➳ The rain

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Jaemin

Ningún cuerpo recorriendo el lugar, ni siquiera un alma la cual pueda ser percibida, solo yo y el regordete señor que me miraba con cara somnolienta esperando tomar mi pedido.

Me impresionaba la quietud que había en esta cafetería, aunque pensándolo bien, creo ser el único chico de 18 años que va a las 12 de la noche por un café.

Recibí el vaso de cartón con mi nombre escrito en el, entregando una pequeña sonrisa de agradecimiento. Dí media vuelta para caminar unos metros y dejar caer mi cuerpo en una de las sillas.

Mis dedos tamborileaban sobre mi pierna izquierda y mis dientes delanteros se encargaban de destruir mi labio inferior.

Estaba nervioso, no dejaba de pensar en eso, o mejor dicho, en el...

Sus manos sobre mi cuerpo, su rostro completamente rojo por el calor, el sabor de su boca, la suavidad de su piel, !dios! Na Jaemin, ¿Que te esta pasando?.

Puse mis manos en mi cabeza como si quisiera sacar el recuerdo, destruirlo, quemarlo, pero era imposible. Había vivido una experiencia tan extraña pero a la vez tan única, que me estaba volviendo loco.

Necesitaba sacarme la duda, Jeno no dejaba de pasear por mi mente, habían noches en las cuales mis sueños eran invadidos, por su voz y su presencia. Me sentía tan extraño.

Del solo imaginar que volveré a verle me ocasiona una vergüenza enorme.

Aún así, no lo puedo negar, me quite una bastante incertidumbre, el chico me trae vuelto un lunático, raramente sentía una atracción muy grande y cada vez tenía mas interés en conocerlo, solo que... dudo poder hacerlo ahora.

Recordé la forma en como contestó a mi y como llevó la situación con dominación después de un rato, no quería pasarme películas, quizás solo se dejo llevar por el momento.

Incline mi cabeza hacía atrás terminando el líquido de color marrón, me sentía mas despierto y vivo, justo lo que estaba buscando.

Hoy era viernes, osea, en realidad ya era sábado mirando la hora, digamos que fue un día pesado lleno de movimiento y multiples recuerdos que me atormentaron. Mamá me había llamado en la mañana, me preguntó como iba la universidad y cuando sería la fecha de mi entrega titular, la señora llevaba un tiempo ahorrando para poder comprar pasajes y venir hasta Corea para verme, pero se que eso no era un tanto posible.

Un recuerdo llego a mi mente, un Jaemin de 7 años pidiéndole a su madre que le comprara una pelota de futbol o unos patines. Sonreí ante el flashback, pero la sonrisa se desvanecía a cada segundo. Mi madre jamás pudo darme cosas materiales cuando era pequeño, siempre fuimos una familia de escasos recursos, y veía a mis padres sufrir por mi futuro, por lo mismo, me dispuse a ser uno de los mejores.
El día en que llego la carta de la universidad a mi puerta, creo que fue el mejor suceso que hemos experimentado, el papel tenia plasmado en palabras la grandiosa beca que había ganado por mis calificaciones, asistiría a la Universidad de Seoul como estudiante de neurología.
Mi madre llorando de felicidad es la única escena nítida que tengo en estos momentos.

La extrañaba, a ella y a papá, ya se iban a cumplir 2 años de que no los veía.

Mi corazón se estremeció y un escalofrío me recorrió cada extremidad del cuerpo, me sentía solo, y muchas veces perdido.
Independizarme en un país diferente con una lengua distinta a la mía era todo un reto, uno lleno de angustia y sufrimiento.
Extraño Italia, sus voces, la comida de mi madre y esa brisa que todas las mañanas golpeaba mi rostro mientras me paraba a mirar el lago que yacía detrás de nuestra pequeña casa.

Mis manos percibieron un toque aguado y caliente.

Apenas me di cuenta de que estaba llorando y mis mejillas se encontraban rojas, el recuerdo me invadió  de una manera tan repentina que no me había percatado de mi dolor emocional, de ese vacío interno que existía en mi.

Sacudí mi cabeza para poder salir de mi trance, ya era tarde y pronto cerrarían.
Salí del local subiendo la bufanda que descansaba en mi cuello para tapar mi nariz y boca. Caminé a paso lento, sin preocupación admirando el sosiego de las calles.

Mis pestañas cada vez que bajaban en un parpadeo me hacían percibir un ardor que provocaba cansancio, nose de que exactamente, pero mentalmente estaba exhausto.

Unos pequeños golpes caían sobre mi cabeza, poco a poco se intensificaban y la cantidad era cada vez mayor, comenzó a llover, no tenia paraguas y mi apartamento no se encontraba cerca.
No podía ver con claridad, pero aun así apure el paso. Mis piernas me traicionaban cada vez que los zapatos se resbalaban en la acera, intentaba correr, pero habían altas probabilidades de que si lo hacía podría caer directo al piso.
Puse los brazos sobre mi cabeza en modo de refugio, lo único que escuchaba era el estruendoso ruido de las gotas caer.
Pase unos largos 10 minutos bajo la tela de un local, me encontraba empapado, ninguna de mis prendas se salvaba en el acto, me sentía frustrado y con mucho frío.

Distinguí el sonido de unas llantas resbalarse sobre el cemento completamente mojado, apenas podía levantar mi rostro, pero aún así lo hice.
Frente a mi estaba estacionado un auto de color negro, quien conducía aún se encontraba dentro de este, hasta que la puerta de abrió... y lo ví.

Bajó del coche sin una pizca de importancia por su ropa o la abundante agua que caía encima de ella. Me miro con preocupación y se acerco a mí pasando su brazo por mis hombros.

Rodeamos la parte delantera y sentí como bajaba mi cabeza con una de sus manos para facilitarme la entrada al asiento del copiloto, el ambiente se volvió cálido y en menos de 2 segundos mi mente se bloqueo por completo haciendo cerrar mis párpados, nose exactamente si me dormí, o me desmaye, pero si sabía que el sufrimiento había acabado, al menos por ahora.

Viridescent || Nomin (Fanfic Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora