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Capitulo 29

C A P Í T U L O 29

Te quiero.

Al día siguiente estaba totalmente decidida a cortar con James, pero antes hablaría con Hero. Aún no tenía claro cómo cortaría con él, pero si sabía que tendría que ser hoy.

Basta de mentiras.

Me vestí, cogí las llaves y cuando iba a salir, James se despertó.

—¿Preciosa?—dice levantándose del sillón.

—Ahora vuelvo—digo nerviosa.

—Espera—me dice

Me paro en seco para darme la vuelta y mirarlo.

—Quiero que hablemos—añade

—¿Podemos hablar después?—pregunto

—¿Vas a verlo?—me pregunta desprevenida.

Esa pregunta me pilló desprevenida. Justo la única pregunta que no hubiera esperado que saliera de su boca y menos en este momento.

—¿Que?—no se me ocurre que más decir.

—Ya sabes a qué me refiero, Jo—dice con voz suave como decepcionado.

—Yo...—empiezo a decir nerviosa

Vale, estaba totalmente sin palabras. Y aunque no tenía claro cómo reaccionar, lo vi como una oportunidad para decirlo todo de una vez, pero ¿como? ¿Cual es la mejor manera de dejar a alguien sin herir sus sentimientos?

—No hace falta que me digas nada. Vete—dice volviendo a acostarse en el sofá.

Dejo mi bolso en el suelo y me acerco a donde está. Ya está, se lo voy a decir. Todo. Mi cabeza está totalmente en blanco, pero intento hacer mi mayor esfuerzo en buscar las palabras adecuadas.

—Yo...—busco el valor para hablar con sinceridad—Yo no quiero hacerte daño.

—Tienes una manera muy extraña de no querer hacer daño, Jo—me dice siendo duro y sin mirarme.

Sus preguntas, sus respuestas y su mirada dura, distante y cortante me hizo preguntar.

—¿Ya lo sabias?— me pongo de rodillas al lado del sillón para estar a su altura.

—Saber que? ¿Que me engañabas?—dice con ironía—Me lo imaginaba, te conozco más de lo que crees y hay cosas que no se pueden disimular—añade

Yo soy incapaz de decir nada. Así que me quedo callada ante su expresión fría y distante. Jamás lo había visto así, al menos conmigo. Era como si hubiera levantado un enorme muro entre ambos, un muro irrompible, un horrible muro construido por la ¿decepción?

—Me hubiera gustado que hubieras sido sincera—dice cortando el silencio.

—¿Estás enfadado?—pregunto cogiéndole la mano, pero él enseguida la aparta.

—No. No me puedo enfadar porque no me quieras, pero pensé que serías honesta conmigo. Pensé que me valorabas un poco.

—Por supuesto que te valoro, James—digo casi en un susurro.

Lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, pero con fuerza me mordí el labio inferior e intenté pararlas. Me merecía sus palabras y yo no tenía derecho a hacerle sentir mal con mis lágrimas, no tenía derecho a despertar lástima o pena en él. No en este momento.

—Pues joder. Bonita forma de demostrarlo—me dice aun mirarme, con la mirada perdida a la pared y juro que me está matando.

—No tengo derecho a pedirte perdón por esto—digo sin poder decir otra cosa.