❛Príncipe❜ #2 ❝Distinto❞ [YOONMIN] [TERMINADA]

catorce*

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NARRADOR

Min Yoongi decidió que, si después de todo tendría que ofrecerle disculpas a su esposo, sería en otro momento. Se le abrumaron los sentidos y el sentido de la orientación, un sentimiento tras otro y horas enteras en una misma posición. Posó su peso contra una de las paredes y respiró profundo, era necesidad de descansar y un poco de sed de vino, no quiso responderse sobre cuál era mayor que la otra.

Se reincorporó a través de los pasillos y se vió interrumpido por la conversación alegre de los reyes Wang, serenos y distantes, tan ajenos como brillantes.

"Oh, aquí estás." Sophia lo notó y no tuvo otra alternativa que acercarse. "Por fin los dejó ese hombre, por los dioses, parece creer que la gente no necesita dormir, moverse o respirar." le expresó sonriente, e inevitablemente Yoongi la imitó.

"Mañana nos tendrá aún más tiempo." informó, y los presentes parecieron sentir lástima.

"Oh, cariño, pero el día no ha terminado aún, la vida nocturna aquí se extiende bastante, más de lo que debería, si te soy sincera." rió avergonzada. "Así que lo esperamos cuanto antes."

El rey Min asintió, sin responder, cansado y abrumado, con pocas ganas de estar entre tantas personas, pero bastante seguro de que dicho ambiente podría agradarle a su consorte.

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Hoseok solía tener planes más importantes durante la tarde; como cumplir mandatos, recolectar provisiones o simplemente descansar, pero se encontraba allí, sobre una roca plana, con la luz del atardecer empapando sus facciones, junto al príncipe Kim, en silencio. Le quitó la mirada a las montañas, dejaron de ser interesantes, porqué SeokJin sonrió ante el último destello de sol, ante la pronta aparición de los colores fríos que anteceden a la noche.

Una rafaga de viento lo hizo reaccionar, lo hizo mover sus ojos y querer arrancar el sentimiento en su pecho.

"¿Te gusta el invierno?" preguntó Hoseok con calma, casi como si en medio de sus palabras se hubiera arrepentido, pero no era el caso.

"¿Mhh? sí, me gusta, la nieve es divertida." le respondió, dirigiendo una fugaz mirada al castillo, asegurándose, por cuarta vez en menos de una hora, que la reina no estaba vigilando cada uno de sus movimientos. A Hoseok no le molestó.

"Hace tiempo, viví en un lugar de invierno eterno." regresó la mirada hasta el rostro de la persona a su lado, le sonrió ampliamente y se le iluminaron los ojos, sin necesidad de que hubiera sol.

"¿En serio? ¿Cómo es?" su curiosidad era notoria desde cualquier lugar, incluso desde el más distante.

"El invierno más frío que recuerdes, es cálido si lo comparas a las noches de ese lugar, parecía que se me iba a congelar la sangre en las venas. También pasé por un lugar de arena infinita, cada superficie estaba cubierta y ahí, me sentí hecho de metales, no por resistente, sino porqué el sol del día me hacía creer que me iba a derretir." relató Hoseok, no muy concentrado en recordar lo que decía, más bien gustoso de la mirada atenta del príncipe sobre él, de sus iris marrón oscuro y sus labios entreabiertos, completamente fascinado. Sintió que le contaba sobre el cielo a un ave encerrada por milenios en una jaula de oro.

"Quisiera estar allí, es decir, dioses, sin contar las terribles sensaciones...seguro es precioso." le sonrió.

"Lo es, pero los hay mejores. También he visto animales asombrosos, algunos que jamás hubiera podido imaginar, de colores, cantos y tamaños únicos. Muy lejos de aquí, alguna vez, ví aves muy extrañas, altas y sobre el agua, de patas largas y negras, con plumaje rosado." relató tranquilamente.