Capítulo 11

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La gente entró en la cafetería como si fuera una estampida, haciendo cola para coger la comida mientras otros iban a coger mesa. Arya no hizo el amago de irse a pesar de haber terminado de preguntar hace cinco minutos. Estaba terminando de apuntar algunas cosas cuando Ethan vio a Terence y a Yurgen buscando mesa, así que se levantó y les hizo un gesto con la mano para que se acercaran.

Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Terence frunció el ceño al ver que Ethan no estaba solo.

–Eh, Arya.– Dijo y ella le miró.– Me gustaría presentarte a mis amigos, Terence y Yurgen.– Señaló con la cabeza detrás de ella, y cuando Arya se dio la vuelta, sonrió al verles.

–¡Hola! Creo que nos hemos visto alguna vez, pero nunca nos han presentado formalmente.

–No, la verdad es que no. ¿Qué hacías con Ethan?

–Es que me ha hecho las preguntas de las pruebas.

–¡Cierto!– Dijo Yurgen sentándose.– ¿Qué tal ir?

–Eh... Bueno, he hecho explotar un ordenador.

–¿Cómo?– Dijo Terence atragantandose.

–No sabemos qué ha pasado, pero se ha puesto nervioso y bueno... Si, técnicamente ha explotado.– Dijo Vera.

–Brutal...

–Hey.– Escucharon.

Arya se dio la vuelta para ver quien llamaba y se encontró con que su novio Daniel y Mika se acercaban a ellos. Daniel caminó un poco más rápido que Mika hasta llegar con su novia y le dio un beso en la mejilla.

–¿Qué tal la mañana?– Le preguntó él.

–Liada. Mira, este es Ethan.– Le saludó.

–Hola tío. Soy Daniel.

–Ethan.

–Es nuevo y, ya sabes, procedimiento habitual.

–Oh, así que yo también tengo trabajo.

–Si, toma.– Dijo, le dio el cuaderno en el que había estado tomando apuntes y Daniel lo a leyó de una sola vez.– ¿Se los llevas a Cory?

–Si.–Le devolvió el cuaderno.– Ahora nos vemos.

–¿Pero no te llevas...?

–Memoria fotográfica.– Dijo interrumpiendo a Ethan y dándose unos golpecitos en la sien antes de irse.

–¿Por qué estás sentada con el ruso y el traductor Google?– Le dijo Mika a Arya.

–Son los amigos de Ethan.

–¿Te ha llamado traductor Google?– Le susurró Ethan a Terence y este hizo un gesto de aceptación.

–¿No podemos sentarnos en nuestra mesa?

–¿Qué más te da, Mika? Parecen simpáticos.

Mika puso cara de pocos amigos pero aun así se sentó junto a Arya. Aquellas dos chicas eran completamente diferentes, como el sol y la luna. Ethan se preguntaba como es que podían ser amigas.

Terence se había puesto realmente nervioso y no levantó la vista del plato hasta que la pausa para comer terminó.

–¿Y ahora?– Preguntó Ethan.– ¿Qué hacéis durante el día?

–Pues algunos trabajamos.– Dijo Arya.

–Otros estudiar para mejor cerebro.

–Y lo que hacemos otros no te importa.– Dijo Mika y se dio media vuelta para irse.

–¿Y yo que se supone que tengo que hacer?– Dijo mirando a Vera esperando que ella le ayudara.

–Supongo que esperar a tus resultados. Antes de decirte que hacer, debemos saber si realmente lo eres.

–¿Qué eres?– Le preguntó Terence a Ethan.

–Nada todavía.– Ethan se levantó.– Me voy a mi cuarto, es decir a tu cuarto. ¡Nuestro cuarto! Lo siento me cuesta acostumbrarme... a todo esto.– Dijo señalando con los brazos a todo el lugar.

Volver a su cuarto fue como llegar a un lugar seguro. Estaba seguro de que Terence no volvería en horas, así que estaba solo. Le dolía la cabeza. Últimamente le dolía la cabeza con más frecuencia que de costumbre, y eso le dejaba cansado. Las pruebas le habían dejado hecho polvo, así que se tumbo un rato para ver si se le bajaba un poco el dolor.

Se pasó toda la tarde allí tumbado hasta que Terence volvió. Parecía cansado y traía algo que parecían deberes en varios idiomas. Dijo algo de mandarín, francés y portugués. Pero a Ethan no le interesaba demasiado.

A la hora de cenar, Arya convenció de nuevo a Mika para que se sentará con ellos. Daniel no dio ningún problema, y según su novia, le habían caído bien y pensó que sería divertido juntarse, pero a Ethan todo le pareció muy falso. No le quitaban los ojos de encima, como si le estuvieran vigilando, y eso le daba mala espina.

Se fue a dormir aún con dolor de cabeza. Tardó en dormirse, y aún así se despertó en plena noche. Sentía que la cabeza le iba a explotar, la vista se le desenfocada y se enfocaba sin ningún control. El estómago se le había vuelto del revés y le dolía todo el cuerpo. Se incorporó como pudo y se agarró la cabeza para que todo el cuarto dejara de dar vueltas a su alrededor. Bajó de su cama y cayó directo al suelo, sus piernas no le sujetaban, así que tuvo que ir como pudo hasta la cama de Terence y después le movió del brazo para que se despertara.

–¿Qué demonios te pasa?– Le dijo aún sin abrir los ojos.

–Terence no puedo... Ayúdame...

Terence abrió los ojos preocupado al escucharle hablar entre jadeos, entonces lo vio y se asustó.

–¿Qué... te ha pasado en los ojo?

–No lo sé. Pero tienes que...

Antes de que Ethan pudiera terminar de hablar, cayó al suelo sin casi respirar. Terence, por su parte, salió de su cuarto corriendo y gritando para que alguien le ayudara.

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