➳ Looking through the window

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Aroma a tierra mojada llegaba hasta mi olfato y el sonido de tazas chocando unas a las otras hasta mis oídos.

Me revolví en el duro colchón, pegando un leve gruñido mañanero. Las camas de esta cabaña eran como desde hace mil años, o eso pareciera porque rechinaban peor que puertas en películas de terror.

Abrí mis ojos de golpe, y luego los volví a achinar. Había amanecido de buen humor y mucho más liviano, como si me hubiera sacado veinte kilos de encima.

Revolví mi cabello con rapidez formando estática, y al terminar el acto, resoplé los pelos que quedaban plasmados en mis ojos. Bostecé y estiré ambos brazos eliminando toda tensión de mis musculosos.

Levanté mi cuerpo de golpe, haciendo que un mareo viniese a mi cabeza, me tomó unos segundos recuperarme, luego me paré y me encaminé a la pequeña cocina.

Sentí el olor a café impregnado en todos los rincones del lugar y mi estómago sonó pidiendo alimento.

Taeyong se encontraba de espaldas a mi mientras hacia un baile extraño y al mismo tiempo le echaba mantequilla a sus tostadas. Me quede un momento observándolo con los brazos cruzados, era genial ver hacer el ridículo a uno de los mas serios y maduros del grupo.

Cuando carraspee, se giro asustado casi tirando los pedazos del plato, mientras pegaba un salto y yo me preparaba para el bombardeo.

- ¡Hijo de put... como no avisas que estas ahí parado!, ¡¿quieres que te pegue con este plato en la cabeza?! dios, que casi boto las jodidas tostadas!

Dejó el recipiente de loza encima de la pequeña mesa, y yo sonriendo satisfecho, me senté en una de las sillas llevando un pedazo de pan a mi boca. Taeyong tenia una expresión seria, emblema de estar furioso.

- Buenos días para ti también. - Le guiñe un ojo juguetón.

Un sonrisa cerrada e irónica se formo en mi rostro al ver el suyo con el entrecejo fruncido.

- Al parecer amaneciste de buenas. - Tomó una silla y la movió para luego sentarse en ella justo frente a mi.

- O quizás tu amaneces siempre de malas. - Terminé de hablar metiéndome el último pedazo de tostada a la boca.

Me paré en dirección al diminuto refrigerador que descansaba en la esquina del pequeño pero acogedor lugar. Al abrirlo no había mucha variedad de cosas, pero opte por agarrar la caja de leche blanca.

- Con los chicos iremos al lago, luego de comer ve a ponerte traje de baño.

Al girar en mi puesto y apoyar la espalda baja en la cocina, vi a Taeyong salir por la puerta.

Me moví unos segundos dentro de la cabaña mirando las paredes con cuadros rústicos pero muy bien adecuados. Le daban un toque único y cálido, como si fueras uno mismo con la naturaleza del alrededor.

Llegue hasta el ventanal mas grande, este tenia dos cortinas blanquecinas colgadas de el. Por el pequeño espacio que quedaba abierto, notaba como el grupo de mis amigos conversaban y se reían de quien sabe que.

Johnny estaba parado al frente se una parrilla con un utensilio bastante largo y puntiagudo, algo que me causaba un poco de miedo cuando se trataba de él.

Chenle y Renjun se empujaban uno al otro mientras corrían por el verde pasto mojado, cada vez que el rubio alcanzaba al mas pequeño, este último gritaba tan agudo que llegaba a traspasar las paredes de la cabaña.

Respiré hondo llenado todo mi pecho de aire, y pensaba, al mismo tiempo que veía la hermosa escena de lo que es tener a personas tan geniales apoyándome.

Ya se iban a cumplir dos meses de la muerte de mi madre. No diré que la superé, tampoco dire que aún no me causa dolor, pero creo que lo más sano era aprender a vivir con ello, por mucho que me desgarrara el corazón.

Si no fuera por estos chicos, estaría completamente solo, quizás acostado en mi cama marchitándome en le oscuridad de mi habitación. Deshidratándome y adelgazando como una planta carente de sus necesidades básicas.

Era increíble la similitud de la naturaleza con la del ser humano, siempre he podido encontrar muchas cosas en común cuando entraba a mi invernadero.

Cuando llegaba triste, muchas flores estaban cabizbajas, cuando llegaba alegre, un radiante sol iluminaba los pétalos más brillantes, y cuando me encontraba enojado, simplemente las plantas se cerraban como si fuese a agarrar una tijera y cortarlas a todas.

En conclusión, podría decir, que nosotros mismos, somos plantas. Necesitamos nuestros cuidados básicos, y al mismo tiempo, amor para poder crecer.

Parpadee unas cuantas veces para salir de mi propia nube, mis ojos volvieron a la misma escena anterior, pero al girar mi cabeza un poco, vi una banca lejana donde se encontraba un Jaemin muy concentrado, con la punta de su lengua afuera, sumergido en su libreta de dibujo.

Sus manos se movían rápidamente mientras trazaba muchísimas lineas.

Ahí me quede yo, embobado mirando como el moreno chico que me traía loco hacia nacer su talento, arte. 

El leve viento primaveral hacia mover sus cabellos marrones, y cada vez que un poco de tierra iba acompañado, arrugaba la nariz evitando estornudar.

Cada cierto rato, se enderezaba y acomodaba su posición, ya que el dibujar en sus muslos eso hacia que se encorvara. Al parecer debe ser bastante incómodo, pero asumo que esta acostumbrado.

Me moví tan solo unos centímetros para dejar el vaso de leche, que ahora se encontraba vació, en el lavavajillas.

Y antes de volver a la ventana y seguir mis intenciones, la puerta sonó detrás de mi siendo cerrada.

Voltee y vi como Jaemin entraba silbando y tiraba su buzo en uno de los viejos sillones, al mismo tiempo ponía su libreta en la cabeza intentado mantenerla en equilibrio.

No tome el tiempo exacto de lo que pasó, porque con él todo era a velocidad de la luz, y su sonrisa se hizo presente justo en frente de mi.

Siguió caminando en dirección recta hasta llegar a la entrada de nuestra habitación.

Antes de que se encerrara, mire su rostro sin decir absolutamente nada, pero esa sonrisa alegró mi mañana, después de mucho tiempo.

Viridescent || Nomin (Fanfic Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora