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Todo a su alrededor giraba para cuando se despertó, su boca se encontraba seca y con mal sabor mientras que ciertas zonas de su abdomen dolían como el infierno con tan solo respirar

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Todo a su alrededor giraba para cuando se despertó, su boca se encontraba seca y con mal sabor mientras que ciertas zonas de su abdomen dolían como el infierno con tan solo respirar. Soltó un quejido bajo desde lo más profundo de su garganta, se removió en el colchón con pesadez y abrió los ojos lentamente, pues la migraña estaba haciendo palpitar sus sienes. Parpadeó un par de veces, tratando de acostumbrarse a la claridad que se filtraba por alguna de las ventanas y trató de sentarse para despabilarse, pero una mano se aferraba a su camiseta impidiéndole el movimiento, frunció el ceño mirando hacia abajo y enseguida se encontró con una maraña de cabellos naranjas que reposaban sobre su pecho.

¿Que carajos?

Trató de quitar de encima aquel cuerpo desconocido, aun algo dormido y desorientado, sin embargo, un gruñido le hizo paralizarse y otra mano se colocó sobre su cintura obligándole a permanecer quieto sobre el colchón.

Hoseok estuvo a punto de soltar un grito escandalizado, pero pronto los recuerdos de la noche anterior regresaron a su memoria como un balde de agua fría.

Oh, cierto. Jimin y Suga habían pasado la noche en su departamento.

Suspiró rodando los ojos por haber olvidado aquel detalle y con cuidado sacó el cuerpo de Jimin de encima, dejándolo suavemente sobre el colchón y quitando lentamente la mano de Suga, la cual se aferraba a su cintura con fuerza. Ante aquel movimiento el ceño del pandillero se frunció entre sueños y sus delgados dedos buscaron el cuerpo que se había alejado de la cama. Hoseok se quedó un par de segundos parado frente al colchón para asegurarse que esos dos no se despertarían por su ausencia y, cuando se percató que ahora ambos se acurrucaban entre ellos, decidió que era mejor tomar una ducha para empezar con aquel día que quien sabe qué les tendría preparado.

Buscó una nueva muda de ropa y se prometió ir a la lavandería esa misma mañana aprovechando que era su día libre, pues tenía una montaña entera de ropa sucia y, si quería sobrevivir un mes más, necesitaba vestirse con ropa limpia. Se dirigió al baño y se duchó lo más rápido posible, ya que el agua estaba helada y por ahora no quería morir de hipotermia o algo parecido. Una vez estuvo limpiecito y fresco por la ducha, procedió a vestirse notando ante su desnudez los hematomas morados que pintaban la piel de su abdomen y torso. Colocó los pantalones de chándal negros, una camiseta blanca encima y un suéter de lana igualmente blanco pues afuera hacia un frío de mierda y, al no tener calefacción, su departamento parecía tomar la misma temperatura del exterior.

Caminó con pereza hasta la pequeña cocina y colocó un poco de agua a calentar pues, si su memoria no fallaba, debía tener café por algún lado. Buscó entre los estantes algo comestible que ofrecerles a sus invitados y encontró barras de cereal y galletas, por lo que supuso que eso sería un desayuno decente por el momento. Agregó el café al agua caliente y mezcló con un par de cucharadas de azúcar, antes de servir en las tres tazas que había buscado con anterioridad.

serendipity | yoonseokmin (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora