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Cuando Stark había dicho que tenía una misión en la que yo y otro vengador debíamos participar, jamás imaginé que se trataría de una misión encubierta de esta clase. Normalmente yo podría hacerlo sola, pero la anticipación del evento no nos permitió que realizara el trabajo previo.

La limusina se detiene frente a la mansión de uno de los senadores de la nación. Hay muchos guardias en la entrada y puedo apostar que también dentro de la construcción. Mi pareja baja primero y me pasa su mano para ayudarme.

Algo bueno de las misiones es que puedo utilizar la tarjeta de Stark sin límite alguno. Es por eso que llevo puesto un vestido rojo vino de gala que realza mi figura junto con diamantes en las orejas y en los brazos.

Saludamos a la pareja de la entrada que está verificando las invitaciones. Ya había visto a la mujer mayor, es la asistente personal del senador y el hombre a su lado es el jefe de seguridad. Rogers y yo llevamos puesto velos fotostáticos para proteger nuestra identidad. Yo lo complementé con una peluca rubia que ya tenía un hermoso recogido.

El nombre encubierto de mi novio es Tom Mackenna, tiene cincuenta y cinco años y es moreno. Yo represento a Susan Mackenna, su nueva esposa. Debo actuar como una joven tonta a la que le gusta demasiado el dinero de mi esposo, incluso más que él mismo.

La misión consiste en extraer información de la computadora del senador, la cual no puede ser hackeada porque no la mantienen conectada a ninguna red. A él se lo había relacionado con Sitwell pero nunca pudo probarse nada.

―Relájate, soldado ―susurro a Steve cuando nos acercamos a saludar.

Él respira profundo para lograrlo.

―No estoy acostumbrado a esto ―contesta con seriedad.

Pone una mano en mi cintura para que no nos separemos al llegar a la zona de mayor confluencia. Hay muchas personas importantes en la fiesta, eso implicaba que habían muchos agentes vigilando todo.

Rogers me acerca una copa de champagne frío.

―Debemos socializar un poco ―digo después de brindar con él―. Ya sabes, habla de tus propiedades...

―Quizá les diga a todos que eres mi esposa. He notado como no dejan de mirarte ―comenta algo irritado.

―Recuerda la misión ―lo tomo de la mano y nos acercamos a un grupo reducido de personas.

Juego con mi pulsera cuando llegamos. Rogers se presenta como el señor Mackenna, luego recita uno de los diálogos que le había enseñado horas antes. Lo hace bastante bien, haciendo que le sigan la conversación.

No dejamos de beber champagne en toda la noche, ya que esa será nuestra cuartada.

―Bailemos ―me pide el soldado y lo sigo hasta la pista que se encuentra en el otro salón.

El cuarteto de cuerda le da aún más clase al evento. Las suaves melodías hacen que sienta el deseo de bailar en puntas. Hasta ahora solo Rogers me había visto hacerlo en vivo.

La música es lenta, entonces me toma de la cintura y rodeo su cuello con mis brazos. Lo noto nervioso, es la primera vez que bailamos en público después de haberle enseñado los movimientos básicos.

―Lo haces bien ―lo tranquilizo.

―Siguen mirándote ―me susurra.

―Es que soy irresistible ―intento molestarlo.

―Quizá debiste venir con Clint o con Tony.

Lo obligo a que me vea a los ojos. Sé que ve un rostro distinto al usual, pero intento darle confianza con la mirada. Luego lo acerco a mis labios y comenzamos un beso lento a medida que nos movemos.

My heart is Open [Romanogers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora