Jimin.
Habían mil lugares hermosos en el reino Min, tantos que no estaba seguro de poder visitarlos todos, pero tenía curiosidad por cada detalle. Los hogares construidos en el pueblo eran hermosos, estaban hechos mayormente de piedra o madera, pero la vegetación estaba asegurada, creciendo desde los jardines hasta abarcar las puertas y las ventanas. Los caminos y las calles estaban bien definidas, no había duda de dónde iniciaba y terminaba cada espacio.La gente, por alguna razón, me recordaba a Jungkook, ni por la edad ni por lo infantil sino por la facilidad que tenían para tratarnos como uno más, sin perder en absoluto el gran respeto.
Min Yoongi era confuso, me hizo sentir que su paciencia dejó de existir por mi culpa y al día siguiente llegó frente a mí, con expresión relajada y dijo que iríamos al festival, no fue una pregunta ni mucho menos una invitación, así que decidí creer que era una manera de pedir perdón.
"¿Esto te es agradable?" me cuestionó de pronto, a mitad de la calle y con el sol radiante golpeando nuestros rostros.
"Por supuesto, todos aquí han sido muy amables." sonreí y lo perdí de vista, jamás había podido mantener mis ojos abiertos mientras reía o sonreía.
No respondió y esta vez no quise insistir, en su lugar, admiré la gran variedad de flores que reposaban en mis manos, eran obsequios y ya planeaba su ubicación en cada espacio del castillo.
Me gustaba la aceptación que estaba recibiendo, si para Yoongi no fue una buena noticia mi presencia aquí, para los habitantes del pueblo parecía que sí, habían magníficos artistas creando obras en el mismo instante en el que eran pedidas, su técnica era impecable, como si plasmara en el lienzo de tela lo que los ojos miraban. También se usaba pintura para crear arte en el rostro de los más jóvenes, en mi pueblo los pigmentos eran creados a base de insectos o flores, cualquier tono era posible pero habían tonos más difíciles y costosos de hacer que otros.
Los juegos no faltaban cada cierto espacio y no pude evitar detenerme justo delante de uno, no importaba de que se trataba, los premios eran lo realmente importante, eran almohadones con detalles de, parecía, todos los colores que alguna vez hubiera visto. "Oh..."
Los ojos de Yoongi casi me dijeron en silencio que debíamos seguir caminando, pero para cuando caí en cuenta de ello, ya había tomado un arco para lanzar flechas en los objetivos marcados y me disculpé internamente con el sirviente que nos acompañaba, porque sus manos estaban llenas de flores.
Digamos que no impresioné a nadie con mis tiros.
Cuando las flechas se terminaron suspiré bajito. "Una vez más." dije con euforia, no era el momento de rendirse, debía ganar ese almohadón.
No lo intenté una vez más, de hecho, después de la cuarta perdí la cuenta y comencé a ganar vergüenza, porqué los adultos trataban de animarme en un coro casi silencioso pero los más pequeños no tenían reparo en hacerme saber que no era bueno. Al menos había un poco de sinceridad.
"Debemos irnos." me dijo después de un rato, tocando mi hombro con la punta de sus dedos. En cualquier otro momento habría estallado de emoción al mismo tiempo en que creaba escenarios falsos en mi mente, pero lo ignoré involuntariamente.
"Ya casi..." musité y me sentí como un bebé que se arroja al suelo porqué su progenitora no le da aquello que tanto quiere.
"Ugh, lo compraré." susurró Yoongi con fastidio.
"¡No!" lo detuve. "Debes ganarlo de manera justa." mi labio inferior sobresalió y mis cejas se juntaron.
"Bien." se rindió, viendo una última vez la forma tan épica en la que fallaba, hasta que, imagino, la situación colmó su paciencia.
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❛Príncipe❜ #2 ❝Distinto❞ [YOONMIN] [TERMINADA]
RomanceHay un par de cosas complicadas en la vida de Min Yoongi, empezando porque tiene jaqueca y quiere vomitar, ah, y que se va a casar en siete días. Por poco y lo olvida. Park Jimin, por su parte, no tiene tantos inconvenientes, llegar a un reino nuevo...