Capítulo 13

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Sentí mi corazón desbocarse y mi cabeza llenarse de dudas. ¿Qué? ¿Yo?

Se acercó más a mí y con su mano libre acarició mi rostro. Como dije antes, ahora no tiene esa apariencia siniestra de ayer, ahora parece normal.

- Tú eres algo bueno y .. -dijo y dejó de hablar.

- ¿Y qué? -pregunté necesitando saber más.

- Y tú estás..

-Señores clientes lamentamos interrumpir sus compras pero les informamos que deben dejar el centro comercial en menos de diez minutos debido a que éste cerrará sus puertas -dijo la fría voz de la operadora interrumpiéndolo.

- Será mejor que nos vayamos antes de que nos quedemos aquí dentro y me obligues a comprar más ropa -me dijo divertido y comenzó a caminar.

- Claro que sí -dije por lo bajo antes de caminar tras él.

Tomamos un taxi para llegar más rápido, teníamos demasiadas bolsas como para ir caminando. Aunque conociéndole a él les diría que es capaz de hacer algo para que no sean tantas bolsas y luego encontrarlas mágicamente en casa. Es extraño decir casa, suena mucho a "nuestra" casa.

Media hora después llegamos al departamento.

- Ahora que estoy pensando ¿en qué momento hiciste el acuerdo con Dios? -le pregunté y se giró a verme.

- Fácil, mientras dormías fui a verlo.

- ¿Qué le dijiste?

Me saqué los zapatos los cuales me estaban matando y él se quitó las zapatillas para al mismo tiempo tirarnos ambos al sillón agotados.

- Bueno llegué, estaba realmente sorprendido de verme ya que hace mucho que no subo a verlo, la luz del cielo me hace daño a los ojos. Empezamos a hablar, tomamos un poco de vino y luego empezamos a jugar al ajedrez y como casi nunca, le gané ¿puedes creerlo?

- ¿Por qué se te ocurrió hacer eso?

- ¿Qué cosa?

- El acuerdo -le dije y clavó su mirada en la mía suspirando levemente.

- Mi hermana vino a verme -dijo y lo miré bien.

- ¿Tú hermana? ¿Eso quiere decir que la muerte estuvo aquí en mi casa? -dije aterrada.

- Sí pero tranquila. Aaliyah es inofensiva cuando no está en horas de trabajo y no es siniestra y esas cosas. Te sorprendería lo linda que es, lo único es que hace un poco más de frío cuando ella está.

- ¿Y qué te dijo? -le pregunté pero no me contestó nada.

Tomé el control y prendí la tele frustrada.  Estaban dando Titanic, Rose y Jack estaban en el agua helada.

- Esa fue una de las tantas veces que Aaliyah se llevó más de una vida al mismo tiempo y en un mismo lugar -me dijo.

Lo miré e hizo un gesto para que me acercara a él, le hice caso y me acurrucó contra su pecho, envolviéndome con sus brazos. Apoyé mi cabeza en su pecho y aspiré el aroma de su perfume.

- ¿Aún no sabes lo que quieres por tú alma? -me preguntó y sin alejarme de sus brazos me moví para mirarlo a los ojos.

- No, aún no -le dije y con una de sus manos acarició mi pelo.

- ¿Sabes? Me gusta mucho estar contigo.

- A mi también, me encanta estar contigo.

Juro que en cualquier momento iba a besarlo, era algo que ya no podía controlar más. Se inclinó hacia abajo, hacia mí. Cerré los ojos levemente esperando aquello.

El maldito teléfono empezó a sonar. Abrí los ojos y Paulo se alejó con un gruñido. Me puse de pie y fui a contestar.

- ¿Hola?

- Hola Lauren

- ¡Tyler! ¿Cómo estás?

- Bien, bien. Te he echado de menos.

- Yo también -dije enternecida- ¿Cómo te ha ido en Londres?

- Bien pero nada cómo estar en casa.

- Me lo imagino -le dije y me giré a buscar a Paulo, no estaba en el salón. ¿Dónde diablos estaba?

- Oye ¿te gustaría ir a cenar mañana? -me preguntó.

Extrañada por no encontrar a Paulo me giré para mirar al frente. Salté levemente al verlo tan cerca de mi rostro y con el semblante serio.

- ¿Mañana?

- ¿Puedes? -me dijo y la respiración de Paulo se hizo densa.

- Mmm no lo sé, tengo que mirar mi agenda -le dije nerviosa- Déjame revisarlo y te llamo.

- Claro -dijo él.

- Te llamo luego entonces Tyler -dije nerviosa.

- Está bien, adiós bonita.

- Adiós -me despedí y colgué.

Sin dejar de mirarle a los ojos retrocedí levemente pero él comenzó a acercarse. Mis pies no podían detenerse, me estaba asustando. Desde que lo conocí nunca me dio miedo del todo pero en este momento, estaba aterrada.

Boy of hell | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora