Capítulo 44

1.3K 201 85
                                    

El botón infernal20 de junio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El botón infernal
20 de junio

2:00 pm

El problema de admitir sentimientos tan fuertes como querer es que luego no sabes que hacer con esa confesión ¿Te la guardas para ti, o se la gritas al mundo? ¿Te llenas de emoción, o te llenas de terror? ¿Demuéstras lo que sientes, o lo callas como el cobarde que estás destinado a ser?

Y la cuestión se encierra en una sola pregunta, tan sencilla que resulta complicada: y ahora, ¿qué hago?

Esa era la pregunta que atormentaba a Gabe en ese instante, mientras intentaba arreglar los botones de un traje que a duras penas cubría sus músculos. Ahora que estaba seguro de que Cloe le gustaba, se sentía en un limbo de sentimientos del cual no podía escapar. Pensar en ella lo llenaba de alegría, pero al verla se sentía torpe y ridículo. Escucharla lo convertía en un alguien más soñador, idealista, y hasta ilusionado; mirarla despertaba su sistema nervioso y convertía a su estómago en el receptor de un millón de cosquillas incapaces de controlar. Era una mezcla insoportable, y el narciso no encontraba cura para su mal.

¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?... No se le ocurría ninguna solución, a parte de actuar con naturalidad. Cualquiera en su estado habría entrado en pánico, pero él no era cualquiera. Gabe Bacher era lo suficientemente fuerte como para mantener la calma.

Al menos, mantener la calma por fuera. Por dentro, era un caos; pero el caos es hermoso, ¿no es así?

—Ese botón te está sacando de quicio, ¿no es así? —le preguntó Linda, con una sonrisa divertida.

—Las bodas y los trajes de gala no fueron hechos para mi—aseguró Gabe, frustrado ante ese rebelde botón en su manga —. Todo esto es demasiado elegante y delicado para alguien tan tosco como yo.

— Eso nadie lo pone en duda —sonrió Aviv —. De hecho, creo que ninguno de nosotros tres está hecho para eventos como este.

— No, pero lo hacemos por Lili y por el profesor —sonrió Linda —, así que deja que arregle ese botón, fenómeno. No quiero pasar vergüenza si me ven a tu lado.

Gabe rodó los ojos, lo que hizo reír a su mejor amiga. Ella tomó su brazo y de inmediato comenzó a arreglar ese traje, que asfixiaba lentamente un cuerpo demasiado grueso. Le quedaba ajustado y era demasiado incómodo como para sentirse bien en él. Sin duda, ese atuendo era muy distinta a las camisetas de deporte que él acostumbraba a usar.

Esa fue una de las únicas veces que Gabe vió a Linda tan arreglada. Su vestido de dama de honor no le quedaba tan mal. De alguna forma, el color azul rey logró opacar todas esas imperfecciones que su cuerpo solía mostrar en situaciones normales. Además, su cabello reseco se veía brillante e hidratado. Estaba atado en una trenza que se extendía hasta su pecho. Había maquillaje en su rostro y, aunque le quedaba bien, no cubría sus cicatrices.

Narciso || P.E #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora