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Capitulo 17

C A P Í T U L O 17

Empezar en un mes.

Al otro día y sin haber dormido prácticamente nada, me levanté a las 5:30 de la mañana. Me puse ropa de deporte y decidida a hacer eso que hacía siempre que estaba de bajón y despejarme, salí a correr.

Me coloqué los auriculares con la música a tope y fuí al parque. A las 8 ya estaba de vuelta en el hotel.

De mejor ánimo y lista para decir basta de una vez, decido llamar a Anna antes de que llegue Samuel, pero justo cuando cruzo el pasillo lo veo en mi puerta, apoyado, esperándome.

—Porfin, pensé que te habías arrepentido. Te he mandado muchos mensajes— me dice levantándose del suelo.

—Perdona, salí a correr al parque—le digo

—Genial, ¿lista?

—Si. Me doy una ducha rápida, me visto y nos vamos—le digo

—Perfecto. Te espero abajo, Jo—me dice con una sonrisa.

—Gracias—le devuelvo la sonrisa

Entro a mi habitación y rápidamente me ducho y cojo lo primero que pillo, no quiero hacer esperar mucho a Samuel. Cojo mis maletas y salgo de la habitación en donde llevo una semana y a la que no quiero volver. Esa en donde he derramado mil lágrimas por estupida y que no pienso volver a derramar más. Estoy decidida a cortar esto de una vez, no voy a sacrificar mi bienestar por una carrera.

Subo al ascensor lo más rápido posible y bajo a recepción.

—Debiste haberme llamado para ayudarte—dice Samuel nada más verme.

—Ya haces mucho por mi—le digo

—Anda dame—dice cogiéndome las maletas de las manos.

Me acerco a recepción, entrego las llaves de la habitación y pago los dos últimos días que me quedaban por pagar.

Llegué al apartamento en menos de 20 minutos.

—Muchísimas gracias Samuel—le digo mientras me ayuda a subir las maletas.

Llegamos y eran cerca de las 9:30 de la mañana y ahí estuvimos hablando hasta las 11, cuando una llamada proveniente de mi teléfono interrumpió nuestra conversación.

—¿Si?—contesto sin ni si quiera mirar el número que me llamaba.

—Jo—dice una voz ida y lejana

—Soy yo—digo sin entender nada.

Separo un poco el teléfono de mi oído y miró el nombre de la persona: Hero.

—Perdóname—dice esa voz de nuevo.

—¿Hero?¿Estas bien?—digo preocupada.

—Perdóname—dice de nuevo.

Termino por colgar después de repetir esa misma palabra unas cinco veces. Su voz era distante, y se escuchaba muy despacio, ¿estaría borracho? No debería importarme, pero la verdad es que si me importa. Ahora estoy preocupada, aunque no debería, el mismo me dijo que no quería saber nada de mi y yo le dije lo mismo. No se, si quiera porque terminó llamándome, Pero lo tengo claro; tengo que alejarme y para ello tiene que dejar de importarme.

—¿Pasa algo, Jo?—dice Samuel al colgar el teléfono.

—Era Hero...—le digo

—¿Hero?—pregunta confundido.