Epílogo
- Creo que tengo un calambre, mis manos se estan amortiguando, y ya no aguanto seguir en esta posición, se quejó Tom.
-Quiero que te quedes asi un ratito mas, por favor, suplicó Trudi.
-Cariño, en serio, ya no puedo mas.
Trudi blanqueó los ojos y se rindió, Tom últimamente se ponía imposible.
-Está bien, bájate de la escalera, que yo trataré de colgar las estrellas.
-¿Estás loca? se horrorizó Tom y siguió colgando toda clase de estrellas que Trudi quería en la habitación del bebé.
-Estoy embarazada, no enferma, le reprochó ella, pero Tom no hizo caso y dejó de quejarse de seguir colgando aquellos adornos, ni loco dejaría que su adorada Trudi trepara en la escalera en su avanzado estado de embarazo.
-Ya no me quejo ¿ves? le dijo loco de felicidad a pesar de tener un cosquilleo en el brazo.
Trudi le sonrió e iluminó su mundo, como siempre lo hacía desde que estaban juntos.
Hacía un año que se casaron, y se sentía el hombre mas feliz sobre la faz de la tierra. Tenía a su lado a la mujer que amaba, iba a ser padre, tendría un precioso bebé de Trudi y no le importaba absolutamente nada mas; ni la desaparición de su hermano, que a pesar de decir que se había ido de vacaciones intentó secuestrar a su mujer y luego desapareció, tal vez aquel detective del que Trudi le habló lo hizo encerrar en alguna prisión turca o algo así; tampoco le importó que su madre hubiera dejado a su padre por un latino que cortaba el césped, ni que su suegra hubiera desaparecido con un ginecólogo. La verdad nada tenía importancia ya, ni para él, ni para Trudi, lamentaba un poco que Richard y Daniel terminaran viviendo juntos en la casa que todos compartieron por años, supuso que ambos extrañaban a sus mujeres y preferían vivir en una casa llena de recuerdos, raro que quisieran vivir juntos pero tal vez necesitaban la compañía uno del otro para superar sus pérdidas, tampoco era algo que le quitaba el sueño, no le importaba. Solo le importaba estar con su mujer y su bebé, nada mas. La mujer por la que aún hoy suspiraba como adolescente, a pesar de que ella decía verse gorda por el embarazo, pero para él era lo mas hermoso saber que ella llevaba en su vientre una criatura que habían concebido con amor.
Estaban nerviosos por la llegada de la fecha de parto y cuando menos lo pensaron Trudi dió a luz a un hermoso niño, al que llamaron Tom, igual que a su papá, y se cumplió el sueño de Trudi porque su bebé era igual a su Thomas y tenía los mismos preciosos ojos de él.
La dicha era absoluta, eran felices, porque se amaban con locura y compartieron todo ese amor con el pequeño Tom y aunque ahora ya no podían jugar como lo hacían antes en la intimidad de su dormitorio, porque no querían que en un futuro su hijo pudiera verlos, eran felices con un simple "vainilla" aunque Tom sería siempre para Trudi su amado sumiso.
FIN
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El sumiso
RomanceTom está enamorado de Trudi desde los 6 años, haria lo que sea por tenerla...lo que sea. Si ella quiere azotarlo, bienvenido sea, con tal de tenerla seria capaz de todo, pero el hecho de gustarle ser dominado por ella no estaba en los planes.