Capítulo 20

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Flash Back

Caminabas sintiendo las gotas de lluvia caer por tus mejillas, tus pequeñas y adoloridas piernas flaqueaban, te sentías débil, suponías que era por la pobre alimentación de los años en los que estuviste en aquel recinto. Sin muchos ánimos comenzaste a caminar hacia tu hogar, te abrazabas a ti misma en busca de seguridad. Agradecías a dios el que aún recordarás cómo volver a aquel lugar que habías anhelado el ver por tan largo tiempo. Las pocas prendas que te cubrían  no servían de mucho contra el irritante frío, tal vez por esta experiencia siempre llevabas tanta ropa en la actualidad. 

Tus pasos eran rápidos, intentabas ser lo más veloz posible mientras caminabas por las calles, no querías tener ningún incidente con alguien mas que te viese así de vulnerable a altas horas de la noche, era casi un hecho que las cosas no terminarían bien para ti, pero esa pequeña llama de esperanza se encendió cuando la lluvia comenzó a golpear tu cuerpo, eso era el estar fuera de aquellas cuatro paredes que te habían atormentado tanto tiempo, las cuales siempre representaron tu condena y miseria, las cuales finalmente habías dejado atrás.

Antes de que pudieses continuar con tu camino una gran mano te tomo de el hombro, frunciste el ceño, no te gustaba que te tocaran después de el contacto que te hicieron sentir con más hombres los cuales solo querían divertirse contigo. No podías escapar, eras muy pequeña y la fuerza de el hombre era diez veces más grande que la tuya fácilmente, por lo que la única opción que tenías era darte la vuelta para verle a la cara. Estaba bien peinado, ese uniforme azul te daba confianza, recordabas que tus padres siempre hablaban de la confianza que tenías que tener en los policías ya que ellos siempre estarán ahí para el cuidado y protección de niñas como tu, o bueno, esos eran los cuentos que tus padres te vendían, simplemente el confiar en él fue un error de una manera descomunal.

Tenemos que aceptarlo por más que nos duela, no todos los policías son buenos, e inclusive algunos de ellos aprovechan su puesto para realizar actos ilegales sin consecuencias al saber demasiado acerca de el sistema desde dentro, cosa que hace que las condenas sean más difíciles de aplicar a estas personas, una ventaja que muchos usaban y consumían como su droga personal. Es algo difícil de digerir, pero no es algo que no ocurra, para la desgracia de esta podrida sociedad.

Tu suerte aun seguía siendo tan mala como cuando te alejaron de tu familia la primera vez saliendo de el instituto. Podías sentirlo, podías sentir las miradas, esas que te estaban carcomiendo, esas que simplemente te veían con lujuria y deseo, pero nadie te estaba mirando, solo eras tu, solo era tu mente recordandote cómo eras una zorra en las calles de Japón, hambrienta, con frío, exhausta, empapada, y rota. 

Este policía para tu desgracia no era uno de los buenos, eso hubiese sido lo mejor que te hubiese pasado, y seguramente si eso hubiese pasado no serias una villana en la actualidad, no buscarías venganza, no te sentirías tan vacía, pero no fue así, y todo lo que paso te marcó de por vida.

Tu cuerpo aun no estaba totalmente desarrollado, y tu periodo aun no bajaba, cosa que en chicas de tu edad era muy común, no estabas embarazada, estabas segura de ello, solo estabas rota, tanto por dentro como por fuera, no podrías ser normal nunca más. Volviendo al tema, tu cuerpo no estaba listo aún, pero eso no significa que no fuese atractivo para algunos de los enfermos que estaban por ahí, en específico, este policía.

Mientras te penetraba en su automóvil y te decía vulgaridades tu solo te quedabas callada, esperando. Esperabas que en cualquier momento su pistola fuese apuntada directamente a tu cabeza y te diese un disparo el cual terminaría con el sufrimiento al cual la mayoría de la gente llamaría "vida". Te sentías aun más sucia que las primeras veces que paso, simplemente no podías creer que saliste de ese basurero para caer en lo mismo, para seguir siendo usada como una muñeca.

Después de que el oficial cumpliese sus retorcidas fantasías con tu cuerpo comenzó a amenazarte, diciendote que te iba a matar si abrías la boca, que todo lo que amabas se desvanecería, que todo lo que alguna vez viviste no sería nada comparado a lo que el te haría, Ja! eso no era posible, y lo sabias bien. Solo te quedaste callada, el resto de sus palabras fueron ignoradas fácilmente, estabas sumergida en tus pensamientos.

Lo único bueno de eso era que te había prometido llevarte a tu casa para que no dijeses una sola palabra de lo que sucedió.

"Ni héroes, Ni oficiales de policía, que sigue ahora? A qué demonios me puedo aferrar después de esto? Que se supone que me haga sentir segura?..." 

De manera inconsciente sonreiste, pensando en que cuando llegases tu mama te daría tu platillo favorito, y te mimaria todo lo que tu quisieras, ya hasta habías imaginado la cara de ambos al ver que después de seis años de espera finalmente volvías a casa, a tu hogar.

Al llegar a la gran casa donde vivías el policía se bajó contigo y te escolto a la puerta, tocaron el timbre y tu sonreíste aliviada de finalmente estar ahí, de finalmente poder ver esos ojos esmeraldas y cafés los cuales extrañabas tanto.

Tocaron el timbre repetidas veces, y al abrir una cabellera rebelde color rubia fue lo primero que pudiste divisar. Era unos cuantos años más joven que tu, se notaba con claridad. El pequeño frunció el ceño con claro disgusto, y no te sorprendía, tú te dabas asco a ti misma, aún más con la poca ropa que tenias y ese olor a sudor el cual el oficial había dejado impregnado en ti.

Acaso ya se habían olvidado de ti? Ya habían conseguido un hijo nuevo? Se le notaba más joven que tú por algunos años, tal vez él tenía unos nueve mientras tu tenias unos doce, pero no estabas totalmente segura de eso. Tu mirada ignoro al rubio mirando detrás de el, esperando ver aquella cabellera castaña o azabache de tus padres, esperando ver a alguien que te protegiese.

Otra cabellera rubia incontrolable se hizo paso en tus ojos, la señora se veía de unos treinta años, o algo por el estilo, tu estabas algo confundida, que se supone que hacian ellos en tu casa? Que hacían ellos en tu hogar? Ese el cual tus padres se habían esforzado tanto en hacer con sus propias manos.

—Katsuki sube a tu cuarto—Dijo la señora de una manera protectora, y al notar como no había usado malas palabras en su frase el chico se alarmo un poco, no era común ver a su madre asi de alerta ante ninguna situación.

La respuesta ya había pasado por tu cabeza unos segundos, pero te negaste rotundamente a siquiera pensar en ello.

La mujer miró al oficial con claro disgusto, se le notaba que tampoco confiaba en el, con tan solo ver el estado tan deplorable en el que estabas realmente se preguntaba si siquiera era un oficial, este al notar su mal humor hacia el apreto un poco el agarre que tenía en tu hombro, y por un poco me refiero a que seguramente dejó sus dedos en tu piel marcados de un color violeta el cual se revelaría más tarde.

Mitsuki lo noto de manera inmediata, y sus ojos carmesíes trataron de atravesar el alma de el oficial el cual no se veía muy cómodo ante tal situación.

—Esta es su hija señora?—Preguntó el, tu solo la miraste de manera suplicante, no querías que dijese algo que te haga volver con el, no querías quedarte sola con alguien como él, no otro segundo. Tomaste un fuerte respiro, sentías que te asfixiabas. Aunque nada estuviera obstruyendo tu tráquea para respirar.

—Smith porque te fuiste de casa!—Gritó ella fingiendo de una manera muy creíble mientras se abalanzaba a ti a abrazarte, te dio un tremendo escalofrío y un temblor muy fuerte, no querías que nada ni nadie se volviera a acercar a ti de nuevo, tenías que estar limpia.

—Lo lamento mamá, yo... yo no sabia que hacer!—Dijiste, las lágrimas comenzaron a caer de tus mejillas como un río, y aunque Mituski pensase que estabas actuando de una manera muy profesional, en realidad solo estabas desahogando un poco de lo que te había consumido seis años, pero esa gran cantidad de lágrimas no era siquiera una billonesima parte de las lagrimas que podrias derramar por eso.

—No debería de dejar a su hija vagando sola en las calles vestida así, sabe que hay mucha gente peligrosa...—Dijo el. Rodeaste el cuello de Mitsuki con tus brazos, ignorando por un momento lo sucia que te sentías, ya que la voz de el policia te puso mas nerviosa de lo normal. La mujer se dio cuenta que esas amargas lágrimas que bajaban por tus mejillas eran de verdad al verte temblar de tal manera.

El policía se retiró, no sin antes darte una última sonrisa, esto te dejo un terrible sabor de boca.

La mujer cerró la puerta detrás de ambas al entrar a la casa y dejo de abrazarte finalmente, estaba conciente que no te sentias comoda con tal apego de alguien que no conocías.
 
—Masaru ven aqui...—Dijo Mitsuki de una manera anormalmente calmada, cosa que por supuesto preocupo a su esposo quien se apresuró a ir a la puerta saliendo de el salon principal.

Su semblante preocupado causó que desviases la vista de Mituski por unos segundos, eras una niña en un hogar el cual ya casi no reconocias, pero la verdadera pregunta que surcaba tu mente era "En donde estan mis padres?"

El hombre te miro con atención, a diferencia de las miradas de la mayoría el se notaba más preocupado, menos sumergido en las cosas que alguna vez te rompieron tanto, mas apacigue,

—Señora, lamento el llegar a estas horas y todo esto solo... Tengo curiosidad acerca de que le paso a los antiguos dueños de la casa?—Preguntaste, tu mirada estaba clavada en el piso, no te sentias para nada cómoda siendo el centro de atención de dos personas, y mucho menos adultas. La mujer asintió e intentó recordar cada detalle acerca de lo que pasó algunos años atrás.

—Hace algunos años negocie con ellos, ya sabes, es una propiedad muy grande y bastante acogedora, ellos querían irse de Japón, dijeron que solo les causaba desgracias el seguir en el país después de que su...— La señora paró de hablar cayendo en cuenta de que tu eras la razón para que ese par de desesperados padres se fueran de el país en busca de sanar su pérdida y sus corazones rotos. Mitsuki recordaba que se veían fatales mientras hacían el trato, pero ya habían pasado tres años esperando a que su hija tocase su timbre y entrase por esa puerta, cosa que sólo los ponía en un peor estado. Era la peor tortura que pudieron tener en toda su vida, pero lo que ellos no contaban es que si solamente hubiesen esperado tres años más su hija realmente tocaría esa puerta, y entraría esperando que ellos siguieran ahí.

—Ellos se fueron?—Preguntaste incrédula. La mujer asintió con algo de pena.

—Linda podemos mantenerte aquí por un tiempo si no tienes con quien ir... No nos molestaria el que te quedases aquí con nosotros—Dijo ella sonriendo de manera compasiva, estaba conciente de lo que ahora pasaría, y dudaba mucho el que tuviera algún familiar en el país.

—Si, seguramente a Katsuki le gustaría la presencia de alguien mas que no fuese solamente Izuku-kun—Dijo Masaru, tu no podias digerir aun nada de lo que pasaba, miraste tus manos un momento, las veías temblar de una manera incontrolable cosa que preocupo aun mas a la pareja de adultos.

—Podría quedarme aquí esta noche, mis tíos seguramente me acogerán, pero por ahora solo quiero relajarme...—Dijiste, sin darte cuenta dijiste la última palabra de manera entrecortada, no habías dicho esa palabra en mucho tiempo, ya se sentía raro el siquiera pronunciarla, habían pasado seis años desde que no habías siquiera pensado en esa palabra, tu cerebro siempre tuvo que estar pensando en exceso por si acaso había tan siquiera la más mínima oportunidad de escape.

—Puedes quedarte todo lo que quieras linda, tus tios donde viven?—Pregunto Mitsuki.

—Al otro lado de la ciudad... Estaré bien yendo a pie, solo que estoy cansada por ahora—Dijiste de una manera tímida, realmente ambos adultos estaban sorprendidos por como hablabas, sonabas muy formal para alguien de tu tamaño y edad seguramente, no era algo que viesen todos los dias, ademas de las terribles marcas en tus brazos los cuales ellos alcanzaban a divisar sin importar el que los intentases ocultar detrás de ti.

Ellos no eran conscientes de que no tenías a nadie que viviese en ese país más que a tus padres, los cuales habían huido tres años atrás, pero no porque tengas más parientes en alguna otra parte de la ciudad te dejarían ir, querían respuestas a todas las preguntas que estaban en sus mentes, cosa que no podías darles, simplemente era algo que no querías tocar, era algo que querías enterrar en el fondo de tu ser y nunca desenterrarlo. 

—Vamos a darte un baño—Exclamó Mitsuki, tu sonreíste de una manera radiante pero muy pequeña, un baño? De esos con agua caliente y shampoo? De esos que podías disfrutar? De esos que te quitaran toda la suciedad que cargabas? De esos que se supone deben relajar tus músculos o despertarte por las mañanas?

La mujer al darse cuenta de esa expresión sintió como su garganta se secaba, nadie se ponia asi de feliz por un baño, no era algo normal, cosa que la preocupó un poco más.





LAMENTO EL HABER ESCRITO ESTO,SEGURAMENTE ME DOLIO MUCHO MAS TENER QUE IMAGINARLO DENTRO DE MI MENTE, CADA SEGUNDO DE ESTA NARRACIÓN REALMENTE ME DOLIÓ, PERO POR LO MENOS YA TE ESTAS DIRIGIENDO A LA FELICIDAD.

NOTA CURIOSA: Si alguna o alguno de ustedes se pregunta el porque Katsuki no la reconoció, bueno, si que la reconoció , pero prefirió quedarse callado al respecto, específicamente porque cuando era pequeño este tema había causado mucha controversia en su ser, cosa que lo frustraba bastante, por lo que prefirió dejar esos recuerdos como tales, recuerdos, en un intento de evitar volver a tener una batalla consigo mismo.

GRACIAS POR LEER FUERON 2408 PALABRAS EN EL CAPITULO, Y ESPERO QUE LES HAYA DOLIDO TANTO COMO A MI!!!!


¿Qué? -- Dabi × tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora