11. El espejo de Oesed.

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Se acercaba la Navidad. Una mañana de mediados de diciembre Hogwarts se
descubrió cubierto por dos metros de nieve. El lago estaba sólidamente
congelado y los gemelos Weasley fueron castigados por hechizar varias bolas
de nieve para que siguieran a Quirrell y lo golpearan en la parte de atrás de su
turbante. Las pocas lechuzas que habían podido llegar a través del cielo tormentoso para dejar el correo tuvieron que quedar al cuidado de Hagrid hasta
recuperarse, antes de volar otra vez.
Todos estaban impacientes de que empezaran las vacaciones. Mientras
que las sala comunales de Gryffindor, Slytherin y el Gran Comedor tenían las chimeneas
encendidas, los pasillos, llenos de corrientes de aire, se habían vuelto helados,
y un viento cruel golpeaba las ventanas de las aulas. Lo peor de todo eran las
clases del profesor Snape, abajo en las mazmorras, en donde la respiración
subía como niebla y los hacía mantenerse lo más cerca posible de sus calderos calientes.

—Me da mucha lástima —dijo Draco Malfoy, en una de las clases de Pociones—, toda esa gente que tendrá que quedarse a pasar la Navidad en
Hogwarts, porque no los quieren en sus casas.

Mientras hablaba, miraba en dirección a Harry y a Cassiopeía. Crabbe y Goyle lanzaron
risitas burlonas. Harry, que estaba pesando polvo de espinas de pez león, no les hizo caso, Cassiopeía le recordó, mientras arrastraba las palabras, que debía pasar la Navidad con Snape y que normalmente, los Malfoy adultos y los Black le mandaban más paquetes a ella que a él, para gran disgusto e indignación de Draco. Después del partido de quidditch, Malfoy se había vuelto más
desagradable que nunca. Disgustado por la derrota de Slytherin, había tratado de hacer que todos se rieran diciendo que un sapo con una gran boca podía reemplazar a Harry como buscador, pero se volvió más insoportable todavía al ver que Cassiopeía le gustaba, insinuandole que su padre jamás le permitiría casarse con ella por ser sólo un sangre sucia, lo que provocó que la pelirroja lo hechizará con un Paladillingua y que se fuera furiosa a su siguiente clase. Y entonces se dio cuenta de que nadie lo encontraba gracioso, porque estaban muy impresionados por la forma en
que Harry se había mantenido en su escoba y también por miedo y respetó a Cassiopeía, que desde hacia unas semanas, pasó a ser la nueva protegida de Matt Burkes, el líder de la casa Slytherin, para envidia del vástago de los Malfoy. Así que Draco; celoso y
enfadado, había vuelto a fastidiar a Harry por no tener una familia apropiada.
Era verdad que Harry no iría a Privet Drive para las fiestas. La profesora
McGonagall había pasado la semana antes, haciendo una lista de los alumnos que iban a quedarse allí para Navidad, y Harry puso su nombre de inmediato. Y
no se sentía triste, ya que probablemente ésa sería la mejor Navidad de su
vida. Ron y sus hermanos también se quedaban, porque el señor y la señora Weasley se marchaban a Rumania, a visitar a Charles.
Cuando abandonaron los calabozos, al finalizar la clase de Pociones,
encontraron un gran abeto que ocupaba el extremo del pasillo. Dos enormes pies aparecían por debajo del árbol y un gran resoplido les indicó que Hagrid estaba detrás de él.

—Hola, Hagrid. ¿Necesitas ayuda? —preguntó Ron, metiendo la cabeza
entre las ramas.

—No, va todo bien. Gracias, Ron.

—¿Te importaría quitarte de en medio? —La voz fría y gangosa de Malfoy llegó desde atrás—. ¿Estás tratando de ganar algún dinero extra, Weasley?
Supongo que quieres ser guardabosques cuando salgas de Hogwarts... Esa choza de Hagrid debe de parecerte un palacio, comparada con la casa de tu familia.

Ron se lanzó contra Malfoy justo cuando aparecía Snape en lo alto de las escaleras.

—¡WEASLEY!

Ron soltó el cuello de la túnica de Malfoy.

—Lo han provocado, profesor Snape —dijo Hagrid, sacando su gran
cabeza peluda por encima del árbol—. Malfoy estaba insultando a su familia.

Cassiopeia Orwell y la piedra filosofal [Saga: LPDMM #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora