Cap.14

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El odio pasó en algunos minutos. El anochecer llegó, y no tenía idea de donde estaba Cole, o en donde estaba ubicada.

La habitación estaba en un silencio. A veces se escuchaba el crujir de la madera vieja del techo.

El silencio me mataba, era como millones de cuchillos apuñalando todo mi cuerpo.

Yo no podía estar en silencio por muchas horas, una cosa que recuerdo muy bien, es que tengo una fobia a quedarme sola (Eremofobia).

La tuve desde pequeña. Siempre tuve miedo a que la gente me abandonara o se alejara de mi por unas horas, cuando ya le tomé mucho cariño.

Aunque estoy enojada con Cole, no puedo evitar sentir un cariño hacia él.

Los síntomas que más padecen, son los problemas respiratorios, la ansiedad y mareos.

Justo en ese momento, comenzó la ansiedad. Me miraba las manos, miraba hacia los lados, me mordía las uñas, y me movía por doquier.

Después, fueron los mareos. En ese momento, estaba en la cama sentada. Me levanté de golpe, y los mareos fueron más fuertes, hasta tuve que apoyarme en una pared.

Lo siguiente, y último. Fueron los problemas respiratorios. Trataba de tomar aire por mi boca, pero fue imposible.

Lo último que recuerdo, es verme por el espejo, mientras caía al suelo.

Cole

¡Estupida Betty! ¡Estupido Dylan! ¡Estupidos todos!

La rabia aún me seguía consumiendo, ¿Como pudo ser tan cruel y decirme todas esas cosas?

Tire todo lo que se encontraba en mi camino. La sala estaba hecha un desastre, estaban los trozos de vidrio de las pocas cosas que había en esta cabaña.

Estoy recargado en la encimera de la cocina, tengo las manos sobre mi cabeza. Pensando si debo ir a disculparme por mi actitud.

Ella solo vino a buscarme, y me comporte como un completo idiota. Se preocupó por mi, cuando ni Madelaine ni mi hermano hicieron eso. Ella, a quien apenas conozco de hace algunos meses, se preocupa por mi, de un completo idiota que solo los abandonó, que no se preocupó por su padre.

Después de luchar conmigo mismo, decidí ir a perdonarla.

Ya en el pasillo que da a la habitación, decido en tocar o no. Si tocó la puerta, me quito un peso de encima, pero sino lo hago, tendré que vivir con la culpa encima, y no quiero eso.

Tocó, una, dos, tres, veces. Y nadie responde. Volví a tocar. De nuevo silencio.

Sin pedir permiso, abro la puerta, y lo que veo me deja pasmado.

Una tierna e inocente Betty, estaba tirada en el suelo.

Esta desmayada.

Mis instintos me dijeron que me acercara a ella. Y lo hice. Me acerque a ella, pero no supe como reaccionar. Recordé lo que me enseñaron en las clases de Medicina.

Primero, tome su pulso para ver si estaba respirando. Y si lo estaba, un alivio recorrió mi cuerpo.

Después, la puse boca abajo con la cabeza de lado, algo fundamental es ver si tiene algo en su boca, pero ¿Que tendría Betty si no se ha alimentado? Exacto, nada.

Puse sus piernas en "V" y las levanté a 45 grados. Espere unos minutos.

Y empezó a abrir sus ojos, muy lentamente

-¿Qué fue lo que pasó?-Susurro aún confundida

-Te desmayaste-Sonreí-Pero llegue a tiempo para poder ayudarte.-Me miró con sorpresa.

Perdidos (Cole Sprouse)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora