Hoseok ha vivido toda su vida sumido en la monotonía de la rutina. Con solo un departamento de mala muerte, un empleo de mierda y muchas deudas qué pagar, siente que su vida es un desastre que solo se puede adormecer con alcohol y sexo.
Sin embargo...
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Jimin había deseado sentirse querido por muchísimo tiempo, recordaba con dolor el momento en que sus padres murieron y quedó en custodia de sus odiosos tíos, esas dos personas que se encargaron de darle una temporada llena de malos tratos durante el poco tiempo que vivió con ellos.
Le hubiese gustado que las únicas personas que quedaban de su familia le dieran algo de cariño después de su pérdida, pero lo único que consiguió de ellos fue desprecio.
Y ni hablar cuando huyó de esa casa pensando que eso sería lo mejor, porque por ello terminó en la zona roja como un objeto más de Seungri y ni siquiera el cariño de Taehyung podía llenar ese vacío en su patética vida.
Fueron casi cuatro años sintiéndose solo y destruido, cuatro años de ser el acompañante de miles de hombres que pagaban por sus servicios pero que solo pisoteaban más su corazón, cuatro años de desprecios y explotación por parte del señor Lee.
No fue hasta que, en una noche desafortunada (¿o afortunada?) en la que dos ebrios intentaron mancillarlo en medio de un callejón, conoció a las dos personas que llenarían el vacío de su solitario corazón.
No tuvo planeado conocerlos, por su mente jamás pasó la posibilidad de encontrarse con dos héroes que le salvaran de la miseria pero por accidente (o por destino) esos dos chicos entraron a su vida y no hubo manera en que salieran de ella.
Aun le daba algo de gracia recordar sus inicios en aquella relación, también le avergonzaba recordar como le juraba odio a su querido Yoongi hyung cuando la realidad era que le quería igual de intenso que a Hoseok pero agradecía eternamente a Jung por insistir tanto en intentar llevar una relación de tres porque sin duda alguna era lo mejor que le había pasado.
Tanto Hoseok como Yoongi se habían encargado de sanar poquito a poquito las heridas de su mancillado y roto corazón, llenándole de cariño y haciéndole sentir el ser más amado que habitaba la tierra. Agradecía cada mañana haberse encontrado con ellos dos, adoraba estar con ellos y deseaba poder tenerlos siempre en su vida.
Era por eso que no iba a permitir que alguien le arrebatara de nuevo su felicidad, ni siquiera al temible señor Lee.
Hoseok y Yoongi eran parte importante de su vida y si debía arriesgarse para que estuviesen a su lado entonces que así fuese, él daría lo que fuese por mantenerlos a salvo por siempre.
Sus hyung siempre serían primero.
"¿Jimin?" la voz de Hoseok sonó detrás de la puerta del baño, pues Jimin estaba encerrado dentro de éste.
"¿Si, hyung?" murmuro mientras miraba su reflejo fijamente y secaba con una toalla su húmedo cabello.
"¿Qué haces ahí dentro? Debemos apresurarnos, cielo" recordó el mayor con dulzura y Jimin sonrió ante la manera tan suave en que su hyung siempre le trataba.
