- Se me hace tarde. -dije y comencé a caminar pero él comenzó a caminar a mi lado.
- Lo sé a mi también -me detuve a verlo- Richard se enojará mucho si llego tarde a mi primer día de trabajo.
- ¿Qué? - pregunté sin poder creerlo.
- No digas "que", no puedo controlarme tan fácilmente. -me dijo.
Ese hombre es extraño, excitantemente extraño.
- ¿Cuál es tu nombre? -le pregunté sin obtener respuesta por su parte.
Nos detuvimos en el semáforo, él miró al mismo y al instante cambió de rojo a verde.- Odio esperar a que los semáforos cambien. -me dijo sin mirarme. No, eso había sido casualidad.
- No sé que hago caminando contigo. -dije y aceleré mi paso.
Lo perdí de vista por suerte. ¡Dios, ese hombre sí que era extraño! Llegué a la oficina y subí hasta el último piso.
¡Mierda había llegado tarde! Richard me va a matar.- ¿Dónde estabas? -me preguntó Sea.
- Lo siento se me hizo tarde. -le dije y entré del todo a la oficina.
- Richard nos espera en su oficina quiere presentarnos a nuestro nuevo jefe de administración. -me dijo y luego de mirarla algo extrañada asentí y entramos a la oficina de nuestro querido jefe.
Inmediatamente un olor a humo y grasa de hamburguesa nos invadió. Fruncí mi rostro ante el espantoso olor y Sea hizo lo mismo.
Al entrar Richard nos miró de manera furiosa y luego nos apuntó hacia el hombre que miraba hacia la ventana. Lo miramos bien y este se giró lentamente, cuando lo vi por completo mi corazón dejó de latir. Levantó una de sus cejas y me guiñó un ojo.- Él es su nuevo jefe de administración. -dijo Richard. Mi boca estaba completamente abierta. ¿Cómo puede ser esto posible? No, no, esto no es verdad.
- Buen día. -dijo él.
- Buen día, soy Sea Carter -se presentó mi amiga. Yo no podía hacer otra cosa que mirarlo fijamente hasta que Sea se movió ligeramente haciendo que reaccionase.
- Soy Lauren Baker. -dije apenas. Él sonrió de costado y miró a Richard.
- Bueno Rich voy a ver unos papeles. -y salió de la oficina haciéndome sentir la piel arder cuando pasó cerca de mí. Sea se giró para verme.
- ¡Oye! ¿Qué te pasa? -me preguntó y como pude volteé a verla.
- Nada. -le dije y salimos de allí.
Lo busqué con la mirada, necesitaba una explicación. ¿Cómo hizo para estar más rápido que yo aquí? Antes de seguir buscándole entre a mi pequeña oficina. Dejé mi cartera y abrigo sobre el perchero y me acerqué a la silla, pero esta se giró de repente para dejarme frente al hombre al que había estado buscando.
- Hola preciosa. -me dijo y mi sangre se congeló.
- ¿Cómo mierda hiciste eso? -le pregunté y él sonrió provocadoramente.
- Ya te dije, soy el Diablo. -dijo y negué con la cabeza. Me acerqué a él y lo miré fijo a los ojos.
- No juegues conmigo, ya no es divertido. -le dije apuntándolo con un dedo. Miró mi dedo y abrió su boca, lo tomó y le miré atenta. Mordió levemente la punta de mi dedo y me derretí.
- Mmmm, qué mala eres, me das miedo. -dijo. Lo miré fijo, con sólo moverme un poco más tendría sus labios en los míos.
- ¡DEMONIOS! -escuchamos que gritó Richard. Él miró hacia la puerta.
- No debe de decir eso. -dijo negando con la cabeza y me miró. - A ellos no les gusta, les molesta y mucho.
- ¡MALDITA SEA! ME CAGO EN EL DIABLO. siguió gritando.
-Uuuh, eso me dolió. -me giré a verlo, levantó la mano y chasqueó los dedos. En eso un gruñido de dolor por parte de Richard se escuchó. - Ahora se va a cagar en él mismo. -dijo y sonrió. Sea entró asqueada a la oficina.
- Siento si interrumpí algo, pero eso fue ¡asqueroso! -dijo tapándose la nariz y la miré bien. - Richard se acaba de hacer encima.
Miré inmediatamente al hombre que estaba sentado en mi sillón. Creo que voy a tener que empezar a creer un poco más en esto.
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Boy of hell | Paulo Londra
Fanfiction¿Nunca pensaron en venderle su alma al Diablo por conseguir todo lo que quieren en la vida? Yo sí, lo pensé y lo hice. Pero, ¿Qué pasa cuando te terminas enamorando de él? No sólo se lleva tu alma, sino que tu corazón también.