Capitulo 6

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CAPITULO 6

Christian no queria saber nada pero terminó sabiéndolo todo...accidentalmente por supuesto, pero lo supo todo. Él solo queria masturbarse nuevamente en la cama que  era de Trudi pero un ruido lo asustó y como no queria que nadie lo descubriera con los pantalones abajo literalmente, corrió como pudo a esconderse en el armario. Y fué testigo de la enferma relación de su padre con el vecino, socio y amigo de la infancia Daniel, Christian era conciente que era un enfermo, uno siempre ve la paja en el ojo ajeno y el reconocía que tenia un pajar en el suyo, pero al menos era normal, le gustaba follarse a mujeres pero a su padre le gustaban los tipos...ahora que lo pensaba bien podría aprovecharse de eso, por supuesto que no iría con su padre, éste le romperia la cabeza a patadas si se enfrentaba a él con un "hey ya vi que eres medio puto ¿me darias libertad para cojerme a Trudi?"

No, por supuesto que no, seria mejor ir directamente con Daniel, ese cretino hasta capaz que se arrodillaba y se la chupaba y sería muy divertido ver eso.

Daniel caminaba intranquilo de un lado a otra sobre la alfombra de la sala de estar de la bonita casa de su hija.

Estaba nervioso, avergonzado, asqueado... Su hija jamás lo perdonaría, ese hijo de puta de Christian lo sabía todo ¿Cómo era posible? lo perdería todo, maldita sea, su trabajo, su reputación, su credibilidad, su hija...

-Deja de andar de un lado al otro, me pones nervioso, le espetó Christian.

¿Porqué carajos había accedido a dejar que este cretino viniese? Daniel se preguntaba confuso, estaba muerto de miedo, pero él no lo perdería todo, su hija lo ayudaría, su hija tenía que ayudarlo, era su obligación.

-Disculpa la demora, dijo Trudi al entrar mientras hacía tintinear sus pulseras de plata al extender las manos para abrazar a su padre. Miró extrañada a Christian que estaba cómodamente sentado en el sofá, con su mirada de superioridad y una sonrisa estúpida en los labios.

-¿Y qué haces tú aquí? le dijo ella enojada.

Christian se levantó en toda su altura, una sonrisa de medio lado que por alguna razón él siempre creyó que lo hacía verse sexy, a Trudi siempre le recordó al guason de batman y tenia ese efecto de psicópata.

-Vine a llevarte a casa, le dijo Christian, todo sonrisas, Reynolds.

-Ésta es mi casa, no me iré contigo a ningún lado.

-Sí lo harás princesa, Christian se veía enojado.

-Díle, le dijo a su padre.

-Cariño, tal vez sea mejor que regresaras a casa, Christian es un buen chico que te quiere mucho y...

-Papá ¿estás drogado? ¿Estamos hablando del mismo Christian Reynolds?

-No le hables así a tu padre, le dijo un furioso Christian.

-Te vienes conmigo ya y se acabó, la agarró fuerte del brazo e intentó tironearla a rastras como si fuera una niña desobediente, Trudi no salía de su asombro.

-¡Quítale las manos de encima, ya! un imponente Tom entraba a grandes pasos a la sala, se notaba que estaba enfurecido.

Christian sonrió burlón, y estuvo a punto de hacer un comentario sagaz cuando Tom le dió un puñetazo que le dió vuelta el rostro.

-Te dije que la soltaras, nadie toca a mi mujer.

Daniel quedó sorprendido. Christian por igual.

-¿Qué? eso no puede ser, tú no puedes salir con éste idiota, dijo Christian dirijiéndose a Trudi.

-¡Es mía! nunca la tendrás, Tom sostuvo a Trudi por la cintura abrazándola posesivamente.

Y Christian despechado y furioso jugó su última carta, nadie lo humillaba, y dejó caer la bomba:

-Nunca podrá ser, porque ustedes dos son hermanos...

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