VUELVE
¿Cuántos días han pasado? De pronto la mente de Felipe se encendió. El interruptor que lo hacía ver la realidad volvió a ser oprimido. Estaba en el sofá. Llevaba un bóxer ajustado de color azul y una camiseta blanca que le quedaba grande. En sus piernas tenía una copia de desgracia, ya le quedaban pocas páginas. De fondo el álbum Honeymoon. Sentía que no había nada más fuera de esa habitación. Se levantó y fue al baño. Al mirarse en el espejo noto que tenía una barba crecida y alborotada. No solía dejarse crecer la barba, porque salía por todos lados y lo hacía ver muy viejo, ya era suficiente con cumplir años para sentirse así. Pero esta vez se la dejo. Solo se la cortó un poco con unas tijeras. Se desvistió y bañó. El agua estaba helada, la ducha no tenía calentador así que ya se había acostumbrado al glacial golpe. Aun así, seguía como embobado, no es mi palabra, Felipe se sentía exactamente embobado. Salió desnudo y sin secar. Fue a la cocina a preparar algo de desayunar. ¿hace cuánto no probaba un desayuno decente? En la pequeña nevera que estaba debajo de la alacena, había una leche de no se sabe cuánto tiempo, unos huevos, tomate, cebolla cabezona y nada más. Para ser una nevera pequeña se veía gigante con solo esas pobres cosas. Cerró la nevera. De nuevo al baño, esta vez a lavarse los dientes. Se los lavó con tanta concentración que no supo cuánto tiempo duró en esa tarea. Subió las escaleras de madera que lo llevaban a su habitación. La cama seguía destendida. Busco la toalla y cuando iba a secar su cuerpo se dio cuenta que ya no la necesitaba. Luego se dirigió a la ropa que estaba entre el montón del rincón. Camiseta blanca, esta vez no le quedaba grande, jean azul oscuro, zapatos negros y chaqueta azul. El celular comenzó a sonar. ¿Dónde está esa cosa?
-Alo – no miro de quien era la llamada.
- ¡Por fin! – el grito de Laura lo devolvió de cierto modo a la verdadera realidad - ¿dónde putas has estado? Te he llamado durante una semana, Felipe ¡una maldita semana! No me preocupe más porque el señor Fabio me dijo que estabas en tu habitación sin querer salir.
-No quería ver a nadie – verdad a medias – solo pase tiempo leyendo y haciendo nada – verdad absoluta – creo que me sentía muy agobiado con la universidad.
-Puedo entender eso, pero ¿tú puedes entender que hay personas que se preocupan por ti? – no entendía muy bien a su amiga ¿de verdad había personas que se preocupaban por él? Sabía que sí, solo que no lo recordaba. Todo seguía difuso.
- ¿Puedes venir? No sé ni qué día es. Me gustaría hablar con alguien y saber que ha pasado.
-Sí que eres un pendejo – la voz de Laura estaba más calmada – ¿te llevo algo?
- ¿Maruchan? – de un momento a otro sintió un deseo irresistible por comer esas pastas precocidas.
-Está bien. Ya nos vemos – y Laura colgó.
Mientrassu amiga llegaba, decidió revisar el correo de la universidad. Busco suportátil entre el revoltijo de su cama. Seguía conectado al cargador. Cuando loencendió lo atacó la imagen de un hombre siendo penetrando por otro. Menos malhabía mirado el portátil antes de que llegara Laura. Cerro el video y abrió elcorreo. Además de los mensajes basura de la universidad, había cinco correos;el primero del profesor de derecho romano, quería el ensayo para el jueves dela otra semana ¿la que había pasado o la que iba a pasar? Seguía sinsaber muy bien en qué momento del tiempo se encontraba. El siguiente era deCarlos, preguntaba porque no había ido a su clase, tenía pensado hacer undebate y quería que él fuera su moderador. ¿Carlos quiere que sea su moderador?Pensó que cualquier cosa rara que le hubiera pasado no se comparaba a esecorreo de su guapo profesor. Los otros tres eran de Laura. Los dos primeroscontenían los trabajos que debía hacer para introducción al derecho y el tallerde lectura que veía con Daniel. El tercero era la foto de ella sacando lalengua y a su lado Mauricio. Así que siguen juntos, también estabaDaniel. Se le veía más pálido de lo normal, y con un semblante más bien triste.Estaba mirando hacia otro lado. Lo que más le llamaba la atención era el porqué le enviaba esa foto por correo y no por WhatsApp, no estábamos en la décadade los 2000's.
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Abordo de mí mismo
Genel Kurgu"Hay cosas que la mente humana no puede entender así como así"... Se dice Felipe, un joven estudiante de derecho que, al caminar por las laberínticas calles de la caótica capital de Colombia, descubre una ciudad profunda, muy diferente al lugar dond...