Cap.21

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—¿Harmonie Cooper?–Pregunté confundida 

—Exacto. Tu madre vive en Estados Unidos. Te dejo con tu padre, y con Natasha.

—Pero, sí soy una Cooper y no una O'Donnell, ¿verdad? 

—Tienes razón. Eres una Cooper. 

—El nombre, Harmonie. Lo he escuchado antes 

—Es una diseñadora famosa. Es reconocida mundialmente. 

—Okey, pero, ¿por qué me dejó con Natasha? 

—Decían que no podría cuidarte, y te dejó con su mejor amiga, Natasha. Después te trajeron a Italia, donde ella te dejó con el que creías que era tu padre. Tu madre, Harmonie, se enteró de eso y obligó a Natasha que te encontrará. Aunque no resultó tan bien.–Rió burlona. 

—Lo se.–Me levanté de mi lugar–Quisiera hacerte otra pregunta. 

—Si. Cole y tú estarán bien, aunque no creo que tengan una relación estable, podrán estar juntos por un largo tiempo.–Me sorprendí por lo que dijo. ¿Como sabían que lo iba a preguntar? 

—Okey–Dije entre risas, pero cambié mi semblante a uno serio–Otra cosa, ¿sabes donde y cuando voy a morir?–Me daba miedo preguntar eso, pero tenía que preguntarlo de un modo u otro. 

—Dejaselo al destino, Betty. No se todo lo que me preguntan.–Su voz sonó rara. Como si no me lo quisiera contar

—Tengo… Tengo que irme–Susurré y gire sobre mis talones 

—¡Betty!–Becca me hizo parar–Solo te diré una cosa, no-confíes-en-nadie–Lo dijo despacio 

Seguí caminando hasta llegar a la puerta. Afuera, el aire frío recorrió mi cuerpo, la piel se me puso como gallina. 

Esto era malo ¿no?, que tu madre esté viva y sepa de tu existencia te deje con su mejor amiga porque no podía cuidar a su hija, es muy malo. ¿Por qué lo hizo? Ahora es una diseñadora de ropa muy famosa, ¿que hacia ella antes de dejarme con Natasha?. 

¿No quisieras matarla? 

—¿Qué? Es mi madre, no puedo hacerlo.–Susurré para mi misma

¿Y? Ella te hizo mucho daño, no nada más mentalmente, si no, que también físicamente. 

—Eso es imposible, ya cállate.–Golpee mi cabeza

Nunca me voy, querida. Estaré contigo siempre, hasta el día que desde tu último suspiro. 

—Eso es mentira, cállate ya.–Susurré 

—¿Con quien hablas, Betty?–La voz de Dylan me hizo estremecer. 

—Con nadie.–Reí nerviosa.–¿Nos vamos?–Asintió 

Subimos al auto y fuimos camino a casa. Fue corto, al llegar fui a mi habitación y me senté frente al espejo

¿No te gustaría ver la sangre de Dylan recorrer tus manos? O sentir su sangre en tu cara y todo tu cuerpo. 

—No. Dylan es mi amigo.–Dije con asco 

Eso no es cierto, Betty. Pero ¿no quieres sentir su sangre? La cual escurrir a por tus brazos, tus piernas, tu pecho y tu cara. ¿No quisieras hacerlo? Matar a Dylan. 

—Que no. Ya callate.–Golpee mi cabeza con fuerza. 

Vamos, se que quieres. Solo necesitas estar sola en casa con Dylan, y luego apuñalarlo con un cuchillo. Así que simple. 

—Que no, no lo haré, es mi amigo y el único que tengo. Cállate ya.–Miré al espejo y en este se reflejó otra yo. 

—Mírate, tan inocente, cuando por dentro mueres de ganas por matar a alguien

—Eso no es cierto, yo nunca mataría a nadie. 

—¿Qué pasó con tu mascota? El hamster 

—¿Mr. Bigotes? 

—Si, ese mismo, Mr. Bigotes. ¿Recuerdas lo que le pasó? 

—Harmonie dijo que murió de viejo. 

—Pues no es verdad. Tu lo mataste, lo ahogaste. Creíste que los animales respiraba bajo el agua, que estúpida eras. 

—Yo no lo ahoge. El murió, así de simple. 

—Tu lo mataste, admitelo. Desde ahí tus pensamientos sobre matar gente crecieron. 

—Cállate

—Por eso, siempre que ves a alguien, como a Dylan por ejemplo, te dan ganas de matarlo. 

—¡Cállate!–Grité y di un golpe al espejo. 

Mis sangre salía de mi mano cortada. Y mi reflejo en el espejo eran como si te viera una araña, te veías por todas partes. 

Estaba loca. Pero lo que dijo, es real. Siempre que veo a alguien, mi mente me transporta a cómo se vería muerto. 

Con Cole, es diferente. Con él veo el cielo, con él veo que mi mundo está mejorando cada día más, él es mi todo. 

—¿Betty?–La voz de Cole se escucho al otro lado de la puerta

—¿Si? 

—¿Puedo pasar? Escuche un grito, solo quise saber si estabas bien. 

—Bueno, no estoy tan bien.–Mire mi mano con sangre.–Pasa, necesito ayuda con algo. 

Cole abrió la puerta y vio mi mano. Me hizo un millón de preguntas, le conteste con mentiras. No le iba a decir que me ví a mi misma diciéndome mis problemas mentales y trate de pegarle. 

—¿Te sientes mejor?–Tomó mi mano y le dio un beso

—Si. Contigo a mi lado, todo está bien.–Sonreí al igual que él

—Perdón por lo de antes. Me enoje por nada. Lo siento–Se disculpó 

—No importa ahora, Cole. También es mi culpa por no decirte nada antes. Te amo más que nada en el mundo, eres mi razón de vivir.–Lo levanté del suelo y le dijo un beso en sus labios. 

—Yo también te amo más que a nada. Bueno, un poco menos que el estúpido de mi hermano.–Río y yo igual. 

—Hoy fui con una bruja, Becca. Me dijo que Natasha no es mi madre, sino que una señora llamada Harmonie que vive en Estados Unidos. 

—Podríamos ir. Al menos para que la conozcas. 

—¿Cómo saldremos de Italia?–Pregunté–No tenemos dinero, y por suerte al menos tenemos esta casa.  

—Mi casa.–Lo mire confundida–Mi madre antes de morir, dijo que esta residencia era mía, así que a Dylan le dejó una casa en la ciudad. Y por el dinero, tengo guardado, creo que más de £10,000 Euros. Tal vez nos sirva de algo. 

Sonreí y me acerque a él.

—Te amo.–Puse mis brazos en su cuello

—Te amo tambien.–Puso sus manos en mi cintura. 

Se acercó a mí y me beso. Soy adicta a esos labios carnosos. 

 

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Perdidos (Cole Sprouse)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora