Shikamaru Nara
Cuando volvimos a tierra yo ya no era el mismo. Callado y absorto en mis pensamientos solamente quería llegar a casa. Mientras el ánimo en el barco era de victoria mi humor se esfumó cuando probé la sangre de una persona por primera vez.
Recordé el día en que había pensado en matar a Hidan y Temari no me dejó, ahora entendía el por qué.
Llegué a mi casa cuando el sol aún no aparecía, a pesar del cansancio y tener una cama caliente junto a la mujer que amo lo único que podía pensar era en bañarme, algo bastante ilógico si pienso que estaba justamente en el agua salada. En la ducha restregué furiosamente mis manos, sin importar cuando lo hiciera la sensación de la sangre caliente pareciera no desaparecer.
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Temari
Escuché la ducha y supe de inmediato que Shikamaru había regresado. Sakura me había ofrecido su casa para quedarme este fin de semana pero yo no quise irme de lo que considero hoy en día mi hogar.
Cuando entré al baño el vapor del agua cubría todo, había estado allí más tiempo del que yo creí. Y cuando por fin pude verlo a través de las puertas de vidrio estaba irreconocible, lavaba rabioso, si esa expresión es válida, sus manos. Fruncía el ceño y se concentraba sólo en esa actividad, no notó cuando entré, no notó cuando lo llamé. Era como si hubiera dejado al mundo afuera de ese cubículo.
Yo sabía que era pura mierda que se iba a hacer un negocio pero verlo de esta manera me golpea casi tanto como mirarlo en una cama de hospital.
Me quité la ropa e ingresé a su pequeño espacio, puse suavemente mis manos desde sus costados hasta que las tuve separando la piel sonrojada de la palma de las suyas, fue sólo hasta ese momento que notó mi presencia. Me apretó a su espalda jalando de mí hasta hacerme encajar en su cuerpo. Como es más alto que yo cuando elevó su rostro hacia el techo quedó apoyando su cabeza en la mía, luego soltó un sonoro suspiro que atravesó mi corazón.
No le voy a preguntar qué pasó, sé que el día en que me lo quiera contar yo estaré allí para escucharlo porque pase lo que pase ya no encuentro mi vida sin que él esté a mi lado.
Después de un rato apago el agua, lo llevo hasta el cuarto aún mojado y dejando todo húmedo a nuestro paso. Lo paro junto a la cama y así de pie empiezo a secarlo concienzudamente. Shikamaru se deja hacer como si fuera un muñeco que necesita mis atenciones.
Al terminar lo recuesto y le susurro que iré a traerle algo de comer pero él no me deja, me tira hacia su cuerpo para que me recueste a su lado. Yo lo acuno entre mis brazos y dejo que descanse.
Cuando vuelvo a abrir los ojos ya es de día, acaricio su grueso cabello negro, comúnmente lo lleva recogido en una coleta pero ahora que está suelto es delicioso meter mis dedos por entre sus hebras para recorrerlo.
—Gracias —murmura suave, no sabía que ya estaba despierto— Gracias por no preguntarme nada.
—Lo que te pase no importa, los hechos no importan, los sentimientos si y esos son los que quiero que compartas conmigo y no necesitan palabras.
Me abraza más fuerte por la cintura atrayéndome más hacia él enterrando su nariz entre mis senos.
—Tu olor me tranquiliza.
Sube su rostro y me mira con esos ojos cafés oscuros que siempre me han fascinado. Luego se enfoca en mi mano y la toma para mirar de cerca el anillo que él mismo me dio.
—Lo estás usando.
—Siempre lo hago desde que me lo diste —él se sonríe— No es justo, esto me marca como tuya pero quiero que todo el mundo sepa que tu estas tomado también.
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La Voluntad de Fuego
Hayran Kurgu"El País del Viento quedó atrás pero el mal sigue cerniéndose sobre nosotros. Los interrogantes nos ahogan en la oscuridad y aunque todo parece complicado siempre hay una luz de esperanza. Estamos vivos y eso significa que mañana volveremos a pelea...