cuatro*

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Jimin

Esa noche estaba teniendo un sueño maravilloso, en él, como en mi presente, las altas temperaturas me obligaban a salir y decidía lanzarme directo al mar, era de noche, con una luna enorme y brillante que resplandecía por todo el cielo y, de pronto, las estrellas caían hasta el agua e iluminaban el espacio debajo de mí, los peces nadando entre mis pies, la flora marina siendo observada por mis inquietos ojos.

Fue mi propia respiración sofocada lo que me hizo despertar, sentía las sábanas pegadas a mi piel, el sudor perlando mi cuerpo y el aire convirtiéndose en inexistencia alrededor de mi cuerpo, era tan incómodo que no puede evitar levantarme.

La luz tenue de un par de velas entorpecían mi visión, pero era seguro que el amanecer aún no se encontraba cercano y la imperante necesidad de brisa fresca me obligó a ir hasta el balcón y recorrer las gruesas telas oscuras para poder tener un un poco de exterior. Estaba descalzo e incluso el suelo de madera se sentía caliente, parecía, en cambio, estar de pie sobre una bandeja metálica cuyo fondo no era otro que una fogata ardiente que deseaba calcinar mi ser.

Suspiré, no sólo seguía igual que antes, sino que el agua del mar se veía mucho más hermosa que cualquier otro día, tal vez porqué imaginaba su temperatura como ideal o porqué quería replicar mi sueño. Hacía seis semanas que no me movía a ningún sitio sin la presencia de algún guardia o persona que me pudiera "cuidar".

Así que salí, recorrí emocionado los pasillos del castillo hasta la entrada inusualmente vacía, era como escapar de un calabozo después de una condena injusta o simplemente desobedecer a tus padres. Hubiera sido la primera vez que lo hiciera, no era demasiado rebelde.

Cuando la arena cubrió los dedos de mis pies sentí un cosquilleo agradable, saboreando la sensación mientras caminaba hasta la orilla. El agua finalmente llegó hasta mí, estaba fría y por un momento sentí que había alcanzado el Olimpo.

Sumergí mis manos algunos segundos después y sonreí por la forma en la que la marea subía y bajaba por mi piel.

"Si no sabemos dónde estás y ocurre algo no tendremos un punto de partida." me sobresalté notablemente ante su voz y me levanté para alejarme del agua.

"Yo..lo lamento."

"No andes por allí sin compañía ¿Por lo menos sabes defenderte? No sé qué pasaría si intentar atacarte." continuaba hablando y aún no me atrevía a mirarlo, pero no quería ser grosero.

"No soy tan débil." al menos eso quería creer. "No sucederá nada malo, rey, no debería actuar de esa manera." quise escucharme amable, no sabía que en ese momento, yo era el único que quería eso.

Una risa amarga me confundió. "¿Crees que me preocupo por ti, pequeño?" sacudió su cabeza, respondiendo sin palabras. "Si algo te pasa y mis padres se enteran de que no estuve cuidándote seré castigado y, muy seguramente, con algo relacionado a ti."

Sus palabras siempre eran frías, me sumergían de golpe en aguas heladas que me tensaban de pies a cabeza, si hubiera sido literal lo habría agradecido, pero quería refrescarme, no tener la sensación de estar al borde de una hipotermia inexistente que me consumía la valentía y apagaba mi voz.

"Sí, yo, por un momento creí que..." no quise titubear, pero no lograba tener el control completo de mí mismo.

"¿Qué me importabas?" descubrí que no solo te puedes enfriar con las palabras, también sentir una estaca en el pecho, como si realmente estuviera allí. "Eres mi esposo, sí, pero apenas y conozco tu nombre, nada más, no puedo preocuparme por ti, y no quiero llegar a hacerlo"

❛Príncipe❜ #2 ❝Distinto❞ [YOONMIN] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora