doce*

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JIMIN

Conozco reinos como marinero conoce el decir del oleaje, sé de estructuras como quien ha pasado toda su vida en un lugar diferente cada día. Pero a los dieciséis estaba tan perdido como pez de estanque que conoce el océano, serpiente a la que de pronto le crecen brazos o como un joven rey que conocía del mundo lo que desde su ventana podía verse. Así de inculto y así de ignorante, reposé mis brazos a la orilla del barco una tarde de viento fresco y sol ardiente y perdí mi mirada en azul oscuro del agua.

"He oído del reino, pero no lo conozco." le comenté sin girar mi rostro.

"Temo informarte de manera incorrecta sobre él pues hace tiempo que no lo visito. Pero puedo asegurar que su costa tiene tanta arena como nuestros bosques tienen árboles."

"Será agradable de apreciar." le respondí con una sonrisa apagada.

"Me aseguraré de eso."

Y aunque lo miré mientras me lo decía, no evité regresar mis ojos al mar, como si fuera más interesante o más atractivo, como si no me acabara de acelerar el pulso.

"Creo que necesito dormir."

Recuerdo que de tantos nervios no pude caer en brazos de Morfeo la noche anterior hasta pocas horas antes de tener que estar en el muelle, más puntuales que el sol mismo.

"Yo también, vamos." y sonreí, porqué Seokjin tenía razón, porqué había dormido apenas hubo oscuridad y aún así le apetecía continuar durmiendo. Había una sola cama, y aunque casi me empapé de rubor de pies a cabeza, no dije nada y a Yoongi no pareció importarle.
Recostados y en silencio, lo ví envolver su mirada en sus párpados y rendirse ante la somnolencia que parecía cargar casi siempre. Respiraba lento y profundo, con calma y al compás del oleaje.

Fue tal el espectáculo que se creó frente a mis ojos, que no quise dormir, acomodé mi peso sobre mi lado derecho y lo observé. Si hubiera habido un montón de nieve a un lado de su rostro, habrían tenido exactamente el mismo tono, blanco y pulcro, como una perla, por los matices rosados en sus mejillas y labios, o como el algodón sin cortar, por lo suave que aparentaba ser al tacto.
Quizá no fue correcto, pero me sentí tentado y con pocas ganas de oponer resistencia.
Junté nuestros labios, no fue un beso, fue más como una caricia, porqué me faltó movimiento y astucia, sólo compensadas por el calor que se plasmó en mi piel.

Hasta que sus ojos quedaron frente a los míos, hasta que mi cuerpo quedó cubierto por el suyo. No sé si se me detuvo el pulso o se me aceleró al borde de un infarto, pero al sentir su lengua acariciando mi boca, supe que era incapaz de moverme. Pareció disfrutar de las reacciones que provocó en mí, porqué al dejarme apreciar su cara otra vez, me sonrió con diversión.

"¿Tienes miedo?" me preguntó en un susurro tenue que apenas y pudimos escuchar ambos, tan suave como el movimiento de sus dedos sobre mi pecho. Me hizo creer que había podido escuchar el latir de mi corazón y que intentaba calmarlo.

"No..." y aún si lo negué, no me atreví a mirarlo.

"¿En serio?" continuó el movimiento con sus dedos, recorrió de mi pecho a mi cuello y rodeó con su mano el ancho de este por un breve instante, antes de reanudar el recorrido de nuevo hacia abajo, por mi vientre y el inicio de mi pantalón.
Dudó, justo antes de continuar con lo que ambos sabíamos, soltó un suspiro y dejó caer su cabeza sobre mi pecho, pensativo. "Jimin..."

"¿S-Si?" dejó de cubrir mi cuerpo con el suyo y se sentó a la orilla de la cama.

"No quisiera que creas que aprovecho nuestra unión para tomar ventaja en este sentido. Me gustaría que... consientas lo que hacemos y que no sea bajo la obligación de ser 'esposos'."

❛Príncipe❜ #2 ❝Distinto❞ [YOONMIN] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora