Naruto
—Buenos días padre, espero que hoy no planees golpearme para que pierda la conciencia... de nuevo.
Minato luce exasperado, puede que esté vestido con traje negro, camisa y corbata... pero resopla de una forma no muy elegante. Me sonrío de medio lado por verlo perder el control.
—Esto es peligroso, no tienes ni idea de lo que está en juego.
—Te equivocas, sé muy bien del peligro latente sobre Kushina.
Vuelve a resoplar más duro, se pasa la mano por su rubio cabello, coloca violentamente el maletín que trae en la mano en el escritorio y finalmente se sienta ceñudo.
—Bien. ¿Qué pretendes Naruto? ¿Acaso buscas una disculpa por haberte dejado en un orfanato? Fue lo único que pudimos hacer en ese momento de desesperación.
—Lo sé, hablé con Sarutobi —me encojo de hombros restándole importancia —Me imagino que sabes que trabajo para el gobierno.
—Si, lo sabemos todo de ti, jamás te dejamos solo.
Bajo la mirada hacia la esquina del escritorio —Una gran declaración para alguien con quien nunca has hablado —quizá su juego sea descolocarme pero esto no me toma por sorpresa, aún así guardo silencio por un momento.
—Hay un auto esperándome abajo, si no tienes nada más que decir tengo que irme o sospechará que algo malo pasó.
Hace el amago de levantarse —La razón por la que estás acá es porque quiero que nos ayudes a acabar con Madara.
Mis ojos determinados se clavan en los suyos sorprendidos por un segundo, luego respira y se tranquiliza de nuevo.
—Muchos lo han intentado... —su voz suena más grave, es innecesario que termine esa frase —No voy a arriesgar a tu madre.
—Cierto, nunca la arriesgarías, simplemente la vas a dejar siendo la "Madame" de un burdel el resto de su vida.
—Esta reunión ha concluido.
Ahora si se levanta, coge el maletín y va hacia la puerta.
—Tú no has podido salvarla de ese mundo, ni salvarte a ti mismo. Es hora de que yo haga algo para ayudarlos.
Se voltea y me mira con lástima —No hay nada que puedas hacer y yo no tengo ninguna forma de colaborarte.
—Sólo necesitamos información sobre los clientes que han pedido préstamos a Madara, no te estamos pidiendo nada que te ponga en riesgo... ni a mi madre —me levanté tan rápido que no me importó que cayera la silla y golpeé el escritorio con mis dos manos— Me lo debes Minato, me debes la oportunidad de tratar de salvarlos, luego del abandono, luego de las mentiras, me lo debes. No estaría aquí si no tuviéramos un plan. Me debes... el creer en mí.
Suspiró, cerró los ojos y se relajó notablemente.
—Tienes razón Naruto y quiero creer en ti.
Una declaración tan simple y tan significativa para mí que me llena de calor el pecho.
Minato se acerca, ladea un poco su rostro y sonríe. Estira su mano y la posa en mi cabeza revolviéndome el cabello.
—Te ayudaré en lo que me pidas y sin importar lo que pase tu madre y yo estamos orgullosos del hombre en el que convertiste.
Sonrío, sonrío con toda mi dentadura, sonrío como nunca antes, sonrío como el niño que siempre quise ser al lado de sus padres.
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Temari
Algo anda mal, lo sé, lo siento, estoy segura.
Luego de la maravillosa noche cuando Shikamaru me pidió formalmente que sea su esposa derrumbando todas mis murallas, él se distanció de mí. No físicamente, claro, cada vez que nos vemos es como si tratáramos de recuperar el tiempo perdido, pero lo noto callado y pensativo.
Actúa algo robotizado, en la oficina hace todo bien y hasta he notado un gran cambio en su personalidad, al menos ya no escucho:
"Que fastidio"
"Esto es molesto"
No, al menos cada cinco minutos.
Cuando lo he confrontado cambia el tema automáticamente preguntándome detalles de la boda, parece estar convencido de que eso me deslumbrará lo suficiente para olvidarme de lo importante. En verdad cree que me trasnocha el color de los manteles y el estilo de los ramos. Parece que no me conociera así que yo me hago la desentendida para no ponerlo en alerta.
¿Sospechas?
Muchas y todas relacionadas con Madara. Igual que al inicio, tendré que hacer las cosas por mi cuenta y luego ir a salvarle el trasero.
¿Pero qué más puedo hacer?
Amo ese perfecto, redondo y firme trasero que me gusta a veces morder.
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Shikamaru
Como cada día, luego de dejar a mi Tema sudada y feliz en su cama, me voy al sótano de mi casa donde he puesto todos los juguetes para planear la caída de ese malnacido.
A las 12:30am dejo entrar a un pelinegro de ojos azules y sonrisa zorruna que me mira con altivez.
—¿Lo lograste?
—Claro que si-dattebayo.
—Esa palabrita que adaptaste para el personaje de tu fachada es un fastidio.
—A mi me encanta —sonríe aún más, parece un niño feliz luego de ir a un parque.
—¿Minato nos ayudará?
—Sí, le di el teléfono desechable y le indiqué que sólo le ponga la batería hasta el momento en que necesite contactarnos. Él por su parte me dio un maletín lleno de dinero.
Pone el estuche en una de las mesas, lo abre y suelta un silbido admirando la cantidad de billetes.
—El trato es simple, tengo una semana para devolver el dinero junto con el 1% de intereses. Si no lo logro tengo todo un mes para devolverlo con el 10% o pagar una quinta parte una vez cada mes por dos años. —Naruto cierra el maletín en un único golpe mas duro de lo necesario— Eso se convierte en una deuda impagable.
—Si logran pagar a Madara se enriquece y si no lo logran él cobra de otra forma. Esto convierte al "gota a gota" en el negocio más lucrativo que tiene. ¿Cuándo crees que Minato tendrá la lista?
—Una semana a lo mucho
—Perfecto, el siguiente paso está en manos del no-muerto Itachi Uchiha.
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La Voluntad de Fuego
Fanfiction"El País del Viento quedó atrás pero el mal sigue cerniéndose sobre nosotros. Los interrogantes nos ahogan en la oscuridad y aunque todo parece complicado siempre hay una luz de esperanza. Estamos vivos y eso significa que mañana volveremos a pelea...