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Min Yoongi había sido un tipo solitario toda su vida, sus padres nunca habían estado presentes durante su niñez gracias al trabajo y aún así lo habían abandonado a su suerte cuando, a los trece años, le encontraron besándose con otro chico de su c...

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Min Yoongi había sido un tipo solitario toda su vida, sus padres nunca habían estado presentes durante su niñez gracias al trabajo y aún así lo habían abandonado a su suerte cuando, a los trece años, le encontraron besándose con otro chico de su clase a mitad de la sala. Aunque, para ser sincero, Yoongi nunca sintió que los necesitara. Estuvo en la calle como un indigente por dos años, pero al menos había sobrevivido sólo y sin ayuda de nadie.

Después de todo, siempre había sido así.


Cuando cumplió quince, «Suga» nació gracias a que había terminado involucrado en una de las pandillas más peligrosas de Daegu, quizás demasiado joven para estar envuelto en cosas ilícitas, pero para ese punto de su vida lo único que le importaba era poder dormir sobre una cama cómoda.

Suga para él era más que un apodo, era la nueva persona que había sustituido al pequeño e ingenuo Yoongi en su interior y el cual le había hecho fuerte y resistente.

Siendo Suga nunca le causó miedo estar en aquel ambiente, después de todo había estado viviendo en las calles durante dos largos años y había visto tantas cosas en ese tiempo que ya nada le sorprendía.

Por lo que tampoco le dió miedo cuando a los dieciséis tuvo que hacer su primera misión importante y terminó asesinando a un político famoso de su distrito en aquel entonces. Min Yoongi había perdido la capacidad de sentir algo aparte de cansancio al final de sus días, tan acostumbrado al dolor y a la soledad que lo escudaba todo bajo un seudónimo.

Su vida se había vuelto completamente monótona apenas cumplir los dieciocho años.

Tampoco es que buscara compañía, ser parte de una pandilla le había enseñado a no confiar ni en su sombra, por lo cual se limitaba a aprenderse los nombres de sus colegas cada que le invitaban un trago de vez en cuando.

Fue entonces que, al ser trasladado a Seúl por órdenes del jefe de la pandilla, conoció al pequeño mocoso que le devolvería la capacidad de sentir.

Jeon Jungkook era un niñato de trece años cuando le vió por primera vez, tan torpe y tímido en una medida excedida que le causó gracia compararlo con el pequeño Bambi.

Al principio, Suga podía asegurar que la presencia de ese mocoso de ojos curiosos le irritaba, pues el chiquillo le seguía por todas partes como sanguijuela desde el momento en el que los presentaron y, para rematar su suerte, el jefe le había pedido mantenerlo a salvo ya que parecía ser que aquel niñito de carita adorable era un habilidoso hacker aún a su corta edad.

Pero fue cuestión de meses encariñarse con él, al principio de todo Jungkook solo era un encargo más del jefe pero, con el pasar de las semanas, lo consideró un pequeño hermanito al cual cuidar con devoción y cuidado, disfrutando de la enérgica compañía del adolescente que parecía apenas descubrir el mundo cruel gracias a la pandilla.

serendipity | yoonseokmin (editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora