CAPITULO 2
-¡Hola princesa! Christian la saludó con esa mirada lasciva que siempre le dirigió desde que tenía uso de razón, no lo recordaba de otra manera, él estaba apoyado en el quicio de la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho, Trudi que acababa de llegar del trabajo solo quería darse una ducha y ver alguna película en la televisión
-¿Qué quieres? le espetó enojada y harta de su actitud de soy un dios hermoso y al que todas se inclinan a sus pies.
-Pasaba a verte ¿o es que un amigo no puede pasar a saludarte?
-Tú no eres mi amigo.
-¿Acaso prefieres la compañía del estúpido de mi hermano? Christian y sus extraños raptos de humor, en un momento estaba feliz y en otro parecía que quisiera extrangularla...o amordazarla...o azotarla, jah! en sus sueños.
-mmmm déjame pensarlo...sip, prefiero la compañía de tu hermano, él sí es mi amigo.
La risotada de Christian la sobresaltó.
-Ya la oíste, eres solo un amigo, dijo mientras miraba detrás de ella a Tom se imaginaba.
-Inepto
Si, era Tom.
Christian salió por la puerta mientras Tom trataba de entrar, lo empujó con el hombro, el era el jefe supremo, así que por lógica salió primero, dejando a Tom suspirando lastimosamente.
-¿Siempre fue asi?
-Como sino lo conocieras, fué la contestación de Thomas
-Deberíamos mudarnos, ya somos bastantes grandecitos para aguantar toda esta mierda, vivir las dos familias juntas me saca de quicio.
Thomas se horrorizó , no porque tuviera miedo de su padre, el ya era un hombre, pero si Trudi se mudara él la perdería para siempre, ella conocería a alguien, se enamoría, se casaria, llevaría en su vientre el hijo de otro...no podría soportar la sola idea, él se moriría.
-Nnno creo que sea buena idea, medio tartamudeo.
-¿Porqué no?
-Sabes que ellos no nos lo permitirían, fué la vaga excusa de Tom.
-¿Acaso les tienes miedo? le dijo ella enojada.
-No es eso, además sería peligroso estar sola, me preocupo por tí, hoy en día hay de todo por ahí y tú eres una mujer atrayente.
-Entonces vivamos juntos, fué la tranquila respuesta de Trudi, mientras que a Tom le latía el corazón desaforadamente.
-Ya sabes, compramos una casita alejada de la ciudad, ya nos conocemos y nuestra convivencia sería buena, ambos somos ordenados y tenemos los mismos gustos, podríamos intentarlo, Trudi lo decía como si nada mientras buscaba en el refrigerador algo para comer.
Tom por otro lado quería gritar, saltar, correr por la alegría que sentía en su interior, pero se limitó a mostrarse indiferente como solía hacerlo, nunca quiso demostrarle a Trudi sus sentimientos por miedo al rechazo, al menos asi tenía una vaga esperanza o sueño de que podría pasar alguna vez.
-Podríamos intentarlo ¿porqué no? no perdemos nada.
Cuando comunicaron la noticia de mudarse fué un caos, el que más enojado estaba era Christian, era lógico, Trudi se iría nada mas y nada menos que con el inepto de su hermano, y el no iba a permitirlo.
-Somos bastantes mayorcitos y haremos lo que queramos, fué la desapasionada contestación de Trudi,
dando media vuelta se perdió en su habitación dejando a ambas familias estupefactas, como si fuera un pecado abandonar la casa hogareña.
-Bueno, si esa es su decisión no podremos hacer nada, además tendremos más espacio para nuestros juegos, dijo Richard mientran movía las cejas significativamente.
Y luego se preguntaban porque ellos querían irse, a nadie le gustaba escuchar a sus padres hablar de sexo y mucho menos con lujo de detalles.
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El sumiso
RomanceTom está enamorado de Trudi desde los 6 años, haria lo que sea por tenerla...lo que sea. Si ella quiere azotarlo, bienvenido sea, con tal de tenerla seria capaz de todo, pero el hecho de gustarle ser dominado por ella no estaba en los planes.