ocho*

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Min Yoongi

La primera gota de vino que cayó en mi lengüa fue como una chispa de fuego, esa que sale de pronto cuando frotas dos piedras, o que aviva abruptamente la fogata, y que te sorprende, te hace alejar la mano y proteger tu piel. Fue escondidas y ni siquiera formó parte de mi primer letargo con este líquido, pero desde ese instante, hallé un gusto extraño en esa sensación terrible, ese trago diminuto que robé de una copa ajena en medio de un festejo, o reunión, no importa ahora.

La mayoría sabe cómo es estar en ese otro mundo, los tiempos muertos en los que de pronto estás en un lugar distinto, haciendo algo diferente a lo que hacías, bebiendo una copa más, botando a la hierba el almuerzo de horas antes o simplemente el vino, porqué no ingeriste nada antes de probarlo, y la detestable tormenta de la mañana después, esa imperante idea de no volver jamás a beber así. Imagino que pude entrar a uno de los templos, rezar, prometer ser mejor persona, y simplemente olvidar la resaca, vivir e ir hacia delante porqué me había casado y era un rey, que aunque no quise, tengo la capacidad para hacerlo.

El agua que acababa de tomar se sentía amarga, era como si hubiera probado un par de hojas secas que encontré en lo más profundo del bosque, y el rastro fantasmal del vino sobre mis papilas gustativas me hizo querer hacerlo realidad, pero me di cuenta, no era un querer, era una necesidad, como la de llevar mucho tiempo debajo del agua y desesperarte porqué pareces tardar demasiado en volver a la superficie y tomar aire, ese minúsculo rato de terror que te hace creer que vas a morir, que te deslizarás a las profundidades del río o el mar y el mundo, tú y el futuro te van a olvidar.

Pero sólo estaba sentado, con la ropa tan seca como mi garganta, y lo miré, me quise convertir en vacío, pretender que el castaño de sus ojos era vino, y que me podía bañar en él, que con eso se me iba a refrescar la vida, al momento en el que dicha acción me la devolvía. Se relamió los labios y lo ví como una invitación, quizá también deseaba vino y me lo quiso hacer entender.

Esa situación no era real, y una parte de mí lo sabía, que Jimin simplemente estaba expectante a la historia del reino que había prometido contarle, que estaba nervioso porqué permanecía en silencio mas tiempo del que debería haberlo hecho y porqué probablemente tenía la mirada fija en ningún lugar. Suspiré, e intenté controlar el temblor de mis manos, las escondí debajo de la mesa, me convencí de que las perlas de sudor en mi frente eran debido al sol de plena tarde.

"Un par de centenares de años atrás, cuando lo que encontrabas te pertenecía, nuestras bases comenzaron a nacer. Fueron dos reinos, pequeños y sin demasiado alcance que resultaban ser vecinos en territorio, no tardaron mucho en darse cuenta de que se complementaban mejor juntos, tenían lo que al otro le faltaba y decidieron crear una alianza, no se fusionaron, sólo estaban juntos y..." traté de imitar una explosión con mis manos, como esas que se ven sorpresivas cuando un rayo impacta a un árbol solitario. "Prosperaron increíblemente, iniciaron con intercambios pequeños con reinos irrelevantes, y el espacio les pareció poco.

- Por aquí, al otro lado de las montañas, dónde muere el sol todas las tardes, existía un pueblo, no conocían mucho, temían mirar detrás de esos enormes trozos de roca, tierra, cuevas, quizá monstruos... poco les importaba la escasez de comida y agua. Nuestros antepasados cruzaron el océano y arribaron en la costa, era un oasis en pleno desierto, porqué era y es perfecto.

- Se instalaron, los KimMin decidieron que habitarían aquí. No pasó demasiado para que los castillos comenzarán a alzarse. Y mientras todo tomaba forma, un par de habitantes de ese pueblo se atrevieron a venir aquí, y notaron que incluso las flores abundaban, que el agua era tan limpia que podías ver el fondo, regresaron, quisieron apoderarse del lugar el mismo día en que nuestros pobladores llegaban para iniciar la construcción de los pueblos, y nuestros guerreros los alejaron. Creyeron que éramos los monstruos de los que habían estado huyendo, que éramos ladrones, porque les estábamos quitando lo que más añoraban. " me encogí brevemente de hombros. "No puedo decirte si realmente eran los dueños de este lugar.

❛Príncipe❜ #2 ❝Distinto❞ [YOONMIN] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora