Capítulo 54

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Los llamo demonios16 de agosto

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Los llamo demonios
16 de agosto

1:00 pm

Los demonios de Linda jamás habían sido tan crueles con ella. Le gritaban a diario, recordándole que nunca se ajustaría a un mundo tan cruel como ese. Señalaban sus imperfecciones, desde su horrible rostro hasta su asquerosa personalidad. Y tu dirás: "solo eran voces irreales en su cabeza, podía simplemente ignorarlas". Pero la cosa con los demonios es que son tan crueles que parecen reales.

Y no se puede escapar de esa realidad.

Gracias a ellos, Linda había pasado unos días en los que solo conoció un estado de ánimo: tristeza. Ya ni siquiera disfrutaba del todo su trabajo en el Centro de Investigación, o de las clases de física. Todo, absolutamente todo, la irritaba y, aún así, fingía estar feliz. Sonreía y ponía sonrisas falsas con el propósito de evitar preguntas por parte de sus amigos. Sus demonios la estaban entrenando para esconder sus verdaderos sentimientos. Algo estaban tramando, pero ella no permitiría que el resto lo supiera.

Ese secreto entre sus demonios y ella la estaba enloqueciendo. El odio hacia sí misma aumentaba con cada segundo y solo quería estar sola para poder leer libros que la hacían llorar. Sin duda, necesitaba soltar lágrimas por un buen poema, o una triste novela. No obstante, no se negó cuando Gabe la llamó y le pidió charlar. Le sirvió una taza de café a su amigo pensando en que él debía irse pronto ¡No lo quería cerca! Pero no lo iba a echar...

Su amistad era demasiado importante para ella.

—Y bien —le dijo ella, sentándose en la silla frente a él. Estaban en la cocina de la vieja casa de playa. Entre ellos, solo se interponía una mesa —, ¿qué es lo que te preocupa, fenómeno?

—¿Cómo sabes que algo me preocupa? —cuestionó él, alzando una ceja.

—Te conozco —dijo ella, encogiendose de hombros —. Además, nuestras conversaciones suelen ser sobre ti y, cuando no estás presumiendo lo increíblemente fuerte que eres, te limitas a pedirme un consejo. Considerando que te ves casi tan triste como yo, vienes por el consejo ¿No?

Gabe tragó saliva y bajó la mirada hasta su café. Sin duda, Linda había acertado con respecto a la razón de su visita. Más que un consejo, necesitaba que alguien fuera sincero con él sobre un tema que llevaba atormentandolo durante días ¿Quién mejor que un adefecio como ella para ayudarlo? Después de todo, los feos eran buenos escuchando y dando consejos.

Sin mencionar que sabían ser tan sinceros como un espejo.

Gabe sacó una pequeña libreta y un lápiz del bolsillo de sus bermudas. Acto seguido, abrió la libreta en una hoja en específico y colocó el lápiz sobre la superficie de esta. A Linda le resultó extraña esa imagen, era como ver a un gorila grande y brusco preparándose para escribir. Intentó ignorar ese pensamiento y se concentró en el narciso, a quien le tembló ligeramente la voz cuando comenzó a hablar.

Narciso || P.E #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora