CAPITULO 10
Tom estaba sentado en el sofá, miraba hacia la ventana si ver nada, su mirada perdida, la tristeza lo embargaba, la extrañaba, por Dios, como la extrañaba. Debería buscarla, pero verla le dolería, tal vez ya conoció a alguien mas, tal vez estaba entregando sus besos y caricias a otro, otro que la merecía mas que él, que no tuviera sus defectos, que fuera mas seguro, alguien perfecto para ella, rogaba que el tipo la amara y le diera el respeto que merecía, él se sentía perdido, desesperado, sin ganas de vivir, sabía que tarde o temprano sucedería, que ella se daría cuenta que él no valía la pena ¿quién podría quererlo? no era nada, siempre fué insignificante. Su ausencia lo estaba matando lentamente y la necesitaba desesperadamente.
Debería bañarse, afeitarse, arreglarse un poco por si ella decidía volver a su lado, aunque sólo fuera para verlo como hermano, se conformaría con verla de lejos aunque nunca mas podría volver a tocarla.
El timbre sonó una vez, dos, hasta tres veces y Tom no tenía ánimos para atender a nadie, si fuera Trudi, ella entraría, después de todo tenía llaves...
-Cretino, ¿que no piensas abrir la puerta?
Lo que le faltaba, Christian aporreaba la ventana con cara de pocos amigos.
No le quedó otra que levantarse y dejarlo pasar.
Christian sonrió al verlo en tan deplorable estado, Tom estaba seguro que disfrutaba verlo así.
-¡Apestas! le dijo su hermano triunfante. Thomas se limitó a suspirar exasperado, no tenía ánimos de aguantarlo.
-¿Qué quieres? le espetó enojado.
-Papá quiere saber porqué no fuiste a trabajar.
-Estoy enfermo, le contestó Tom, dando media vuelta y sentándose otra vez en el sofá.
Christian se quedó allí, toqueteando los adornos de la repisa.
Tom lo observaba exasperado y luego le dijo:
-Si eso era todo, ya puedes marcharte, le señaló la puerta con un movimento de cabeza. Christian no se dió por aludido, siguió curioseando como si la bailarina de cerámica fuera la mas importante en su vida.
-¿Sabes dónde está Trudi? Christian sonrió burlón, eso fué un golpe bajo, pensó Thomas, llevaba una semana sin saber de ella, una semana revisando su móvil buscando mensajes o esperando una llamada...y nada.
-No lo se, tuvo que admitir dolido.
-Está en casa, le contestó triunfante.
-Dormimos juntos ¿sabes? continuó su hermano.
Tom dejó escapar una carcajada, no pudo evitarlo.
-Eso no te creo, ni en un millón de años hermano, Trudi te detesta.
Eso pareció enfurecer a Christian, porque malditamente si él no había intentado tomarla, siempre encontrando la puerta trabada, sólo una vez logró entrar por la ventana y Trudi le pateó los huevos tan fuerte que le quedó un moretón, pero se vengaría, en algún momento lo haría.
-Podría tenerla si quisiera, y lo sabes bien, soy un tipo atractivo y entre tú y yo, sabes que yo siempre fuí el mejor en todo hermanito. Se notaba que Christian disfrutaba de todo esto.
-Me tiene sin cuidado lo que digas Christian ¡márchate de una maldita vez!
-Como quieras idiota, Christian estaba enojado.
-Me dá igual, Tom ni lo miró.
-A propósito de no querer vernos la cara ¿Sabias que me tomaré un año sabático? papá ya lo sabe, me iré un año a recorrer el mundo.
Thomas sonrió ¿sabático? pensó, como si alguna vez su hermano hubiera trabajado en serio.
-Que te vaya bien, le dijo escuetamente.
Christian se fué con una sonrisa triunfante, todos se creyeron lo mismo, sus planes iban viento en popa.
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El sumiso
RomanceTom está enamorado de Trudi desde los 6 años, haria lo que sea por tenerla...lo que sea. Si ella quiere azotarlo, bienvenido sea, con tal de tenerla seria capaz de todo, pero el hecho de gustarle ser dominado por ella no estaba en los planes.