A Ethan empezó a entrarle la risa cuando vio a todo el mundo tan serio hasta que estalló en una carcajada que nadie entendía. Cuando paró de reír, se dio cuenta de que nadie más se había reído.
–¿De que te ríes?– Le preguntó Arya.
–¿Es que os habéis vuelto todos locos? ¿Cómo voy a ser yo el 100%? No soy tan inteligente como vosotros.
–¿Entonces que explicación tienes para esto?
–Eh... Ninguna, la verdad. Debe de ser un error.
–Al final va a ser verdad que es tonto.
–Mika, no seas mala.
–¡Es que no puede ser! ¿Es que no lo veis? Yo no soy como vosotros.
–Ethan, tu tienes un 20%.– Dijo Cory.– Y yo tengo un 10,70%. Si sigues evolucionando a este ritmo, en menos de una semana podrás haber llegado casi al máximo.
De repente, Ethan empezó a creerse que lo que decían podía ser verdad. Hace dos días no era nadie y ahora estaba en proceso de convertirse en la persona más inteligente del mundo.
–Creo que me estoy empezando a agobiar un poco. Necesito quitarme esto.– Dijo intentando quitarse los cables.
–Eh, eh, tranquilo.– Dijo Vera deteniéndole.– No pasa nada.
–¿Qué no pasa nada? ¡Acabo de descubrir por qué hay gente en esta ciudad que quiere secuestrarme!
–Ethan tiene razón.– Dijo Daniel.– En esta ciudad hay gente que le quiere, cueste lo que cueste. Y me apuesto lo que quieras a que no tienen ningún miramiento en asaltar el edificio A.
–¿Y que hacemos?
–Tienes que venir conmigo.– Dijo Vera mirándole.– En la base de San Francisco, que es de donde vengo, podemos protegerte.
–¿San Francisco?– Dijo Ethan preocupado.– No, no, no. No puedo ir hasta allí.
–Aquí no tenemos los métodos para protegerte, Ethan.– Admitió Cory.– Vera tienes razón, tienes que irte con ella.
–¿Pero y que pasa con mis padres? ¿Mis estudios? ¡Mi vida!
–Todo eso cambió el día que te sentaste a hacer aquel examen.– Dijo Mika.
Ethan odio a Pehanllow más de lo que ya lo hacía en aquel momento. Aunque en realidad, no podía culpar a nadie. En todo caso a sus padres por darle un cerebro así, pero sería un poco raro.
–Ethan.– Le llamó Vera y salió del trance en el que al parecer se había metido.– Deberíamos ir a San Francisco lo antes posible.
–¿Allí estaré a salvo?
–Si, claro.
–Vale...
–Yo también voy.– Dijo Terence y Vera se puso tensa.
–¿Qué?
–Es mi amigo. Quiero ayudar.
–No puedes.
–¿Cómo que no? No puedes llevar a alguien tan importante como Ethan por el país y esperar que sea un campo de flores.
–Sé defenderme. ¿Pero tu? Dime: en caso de venir, ¿podrías garantizar su seguridad?– Terence se quedó callado.– ¿Podrías garantizar que Ethan llegaría a salvo a San Francisco?
–Puedo garantizar que lo intentaré ¿Y tu? Pareces muy segura de lo que dices, pero aquí nadie te conoce. ¿Como sabemos que podemos fiarnos de ti?
–Porque le salve la vida una vez. Le puse a salvo, y eso es lo que quiero volver a hacer.
–Neoleul jeonhyeo midji anh-a.
–Parad ya los dos.– Dijo Cory.– Estoy de acuerdo en poner a Ethan a salvo, pero no puedes hacerlo sola. Terence irá contigo. Y Yurgen, Arya, Daniel y Mika también.
–¿Por qué?– Protestó Mika.
–Considero que todos podéis ser de gran valor para esto. Juntos formariais un buen equipo, y tenéis que proteger a Ethan. No podemos dejar que le pase nada.
–Puedo sola.
–Pero no estas sola.– Dijo Arya.– No sé como sería en tu antigua base, pero aquí nos ayudamos entre nosotros.
Vera se cruzó de brazos y se quedó sería. Ethan la miraba con esperanzas de que dijera que si, por mucho que confiará en ella, no quería que fueran ellos solos. Entendía perfectamente la gravedad de la situación.
–Nos vamos en media hora.– Declaró.– Coged todo lo que necesitéis, pero nada que no sea imprescindible.– Dijo antes de salir de allí.
Ethan volvió a su cuarto para recoger sus cosas después de desayunar algo. Cuando por fin se tomó su primer café, sintió que todo iba mejor. Al llegar a su cuarto, Ethan se dio cuenta de que no tenía tantas cosas como creía, así que cogió su mochila del instituto, sacó los libros, metió algo de ropa, comida y poco más. Cuando cogió el móvil, pensó en llamar a sus padres, decirles que estaba bien y que no se preocupara con él, pero antes de que pudiera marcar el número, Terence le llamó.
–¿Estás listo? Te estamos esperando.
–Si, ya voy.
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100%
خيال علميSe dice que los humanos solo utilizamos el 10% de nuestra capacidad cerebral. Mucha gente se preguntaría como sería usar el 100%, pero Ethan Monroe no, y eso bastaba para desarrollar su cerebro hasta niveles inimaginables.