Capítulo 16

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—Eres tu?— Pregunto el azabache mirándote con confusión recargado en el marco de la puerta, su voz rasposa te indico que probablemente estaba dormido cuando tu llegaste, cosa que era totalmente comprensible ya que cuando tu escapaste de tu casa compartida con tu esposo era bastante tarde, luego de eso tuviste que hablar con el villano numero uno y entonces volver caminando debajo de la lluvia.

No podías responder, por lo que moviste la cabeza en una especie de señal casi inentendible.

—Estas bien?— Volvió a preguntar, mentalmente te reías de su estupidez, pero en la realidad seguías vomitando resignada.

Al terminar bajaste la palanca y te lavaste la cara en el fregadero/lava-manos, y luego lo viste a los ojos.

Tu postura recta y imponente no concordaba con tu cara ni con la situación.

Después de un par de segundos de estar así no tuviste mas remedio que encorvarte y volver a caer de rodillas.

Te sentías tan indefensa, impotente, patética, no sabias como Dabi reaccionaria ya que no era normal verte así, una asesina... Llorando en el piso destruida... Eso no era habitual en ningún mundo, ni siquiera los paralelos.

Temblabas con fuerza mientras cuestionabas nuevamente cada parte de tu vida.

Como pudo haberte pasado nuevamente la misma cosa? La misma mierda que te había pasado cuando niña.

Como te vería Tamaki después de esto? Como te verían todos tus amigos cercanos? Como lo harían los niños a los cuales aconsejabas en la Yueii?

Un suspiro pesado resonó por la pequeña habitación, y no era tuyo.

—Yo... Lo lamento... El haberte despertado a esta hora para que solo me mires así... Estoy consciente de que estas cansado, puedes irte si quieres...— Dijiste. Nuevamente el pequeño cuarto sucumbió ante un silencio sepulcral el cual de cierta manera te ponía nerviosa, hace mucho que las cosas no estaban así de calladas para tus oídos.

Los gritos de tu esposo siempre estaban ahí, pero aquí no... Era algo sumamente extraño.

—Ven aquí... — Dijo el azabache levantándote de el piso. Al estar en sus brazos sentiste sus músculos tensados.

—Cuantas veces tendrás que hacer esto?— Dijiste incomoda ante la cercanía de el chico, pero a comparación de los demás, su presencia no era algo que te molestase, sabias que no te pasaría nada malo al lado de el, lo cual te aliviaba de mas maneras de las que podrías imaginar.

Al levantar la mirada notaste las venas de su cuello hinchadas, y su mandíbula bastante pronunciada, se veía molesto... Por primera vez en su estadía en tu casa mostraba una emoción que no fuese neutralidad.

Volviste a mirar al piso, tus mejillas ardían de cierta manera, seguramente era que te estaba dando fiebre por estar en la lluvia tanto tiempo contemplando tu vida.

—Dabi... Puedo caminar sola...— Dijiste con algo de vergüenza, aunque te sentías segura no querías ser una carga, y mucho menos verte como una princesa en apuros, de hecho dudabas mucho que algún día necesites ayuda de una manera seria.

—No— Contesto simplemente y te tomo de una manera mas fuerte, como si intentase impedir todas las posibles acciones que intentes hacer.

—Dabi... No quiero ser una carga, bájame ahora— Dijiste, el chico frunció el ceño.

—Crees que me importa? Tengo cara de que me importe?— Dijo el, tu suspiraste.

—Solo vomite, no fue nada serio...— Dijiste.

¿Qué? -- Dabi × tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora