Ethan se pasó una hora y media vomitando en el baño. Marcus no se apartó de su lado en ningún momento. Se quedó sentado apoyando a su amigo y cada vez que alguien entraba, le decía lo mismo:
–Lo siento, tío. Ocupado. Prueba al final del pasillo.
Mucha gente conocía y entendía los problemas de Ethan con los exámenes, incluso los profesores estaban al corriente, pero cada vez que tenía un ataque de pánico como aquel, se sentía el hazme reír del instituto.
Al cabo de un rato sin vomitar, Ethan de levantó apoyándose en la pared y salió del baño. Al verle, Marcus se levantó tan rápido como pudo y le sujetó para que no perdiera el equilibrio. Estaba tan pálido que cualquiera hubiera dicho que acababa de resucitar.
–Eh tío, ¿como estás?
–Mejor... creo que mejor.
–Hace ya un rato que no te oigo vomitar. Eso es bueno.
–Si, pero mírame.– Dijo mirándose en el espejo, y al mirar, Marcus se dio cuenta de que la camiseta de Ethan estaba manchada.– Doy asco.
–Creo que tengo algo de ropa en la taquilla del gimnasio.
–Tu ropa del gimnasio da más asco que yo.– Dijo cogiendo un par de servilletas de papel para limpiarse un poco. Marcus se rió.– Oye, siento que te hayas perdido el examen por mi culpa.
–Ese examen es una mierda. ¿De verdad pensabas que iba a quedarme sentado respondiendo preguntas sin sentido mientras tu lo pasabas mal?
–Gracias.– Dijo mirándole a través del espejo.– ¿Me dejas tu chaqueta?
Marcus se quitó la chaqueta tan rápido como se la pidió. Ambos salieron del baño como si no hubiera pasado nada a pesar de que Ethan tenía unas ganas horribles de llegar a casa.
Volvieron a la clase donde habían hecho el examen donde ya no había alumnos. Habían dejado todos los exámenes en las mesas y la Sargento estaba recogiéndolos con la ayuda de su profesora.
–Ethan.– Dijo ella al verle de nuevo.– ¿Estas mejor?
–Si, si. Bastante mejor...
–¿No habría otra oportunidad para este chico?– Preguntó a la Sargento.– Sufre de testofobia y sin avisarle de antes...
–Lo siento.– La interrumpió.– No damos segundas oportunidades.
–¿Ni siquiera a Marcus?– Intervino Ethan.– Se ha ido en medio del examen solo para apoyarme. Déjele volver a intentarlo.
–Lo siento.– Dijo la Sargento tajante.– Las normas son las normas. Y tu no eres nadie para romperlas.
La Sargento terminó de recoger los exámenes con sus cosas y se marchó. Ethan se sentía peor por haberle hecho suspender a Marcus que por haber suspendido él mismo. Se sentó en su mesa y suspiró.
–Vaya día de mierda.
–No todo es malo.– Dijo la profesora acercándose a ellos.– Este examen se hace todos los años, y después de hacerlo, podéis iros a casa.
–¿Cómo?– Exclamó Marcus.– ¿Ya?
–Si. Son las normas.
–¿Y el resto de las clases?
–No os preocupéis por ellas. Todos los profesores lo saben. Y creo que después de lo de esta mañana, os merecéis un descanso más que nadie.
–Gracias.
–Eres la mejor profesora del instituto.– Le dijo Marcus con una sonrisa.
Todos sonrieron, solo que Ethan un poquito menos. Terminaron de recoger las cosas y después Marcus llevó a Ethan a casa. Aparcó delante de la puerta e Ethan le invitó a pasar.
Ambos fueron recibidos por Sasha pegando saltos y pidiendo que le tiraran la pelota. Marcus fue directo a la cocina para coger algo de beber mientras Ethan subía a cambiarse. La chaqueta de Marcus se había manchado un poco, así que después de ponerse ropa limpia, la bajó para lavarla también.
–Oye, te he manchado la chaqueta, perdona.
–Bah, tranquilo.
–Te la lavo y cuando esté bien, te la doy.
–Como quieras, Cenicienta.– Dijo tras pegar un trato.– ¿Vas a contarles a tus padres lo del examen?
–¿Para que? Si no lo descubren, nunca se lo contaré.
–Yo tampoco diré nada. Así tu madre no podrá preguntarle a la mía.
–Vale.– Dijo Ethan riéndose.
–Trabajo en equipo.– Marcus le ofreció una Coca-Cola.
Al cabo de un rato de que ambos estuvieron hablando, la puerta se abrió y Lexie entró. Normalmente solía venir con unos amigos suyos y su madre, que vivían al otro lado de la calle, así nunca venía sola. Sasha fue a recibirla a ella también y después, la perra corrió a la cocina a buscar a Ethan y fue como si le dijera "¡Ha venido alguien! ¡Ha venido alguien!", después volvió corriendo con Lexie, pero cuando ella se asomó a la cocina, se quedó bastante extrañada al ver a su hermano en casa.
–¿Qué haces aquí?– Le preguntó la niña.
–¿Y tu?
–¿Y él?– Señaló a Marcus.
–Se han suspendido nuestras clases.– Dijo Marcus terminando de beber su refresco.
–¿Y eso?
–Eh... El gobierno.– Dijo Marcus.– El ministerio de educación está fino.
–Ya.
–Lex, no se lo digas ni a mamá ni a papá.– Le pidió Ethan.
–¿Has hecho algo malo?
–Para ser sincero... No.
–¿Entonces por qué...?
–Lex.– Ethan se puso serio.– Ya vale.
Lexie supo al instante que su hermano no quería hablar del tema, así que asintió un par de veces y se fue al salón.
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100%
Научная фантастикаSe dice que los humanos solo utilizamos el 10% de nuestra capacidad cerebral. Mucha gente se preguntaría como sería usar el 100%, pero Ethan Monroe no, y eso bastaba para desarrollar su cerebro hasta niveles inimaginables.