Tras una serie de pasos de vuelta a casa y acomodar a nuestros dos pequeños, optamos por ir a la cama inmediatamente, ambos estábamos agotados de la noche anterior, a pesar de tener casi cincuenta continuábamos nuestra vida sexual lo más activa que ambos pudiéramos, disfrutábamos mucho aquel acto de intimidad en la cama en donde su cuerpo se fusionaba con el mío, aún seguía siendo realmente especial y agradecía a dios realmente que pudiéramos continuar con ello por el resto de nuestras vidas juntos, pues estaba más que seguro que en esta ocasión, en esta otra oportunidad que la vida nos daba podríamos mantenernos juntos en las buenas y en las malas lejos de los prejuicios del mundo, de que se vería bien o mal para la sociedad, pues ambos sabíamos que no importaba cuanto cambiaran los tiempos siendo ambos hombres nadie nos dejaría vivir en paz, aunque estando en este refugio fuera del alcance de la sociedad me siento seguro y confiado de que esta vez podremos quedarnos así hasta el final.
Vitya seguía teniendo la costumbre de dormir sin ningún tipo de ropa al menos que fueran sus calzoncillos, no importaba el frio o calor que hiciera se negaba a usar algún otro tipo de pijama, y para mí al final estaba bien, él era así y no habría forma de cambiarlo y no lo intentaría pues su forma de ser fue lo que me enamoro y enamora a cada momento de nuestras vidas. Di un gran suspiro al verle acomodarse al lado de su cama de la misma manera que siempre, acostado boca abajo viendo hacia la puerta de nuestro baño esperando a que saliera y adularme diciendo lo hermoso o lindo que se veía tal ropa para dormir, era un adulador compulsivo pero no estaba nada mal, yo a cada momento que sus labios pronunciaban las mismas palabras mis mejillas se pintaban de un rojo un tanto intenso y de esa manera permanecía incluso después de estar bajo las frazadas sintiendo su piel con parte de la mía que no estaba del todo cubierta, era agradable verle mientras mis ojos se cerraban pidiendo a dios que me dejara disfrutar de su compañía un día mas, tan solo un día más. Él se ponía a contar cada nueva cana que aparecía entre mis cabellos azabaches, siempre decía que sería triste que mi pelo cambiara de color porque lo amaba tal y como era pero sabía que en lo profundo de su ser estaba tan emocionado como yo que tomara el mismo color que el del porqué de esa manera seria como ambos contábamos el tiempo que estábamos juntos. La noche siempre nos traía el cantar de los grillos a al pie de la ventana mientras la luna se asomaba de la misma manera curioseando sobre lo que nos encontraríamos haciendo en esa cama matrimonial y las estrellas serán sus confidentes, nuestras confidentes de este amor puro y sincero, mis ojos me pesaban tanto que mi respiración se hacía más lenta y lo último que veía antes de dormirme, era esa hermosa sonrisa con aquellos labios rozados...si rozados y delicados.
A primera hora de la mañana me puse en pie sin despertarle y tratando de moverle lo menos que pudiera hacerlo, se veía muy cómodo en la cama y no quería despertarle, estaba bien que descansara y despertara hasta que su cuerpo se hartara y le diera la orden de pararse, eso o que le diera hambre a él y a los cachorros que al igual que el parecían tener sueños placidos. Antes de salir me cambie de ropa, unos vaqueros y una chaqueta lo más cálida que pudiera, el lugar donde vivíamos era frio durante las mañanas debido a la cercanía que teníamos con el lago que atravesaba cerca del pequeño pueblo a donde debía acudir para mi chequeo médico, había dejado con anterioridad algo de fruta picada y una nota corta para vitya, para que de esa manera no se preocupara y se quedara completamente tranquilo en casa.
Camine tan solo uno pocos metros hasta salir a una pequeña carretera que conectaba aquel poblado con la ciudad y con ello nuestra cabaña, cada una en sentido opuesto a la otra, esperaría tan solo un poco a que pasara una carreta o una camioneta de pasajeros para ir a la consulta, seria pesado ir caminando pues a pesar de estar conectado con un lago nuestro hogar con el pueblo, me era imposible remar por mi cuenta aquella pequeña lancha de madera de pino que vitya había comprado a un carpintero, no se trataba de que me diera miedo o algo así, pero mi coordinación para ello no era la mejor y lo averiguamos ese mismo día en que la llevamos al lago para regresar de unas compras, vitya había mencionado que sería divertido que yo remara mientras el sostenía a Laika y a Zuka porque de alguna manera a esos dos les encantaba ponerse a nadar en medio del lago y no era tiempo para ello, el agua comenzaba a ser helada en ese tiempo porque el invierno estaba a punto de llegar de nuevo despidiendo al otoño. Reme un poco o eso había pensado yo pero la realidad era que no hacía más que dar vueltas en círculo en medio de lago, como cuando una mosca caía en la taza de café y se agarraba a dar vueltas y vueltas tratando de llegar a la orilla, desde entonces vitya se la paso molestándome con aquello que decidí que siempre que fuera a ir al pueblo seria en el camión de pasajeros como lo hicimos en los primeros dos años de nuestra estancia en la cabaña.
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New Game // Victurii
FanfictionDespués del gran prix y de haber ganado el oro, Katsuki Yuri regresa a su hogar, después de incidente ocurrido al final de la competencia en donde anuncia su retiro del patinaje. Durante algún tiempo se aisla de todos aquellos que conoció incluye...