tarde, Leo se había pegado una deliciosa siesta. Y despertó de mejor forma, o algo así: algo blando, suave y esponjoso se sentó sobre su vientre. Lo interpretó como un gato y quiso dejarlo estar, pero dicho gato le robó un beso y entonces abrió los ojos.

—¿Cáncer...?—preguntó sorprendido. Pues sí, era su novio: sentado sobre su regazo y mordiéndose el labio.

—Buenas tardes—fue su respuesta, a la par que meneaba las caderas suavemente. ¿Ya se había recuperado del dolor? Mierda, se sentía muy bien...—. ¿Dormiste bien?

Embobado, asintió. ¿Es que Cáncer nunca se cansaba de sorprenderlo? El cangrejo contaba con una iniciativa increíble, ya entrados en confianza. ¿Quién pensaría que el tímido rubio de agua sería quien en ese momento lo estaba seduciendo? Le quería dar, y muy fuert-

—Espera—lo apartó con un brazo, tragando saliva—. ¡Está mal! ¡Hace poco te morías por el dolor a las caderas!

—¿Y qué?—se mofó, riendo con sorna—. Leo tontito, ¡ya estoy bien! Hagámoslo de nuevo, ¿sí?

Su entrepierna chillaba que sí, pero dejar a Cáncer con dolores nuevamente...

—No, ¡de verdad que no!—se sentó e intentó bajar al chico de sobre él—. Los exámenes empiezan el lunes, ¡y tienes que estar bien dispuesto!

Era como el regaño de una madre preocupada, y no esperaba que su novio se lo tomase para mal. Aun así, ocurrió: los ojos de Cáncer se llenaron muy rápido de lágrimas y Leo, estupefacto, se lo quedó mirando con su ya típica expresión de desconcierto.

—¿Te duele algo?—preguntó finalmente. No tenía el don de su pareja, el de consolar bien a la gente, en definitiva—. Bebé...

—¡¿Fui muy malo la otra vez?!—el más bajo se tapó el rostro con el brazo y siguió llorando. ¿Qué estaba mal? ¡¿Leo seguía soñando?! Tocó su brazo en un vano intento de reconfortarlo. Cáncer lo apartó de un manotazo—. ¡No me respondas! ¡Sé que soy primerizo, pero no tienes que negarme así!

Parpadeó.

—Esto...

—¡Quizás las otras chicas, o chicos, o qué se yo, eran mejores, pero yo de verdad te quiero!—continuó. Situación mala, y aun así el corazón del león dio un ligero brinco. Esas eran lindas palabras—. ¡Y me gusto sentir tu pene dentro de mí!—volvió a parpadear.

—A-A mí también...

Cáncer lo miró directamente, ahora enfadado—. ¡Entonces hagámoslo!

—P-Pero luego te va a doler...

—¡No me interesa!—y se sumió en la ardua tarea de desabrocharle el cinturón. Él seguía estupefacto y solo cuando Cáncer bajó la bragueta, reaccionó a nuevamente, apartarlo—. ¡¿Y ahora qué?!

¡Le estaba gritando! ¡Se estaba volviendo rebelde!

—Uf—llevó su mano a la frente—. Es que me empecé a sentir enfermo, y de verdad no quiero contagiarte...—esperó haber invocado el instinto maternal, siempre fuerte, de su novio. Nuevamente se equivocó: Cáncer le pegó una temblorosa y muy débil bofetada, otra vez llorando.

Como algunas chicas con la menstruación que Leo conocía. Especialmente su mamá.

—¡¿Te enfermaste porque lo harás conmigo?!—negó con cabeza y manos y, de forma más efectiva, lo besó. El signo agua ronroneó a gusto y se dejó mimar por un par de minutos (siempre con la mano sobre la entrepierna ajena), exigiendo más besos cada vez que Leo osaba detenerse, acariciando su cabello con una ligera sonrisa en los labios. Cuando finalmente se separaron, el leonino lo miró por largos segundos: el chico que tenía en frente se veía más estable. Se atrevió a preguntar: