Capítulo 24

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–¿Qué has que?– Dijo Ethan intentando acercarse a él.

–¡Para!– Le gritó él.– No te acerques. ¡Alejaos todos!

Los chicos se alejaron con miedo y cuidado de Terence, que seguía sin mover ni siquiera las manos. Mika no dejaba de pensar en que si Terence no la hubiera apartado, habría activado la mina y todos habrían saltado por los aires.

–¿Tu como saber de mina?

–Kalil me enseñó... Hace unos años me enseñó a escuchar y detectar bombas. Tengo un oído muy especial para ellas, y bueno, ahora estoy sobre una de ellas.

–¿Y como te ayudamos?

–No podéis.– Les miró.– Tenéis que iros. Salir de aquí. En cualquier momento puede darme un calambre en la pierna y si cambio de peso o hago un mínimo cambio, adiós muy buenas.

–No, no vamos a irnos.– Ethan se adelantó un paso.

–No podéis quedaros.

–No vamos a irnos sin ti. Tiene que haber algo que podamos hacer.

Terence se quedó pensando. Habían pasado años desde que Kalil le había enseñado todo lo que sabía acerca de bombas y de cómo desactivarla, así que tuvo que hacer un gran esfuerzo por quedarse quieto y tranquilo mientras pensaba en cómo salir de aquella. Miró a su alrededor intentando evitar las miradas de preocupación de sus amigos hasta que en la pared de su derecha vio un panel mal colocado

–Ahí.– Dijo.– Me juego el cuello a que eso no debería estar ahí. Detrás tiene que estar la bomba.

Yurgen fue hasta el y lo arrancó de cuajo. Dentro, se vio el mecanismo de la bomba del que salían un montón de cables por todas partes y se metían por la pared para hacerla saltar por los aires si se presionaba el sensor.

–¿Cómo es la bomba?– Dijo intentando no girarse.

–Bastante común.– Le dijo Vera.– Tres baterías, dos cables azul clarito entran por la parte superior, dos negros y uno amarillo por la derecha y uno rojo por la parte de abajo.

–Vale...

–La buena noticia es que no tiene temporizador.

–¿Sabes desactivarla?– Le preguntó Ethan.

–No sé si sabría hacerlo. Hace mucho que Kalil me enseñó.

–Estudié algo de explosivos hace unos años.– Dijo Mika acercándose y estudiando un poco la bomba.– A lo mejor... puedo desactivarla.

–Eso sería en el mejor de los casos.– Dijo Daniel.– Pero en el peor...

–¡KABUMBA!

–¡Yurgen! ¡No es el momento!

–Ethan.– Le pidió Terence.– Ayúdala. Los demás, salid de aquí.

–Pero...

–¡No podéis quedaros! Tenéis que iros.

–No nos vamos.– Zanjó Arya.

–Por lo menos id a la sala de al lado. El daño será menor, espero...

–Venga, chicos, vamos.– Dijo Vera obligando un poco a los demás a irse mientras Terence se lo agradecía.

–No te preocupes.– Le dijo Ethan.– Vamos a sacarte de esta.

Ethan y Mika se giraron hacia la bomba mientras Terence asentía. En cuanto Ethan empezó a pensar, sus ojos se cambiaron de color. Al verlos, Mika se quedó bloqueada. Era la primera vez que los veía y no sabía como reaccionar.

–Tus ojos...

–Ya, ya, ya. Concéntrate.

Ambos se pusieron a estudiar la bomba. Ethan realmente no tenía ni la más remota idea acerca de bombas, solo había visto películas en las que gritaban "¿que cable corto, Mike? ¿El verde o el amarillo?" Pero allí no había ningún cable verde, y si se equivocaba, Terence y todos sus amigos morirían, incluido él.

–Creo que tenemos que cortar el cable amarillo de la derecha.

–¿Por qué?

–Creo que los negros regulan la presión y el amarillo la sensibilidad. Si lo cortamos, la mina que hay bajo los pies de Terence dejará de ser útil.

–En el maravilloso caso de que el amarillo regule la sensibilidad.

–¿Tienes alguna otra idea?

–No, pero...

–Chicos, se me están empezando a dormir las piernas.– Les avisó Terence.

–¿El amarillo es nuestra única opción?

–Es la única que se me ocurre.

–Entonces lo cortas tu.– Dijo Ethan pasándole unas tijeras.

Mika cogió las tijeras intentando que las mano no le temblaran demasiado. Se giró hacia la bomba e Ethan le puso la mano en el hombro. Contó hasta tres mientras acercaba las tijeras al cable que según ella haría inútil la mina y al terminar la cuenta atrás contuvo el aire y cortó el cable. Nadie se movió durante unos segundos.

–¿Y bien?– Preguntó Terence.

–Creo que ya está.– Dijo Mika acercándose a Terence junto a Ethan.

–¿Crees?

–Si hubiéramos hecho algo mal, ya estaríamos muertos.

–¿Entonces ya me puedo mover?

Ambos se encogieron en hombros. Terence suspiró y cerró los ojos. Si aquello salía mal... Suspiró una vez y dio un paso hacia Ethan y Mika. Cuando abrió los ojos, vio que nada había explotado.

–Ha funcionado.– Suspiró Mika sorprendida como la que más.

–¡Ha funcionado!

En cuanto los tres sintieron que estaban a salvo, corrieron a abrazarse. Segundos después de darse cuenta de lo que había pasado, Mika empujó a los dos y los separó de ella.

–Nunca vuelvas a jugarte la vida por mi.

–¿Quieres que te deje morir?

–No, pero... No mueras por mi culpa. Voy a avisar a los demás.– Dijo bajando la cabeza y yendo a por los demás.

–Ma ha abrazado.– Dijo Terence cuando se apartó lo suficiente.

–Y a mi también.

–Pero esta vez ha sido diferente.– Sonrió.

–Si, esta vez no te ha pegado.– Se burló Ethan.

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