Capitulo 18

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C A P Í T U L O 18

Lanzarme un cubo de agua fría.

Hero  Fiennes.

Ese día y después de haber perdido totalmente mi dignidad pidiéndole perdón a Josephine cuando ella fue la que empezó este jaleo. Llego al hotel a las 6:15 de la tarde con un fuerte dolor de cabeza. Para acabar llego tambaleándome, aún tenía el whiskey recorriendo mi sangre. Por cada golpe que me daba contra la pared de camino a mi habitación, la cabeza me daba más bombo.

Logré llegar unos segundos después, pero como era de esperar antes quería ir a mi habitación, fui a la de Josephine, así todo y tambaleándome llegué y toqué su puerta.

Una y otra vez volví a tocar unas cuantas veces, pero no me abría. Por lo tanto y no raro en mi, terminé gritando.

—Joderrr, ábreme la puerta.

—Se que estás, rubia por favor.

Seguí así unos cuantos minutos hasta que la mujer de enfrente salió a llamarme la atención por los gritos y los portazos.

—Agradecería que dejarás de llamar de esa manera—dice la mujer con burla.

—Perdone, estoy buscando a alguien—digo yo con la voz a cámara lenta debido al poco alcohol que aún recorría mi cuerpo.

—Si es a la jovencita rubia que antes se hospedaba en esa habitación. Se ha ido—me dice la mujer tranquila.

—¿Como que se ha ido?—digo empezando a ponerme tenso.

—Si cogió sus maletas esta mañana y se fue—dice mientras yo la oigo a lo lejos, ya que ya estoy en frente de la puerta de mi habitación.

Se ha ido. Joder se ha ido, pero... ¿a donde? Cojo mi teléfono dispuesto a llamarla y que me diga donde está, más bajo no puede caer mi orgullo así que por un poco más no pasará nada, es esto o perderla y la última no es una opción ahora.

Cojo el móvil y veo dos llamadas perdidas pero no de Jo si no de Samuel. Veo la hora y es justo después de la llamada que yo le hice a mi rubia, borracho. La sangre empezó a hervirme solo de pensar que podrían haber estado juntos, o peor que seguían juntos.

Sea como sea, el seguramente sabía donde estaba y tendría que decírmelo.

¿Donde está?—digo nada más escuchar que se descuelga el teléfono.

—¿Donde está quien?—dice disimulando. Como si el no lo supiera, o posiblemente no esté mintiendo y no sepa de que le hablo.

—Sabes bien. ¿Donde está Josephine?—le pregunto directo y sin rodeos.

—Veo que aún te queda algo de la borrachera de anoche, amigo—dice riéndose

—No estoy para juegos—le digo serio.

—¿Es por ella?—pregunta.

—Es por ella, ¿que?—digo sin saber a qué viene esa pregunta.

—Por lo que has bebido—dice afirmando lo evidente.
—No—miento. Y no porque no confíe en él, al final es mi mejor amigo, sino porque tampoco quiero hablar del tema.

—Ya, claro—dice sin creérselo. Es un tío listo.

—Me puedes decir donde está—le digo bajando el tono de voz a mas calmado a ver si así me lo dice.

—Llámala y pregúntale tú

—No

—Pues yo no tengo porque decírtelo. Si ella no quiere que sepas donde está, yo no me voy a meter—dice sacándome de quicio.

—Hemos discutido ¿vale?—le digo intentando sacar su lado sensible—Solo quiero hablar y disculparme.

—Claro, ¿como esta mañana? Crees que emborracharte y llamarla pidiéndole perdón va a cambiar algo Hero—dios, sabía que estaba con ella.

—¿Y tú? ¿Que pretendes con ella?—pregunto posiblemente celoso.

—No creo que eso sea lo importante. No eres un adolescente, eres un adulto compórtate como lo que eres. —me dice dándome un baño de realidad, como si me hubieran tirado un cubo de agua fría.

Después y antes de que empezara con sus consejos como si fuera mi padre, le cuelgo el teléfono.

Me recuesto en la cama con los brazos extendidos y con la mirada perdida en el techo de la habitación del hotel. Me paso unas cuantas horas admirándolo y pensando en donde podría estar y que estaría haciendo ahora Josephine hasta que me quedo dormido.

A las horas un mensaje de texto me despierta.

ANNA
Hero, Hola. Las grabaciones se retrasan un mes por problemas en producción.

Genial. La verdad no me extrañaría que fuera mentira y que Jo hubiera hablado con Anna para no tener que verme y dejar tiempo. Pero no me hacía bien pensar que ella no quería verme y creyendo ciegamente en las palabras de Anna, volví a quedarme dormido.

Su piel y la mía se tocaban como electricidad. Ella es perfecta para mi, cuando su boca está cerca de la mía, cuando tengo su respiración intensa justo delante de mi, mientras siento su pulso acelerado cerca del mío. Sus labios y los míos encajaban perfectamente como piezas de puzzles, y estoy totalmente seguro que ella es la media naranja que no estaba buscado pero que he encontrado y ahora no quiero soltarla.

—PATETICA—le dije sin tacto.

—CAPULLOO—decía Josephine mientras me iba como un cobarde.

—Perdóname—borracho y solo decía a través de una pantalla.

—Ojalá nunca te hubiera conocido—sus palabras eran como cuchillos, y aunque yo sabía que eso no lo sentía, me dolía.

—Si ella no quiere que sepas donde está, yo no tengo porque decírtelo—las palabras de Samuel se repetían.

—Eres un adulto compórtate como lo que eres—cada una de esas palabras provenientes de mi amigo se metían dentro de mi cabeza.

—Se retrasan las grabaciones—Anna nunca pudo ser más clara.

Asi vivía cada noche en mis sueños repitiéndose cada una de esas palabras, una y otra vez. Venían, se iban y volvían. Mi mente no dejaba de pensar en ella, en sus palabras y en la forma en la que me hace sentir cuando está cerca mío.

Día tras día, noche tras noche y con el tiempo en mi contra estuve un mes sin saber nada de ella. La llamaba pero no me contestaba, le escribía pero me dejaba en leído y para terminar ni Anna ni Samuel, ni nadie quería decirme nada sobre ella.

BEFORE || [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora