❛Príncipe❜ #2 ❝Distinto❞ [YOONMIN] [TERMINADA]

dieciséis*

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Min Yoongi

"Detrás." le dije a Jimin en voz alta, y tan pronto como la sopresa se lo permitió, se resguardó detrás de mí.

El robusto hombre delante de mí sostenía entre sus dedos un cuchillo de caza, gastado y sucio, pero dentado. No me asustó eso, ni su rostro lleno de furia, o sus arrugas que le enmarcaban la mirada que intentaba encontrarse con la mía. Sabía qué significaba, a sus ojos, el invasor era yo.

"No perteneces a mi pueblo, y además le estás robando." le dije, aún calmado, pero firme, tensé mis dedos sobre mi propia arma, la que siempre llevaba conmigo, la que no pensaba usar en un paseo a la orilla del mar con mi consorte.

"Tomé un poco de lo que nos pertenece. Ustedes son unos malditos ladrones, traidores, es seguro que ni a los dioses les tienen lealtad o respeto." exclamó el hombre.

Suspiré pesadamente, apreté los labios y recé por que Jimin no me hubiera escuchado.

"Ya veo. No tendrás que preocuparte por eso otra vez." sonreí.

Sentí a Jimin moverse detrás de mí, salió del perímetro seguro que le otorgaba mi cuerpo, asomó su cabeza, miró hacia el bosque, hacia la figura delgada y pequeña que intentaba ocular su presencia detrás de un árbol seco. Maldijé internamente, porqué la niña, con el rostro sucio y los huesos notorios, unió sus ojos con los de mi consorte, lo supe, sin girar mi visión.

La lluvia arreció sobre nosotros, nos empapó la ropa, volvió lodo a la tierra, me distrajo un segundo. El hombre que me había llamado traidor, notó a Jimin, y la forma en la que, seguramente, sus oscuros ojos, veían con lástima a la niña. No quise arriesgarme, así que di un paso al frente.

"¿Me vas a matar delante de mi hija? ¿Ahí radica su honor? Es peor que un ataque por la espalda. YouNa, ven." dijo al final, forzando la presencia de la niña.

"Eso no funcionará." le respondí con firmeza, sin detenerme. Tenía que acabar con esto rápidamente.

Es una regla importante; no confiar en quien ya te traicionó. Ese hombre ya le había robado a mi pueblo, y cualquier palabra que proviniera de su boca, era igual de vacía, inútil y sucia.

"No..." susurró JiMin, detrás de mí, con un hilo de voz.

"Arruinarás la vida de mi hija." siguió, y rodé mis pupilas.

La lluvia ya se veía como una neblina densa, opacaba el alcance de mi vista, pero no me impidió acelerar el paso, a escasos metros del ladrón.

"¡No!" fue la voz de Jimin y su agarre a la tela de mi ropa, tenía el cabello adherido a su rostro. "No, no frente a su hija." me dijo.

"Jimin. Es un ladrón, debo-"

"No lo hagas, por favor." me suplicó, aferrándose a mi brazo.

"Puede ser peor si no lo hago."

La niña ya había llegado junto al hombre, quién la sostuvo agresivamente a su lado.

"Házlo por mí." me dijo, tomó mi rostro entre sus frías manos y me hizo quitarle los ojos de encima al hombre.

No me pude reflejar en la oscuridad de sus iris, no vi una luna negra, ni una noche de cielo blanco, vi a la lluvia siendo incapaz de ocultar las lágrimas que le brotaban desde el corazón hasta los ojos.