12. La investigación de Cassiopeía Orwell: Nicolás Flamel.

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Dumbledore había convencido a Harry de que no buscara otra vez el espejo de
Oesed, y durante el resto de las vacaciones de Navidad la capa invisible permaneció doblada en el fondo de su baúl. Cassiopeía deseaba poder olvidar lo que
había visto en el espejo, pero no pudo. Comenzó a tener sueños. Veía a una niña pelirroja muy parecida a su madre, un niño azabache parecido al señor Potter, otro niño azabache pero intercalando un parecido entre Harry y ella, por último soñaba con otra niña pelirroja parecida a la señora Potter.

-¿Te das cuenta? Dumbledore convenció a tú chico de no investigar más sobre el espejo, así que, empieza a idear un nuevo plan, niña -dijo Matt, cuando Cassiopeía le contó la conversación que había escuchado entre la vieja cabra y Harry.

Hermione, que volvió el día anterior al comienzo de las clases, consideró
las cosas de otra manera. Estaba dividida entre el horror de la idea de Cassiopeía
vagando por el colegio tres noches seguidas («¡Si Filch te hubiera atrapado!»), porque estuviera espiando conversaciones ajenas
y desilusionada porque finalmente no hubiera descubierto quién era Nicolás Flamel y terminó manteniendo una discusión de media hora con Burkes, que no acabó en una batalla de hechizos gracias a Brian, que se llevó a Matt bajó amenaza de usar el hechizo Taratellegra.
Ya casi habían abandonado la esperanza de descubrir a Flamel en un libro de la biblioteca, aunque Matt estaba seguro de haber leído el nombre en algún
lado.

Cuando empezaron las clases, volvieron a buscar en los libros durante diez minutos durante los recreos. Cassiopeía tenía menos tiempo que ellos, porque los entrenamientos de quidditch particulares con Natasha Bagshot habían comenzado también.

Nat le hacia trabajar más duramente que nunca. Ni siquiera la lluvia
constante que había reemplazado a la nieve podía doblegar su ánimo. No importaba cuánto se quejaba de que Natasha se había convertido en un loca fanática, pero en cierta parte, estaba de acuerdo con la otra pelirroja. Si empezaba a entrenarse desde ahora, podría postularse al puesto de buscadora del equipo de Quidditch de Slytherin. Además de que deseaba ganar ese lugar; y pudo descubrir
que tenía menos pesadillas sobre la piedra filosofal cuando estaba cansada por el ejercicio.

Entonces, durante un entrenamiento en un día especialmente húmedo y lleno de barro, Nat estaba más estricta que nunca. Se había enfadado mucho con Alex Mulcillber, que se tiraba en picado y fingía caerse de la escoba.

-¡Deja de hacer tonterías! -gritó-. ¡Ésas son exactamente las cosas que no debe hacer en el partido! ¡Por qué hará perder a su equipo, imbécil! ¡Sí el árbitro de ese partido llega a ser Snape, buscará
cualquier excusa para quitar a Cassio del campo y sentarla en la banca!

Alex Mulcillber, al oír esas palabras, casi se cayó de verdad de su escoba.

-¿Snape de árbitro en un partido? -Escupió un puñado de barro-. ¿Cuándo ha sido árbitro en un partido de quidditch? No será imparcial, ni siquiera la dejará participar en las pruebas.

Nat se dio una palmada en la cara y siguió gritándole a Alex Mulcillber. Mientras que Walter Scamander y Karen Yaxley hacían carreras en sus escobas. Matt Burkes y Brian Lestrange jugaban a lanzarse la quaffle, Lucille Bagshot y Niko Dolohv los miraban mientras que la primera tenía un libro de Artes Oscuras que descansaba sobre sus piernas, sin dejar de hablar con Cedric Diggory; que había faltado al entrenamiento de Quidditch por su resfriado, mientras que el segundo no paraba de mirar con unos binoculares mágicamente alterados hacía el castillo, que seguían a dónde fuera a cierto rubio platinado de su interés.

-¡Lo encontré!
-gritó Hermione Granger, mientras corría hacia ellos-. ¡Encontré a Flamel! Os dije que había leído ese nombre antes. Lo leí en el tren, viniendo hacia aquí. Escuchad lo que dice:

Cassiopeia Orwell y la piedra filosofal [Saga: LPDMM #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora