CAPITULO 13
Trudi corría veloz en su coche, quería llegar junto a Thomas inmediatamente.
Cuando salió de la cajuela, el sujeto desconocido le explicó que era un detective privado y que estaban buscando a Christian por alguna serie de secuestros, que estaban investigando los hechos y que por favor no acudiera a la policía ni le dijera a nadie que él tenía a Christian, realmente le importó tres cominos lo que podría pasarle al psicópata de su cuñado. El detective le entregó las llaves de su coche instándole a que se marchara, estaban en medio de la nada, Trudi vió otro coche aparcado cerca del suyo y a Christian dentro esposado e inconciente, el desconocido debió seguirlos, se alegró que su desequilibrado cuñado por fin pagara por Dios sabía que cosas pudo hacer además de hostigarla a ella, agradeció su ayuda al detective y se marchó sin mirar atrás.
Cuando aparcó en su casa corrió desesperada el tramo que la separaba de su Tom. Entró en su casa, estaba en silencio y a oscuras, corrió las cortinas para que entrara un poco de luz, no veía a Tom por ningún lado.
Lo llamó varias veces pero no obtuvo contestación alguna, corrió escaleras arriba a la habitación, todo estaba desordenado, como si alguien hubiera desparramado todo adrede, temió por Tom, tal vez el cretino de Christian pasó por allí y lastimó a su adoración.
Se acercó al baño y no pudo evitar el grito que salió de su garganta. Tom, su Tom estaba tirado en el suelo, inconciente, Trudi se arrodilló a su lado temiendo lo peor, tomó su mano entre las suyas, estaba helada y tenía un frasco de pastillas que ella solía utilizar para dormir, estaba lleno cuando ella lo dejó hacía semanas, ya no las necesitaba para dormir porque lo tenía a él para dormir tranquila, sin embargo el frasco amarillo estaba vacío y esa medicación era fuerte, una podía noquear a un caballo, no quería imaginar lo que harían todas juntas. Sollozó angustiada y llamó al 911 por una ambulancia, mientras esperaba que la ayuda llegara, se enrolló al lado de Thomas y lloró por primera vez en su vida.
-Tom ¿qué hiciste, Tom?
*********
Thomas despertó con un fuerte dolor de estómago y de cabeza, era como si millones de agujas se clavaran en su cerebro, no sabía donde estaba, supuso que muerto porque un ángel de cabellos rubios lo saludó con ojos llorosos.
Recordaba vagamente haberse vuelto loco en su soledad, extrañando a Trudi, sabiendo que nunca mas volvería a tenerla, asumiendo que moriría solo sin ella, la desesperación lo había consumido y terminó rompiendo todo en la habitación, impotente ante todo lo que había pasado, eran hermanos y la había perdido, ella tal vez sintiera repugnancia por todo lo que hicieron con un lazo tan fuerte como era el de la sangre, era incesto, ella lo odiaba se imaginó.
El recuerdo de que estaban emparentados le oprimió el pecho, ella le hablaba pero él no podía oírla, estaba dándole otra crisis nerviosa y rogaba que ella se alejara, que no lo viera en tan deplorable estado.
-¡No somos hermanos! ella lo zarandeó fuerte y él por fin la escuchó, pero creyó que había oído mal.
-¿Qué? preguntó confuso, Trudi no le contestó, sonriendo feliz le estampó un beso en los labios, Tom se aferró a ella como si la vida le fuera en ello, después de todo tal vez estaba alucinando y estaba muerto en su casa.
-Voy a castigarte por esto, le dijo ella entre sonriente y llorosa, su mirada le dijo que iba a ser un castigo muy placentero y él esperaría ansioso ese momento.
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El sumiso
RomanceTom está enamorado de Trudi desde los 6 años, haria lo que sea por tenerla...lo que sea. Si ella quiere azotarlo, bienvenido sea, con tal de tenerla seria capaz de todo, pero el hecho de gustarle ser dominado por ella no estaba en los planes.