Shikamaru
Del interior de la vivienda sale una hermosa mujer castaña con mirada cautelosa.
—Señora Rin, me alegro de por fin haberla encontrado. ¿Nos permite diez minutos de su tiempo?
Esbozo una pequeña sonrisa.
—Cuéntenme, ¿Qué necesitan? —no nos hace pasar a su casa, supongo que es comprensible su actitud.
—Queremos hablarle de una persona que conoció en su época de colegio.
Su rostro se convierte en un mar de emociones. Se voltea mirando al joven que está a unos pocos pasos
—Tobi, querido, ¿No estabas a punto de salir?
—Pero madre...
Lo interrumpe
—No te preocupes —le regala una tranquila sonrisa.
El muchacho asiente, va al interior de la casa y luego regresa a la puerta con un maletín en el hombro. Se despide dándole un beso en la frente, nos mira con recelo y se marcha.
—Sigan por favor, siéntensen —nos indica unas sillas enfrente de un sofá de dos puestos donde ella se acomoda.
—Muchas gracias —dado que soy menos amenazante que el detective Uchiha prefiero llevar la conversación —Queremos hablarle de un hombre que conoció hace unos veinte años atrás, Obito Uchiha
Ella se sobresalta, pone la mano izquierda en su pecho y con la otra estruja uno de los cojines del sofá.
—Déjenlo paz, Obito fue... fue un buen hombre, así que dejen intacta su memoria y de paso será mejor que también se olviden de que nos conocieron —trata de poner un tono firme a pesar del temblor de su voz
De reojo observo como la postura de Sasuke cambia, se tensiona.
—Señora, eso no es necesario —su voz es un gruñido, yo no entiendo a lo que se refiere —Deje esa arma donde está, si hubiéramos venido a hacerle daño, ya lo habríamos hecho.
Mis ojos caen en su mano derecha, debajo del cojín que supuestamente apretaba noto un objeto de color negro. Sasuke y ella hacen una pelea de miradas y, afortunadamente, ella decide retirar la mano de allí para ponerla en su regazo.
Respiro profundamente abandonando algo de la tensión.
—Rin, sólo hemos venido para que nos hable de lo que pasó la noche del incendio
—Esa noche... —ahora se agarra del filo de la falda fuertemente con ambas manos claramente afectada y las observa fijamente —Esa noche Obito estaba conmigo cuando empezó todo, él alcanzó a salir de mi casa y me rogó que saltara a sus brazos. Tenía miedo pero iba a hacerlo porque confiaba en él. Cuando iba a dar el paso mi padre me agarró y me metió de nuevo. Él no sabía que mi novio estaba bajo la ventana. Mis padres ya tenía una vía de escape, en medio del calor y el humo me llevó a su cuarto. Abrió una pared falsa detrás de su armario, tomó una maleta, se metió por allí indicándome que lo siguiera, luego iría mi madre —detuvo su relato en búsqueda de aire para lograr continuar —Era un túnel muy pequeño por el que avanzamos arrastrándonos lentamente sofocados. Después de varios minutos escuché como él golpeaba algo y abría una trampilla que nos condujo al callejón al lado de mi casa. Cuando salimos ya mi madre no nos seguía.
Su voz sonó estrangulada por el dolor, paró un momento más.
—Los ojos de mi padre reflejaban todo su dolor. Aún así me tomó de la mano para seguir nuestro escape. En mi mente también estaba mi novio que de seguro estaba tratando de ir a rescatarme, cuando llegamos al final de la casa para irnos nos asomamos y fue cuando lo ví, su cuerpo estaba en el suelo quemado. Obito regresó por mí y terminó... Yo quise correr hacia él pero mi padre me detuvo.
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La Voluntad de Fuego
Hayran Kurgu"El País del Viento quedó atrás pero el mal sigue cerniéndose sobre nosotros. Los interrogantes nos ahogan en la oscuridad y aunque todo parece complicado siempre hay una luz de esperanza. Estamos vivos y eso significa que mañana volveremos a pelea...