- Paulo, tú no puedes hacer eso.
- ¿A no? ¿Quién va a impedírmelo? ¿Tú? No lo creo.
Tomé con algo de furia lo que estaba buscando y sin seguir dando vueltas desaparecí de allí.
Ellos dormían, siempre lo hacían cuando yo no estaba. Y ellos iban a hacer todo lo que yo tenía pensado que hicieran. Siempre fueron mis compañeros y ahora se que de algún modo ellos me quieren.
- ¡Arriba perezosos! -dije elevando mi voz.
Todos abrieron sus ojos y rápidamente quisieron atacarme pero colocando mi mano frente a ellos, no lo hicieron.
- Muchachos hoy no estoy para juegos.
Uno de ellos abrió sus gigantescas y negras alas para lanzar un horrible chillido, esperé a que terminara.
- Deja ya de quejarte Milias, tengo algo para ustedes -le dije sonriendo levemente.
Comencé a escuchar lo que tanto me gustaba escuchar: gritos, desesperación, desgracia, miedo, dolor, sufrimiento.... Todo eso que alimentaba mi oscura alma, pero de repente, eso no causó nada en mí.
Nada, lo único que quería era que Lauren estuviera bien y que él la dejara vivir, a ella y a mi hijo.
De golpe Aaliyah apareció frente a mí.
- Tú no quieres esto Paulo, lo único que quieres es que ella esté bien, pero se que no quieres destruir el mundo -me dijo y reí irónicamente.
- Tú no sabes nada Aaliyah, nada -le dije. Se acercó más a mí y de sentó a mi lado.
- Se que la amas.
- Yo no puedo sentir eso, porque eso es una mierda -dije enojado.
- Sólo debes escuchar a tú corazón y verás que algo se te ocurrirá -dijo y desapareció.
Tal vez ella tenga razón, tal vez sólo deba ir y rogárselo. Ir y negociar ¡eso es! Tengo que negociar con él.
Llegué a ese lugar y como tantas veces esa maldita luz lastimó mis ojos. La puerta estaba abierta y allí la vi a ella, estaba acostada en la cama con los ojos cerrados y las manos sobre su vientre. No había nadie en la habitación por lo que comencé a acercarme a ella.
Cuando estuve lo bastante cerca estiré mi mano y toqué la suya, estaba fría.- Tú no tienes la culpa Paulo, ella quiso esto -me habló él y giré a verlo.
- Por lo que más quieras, déjala ir -le supliqué.
- Eso no es posible amigo.
- Te doy mi eternidad por ella.
- ¿Qué? -preguntó sorprendido.
- Eso, que dejo de ser el Diablo por la vida de Lauren.
Sus ojos se abrieron bien para mirarme fijamente, se quedó callado por un largo rato poniéndome más nervioso de lo que estaba. Volví mi mirada a Lauren, necesitaba besarla, abrazarla, saber que ella iba a estar bien.
- ¡Eso es amigo! -dijo de golpe y se acercó a abrazarme. ¿Qué demonios era lo que estaba haciendo? Lo alejé de mí- ¡Eso era lo que quería escuchar! ¡Eso!
- ¿De qué diablos estás hablando?
- De pensar por primera vez en alguien más que en ti -me dijo y se acercó a Lauren- Yo no iba a quedarme con ella, no puedo hacer eso, sólo hice todo esto para que reaccionaras y te dieras cuenta de las cosas.
- ¡¿DE QUÉ COSAS ME ESTÁS HABLANDO?! -dije totalmente fuera de mí al no entender nada de lo que estaba pasando.
- Te estoy hablando de amor, de entrega, de todo eso que creerías que no podías sentir porque eres el diablo.
- ¿Estuviste bromeando conmigo? -le pregunté.
- Sólo un poco -dijo divertido- jamás podría quedarme con tu eternidad y ya sabes el motivo. Aunque no quieras aceptarlo, sabes que somos hermanos...
- No, no hace falta que me lo recuerdes -le dije.
- Ahora eres libre, puedes hacer lo que mejor creas para ella y el niño. Eres el señor Diablo, así que piénsalo.
De repente él ya no estaba. Sólo estábamos Lauren y yo en la habitación del departamento de ella.
Esta última estaba acostada en la cama durmiendo profundamente, la miré fijo.
¿Qué era lo que debía hacer ahora? ¿Dejarla y que críe sola a nuestro hijo?
Eso va a ser lo mejor, para ella y para él.
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Boy of hell | Paulo Londra
Fanfiction¿Nunca pensaron en venderle su alma al Diablo por conseguir todo lo que quieren en la vida? Yo sí, lo pensé y lo hice. Pero, ¿Qué pasa cuando te terminas enamorando de él? No sólo se lleva tu alma, sino que tu corazón también.