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El día había sido agotador, entre los trámites para mi aumento hasta las salidas al médico.

Estaba por fin en casa, cambiandome y poniendo algo de ropa nueva en mi mochila, junto con los libros que usaría para mi junta la mañana siguiente.

Mientras leía esperando a que fueran las ocho con treinta minutos, alguien llamó a mi puerta.

—Hola, Minho— Saludé cuando lo ví al otro lado de la puerta.

—Hola lindo. ¿Estás listo?

—¿Para...?

—Es hora de volver a la clínica, te quedaras en el sótano, tenemos un laboratorio del sueño.

—¿Y veníste por mí?

—Terminaron mis treinta horas de guardia. Andando, si voy a hacer mi investigación en mi tiempo libre debe valer la pena.

Tomé mi mochila y bajé las escaleras con Minho, sumidos en un silencio incómodo.

Por suerte el hospital solo estaba a veinte minutos, y sin tráfico, a diez, por lo que llegamos rápidamente y me dijeron que hacer.

El sueño me ganó a eso de las nueve treinta.

Cuando desperté a las siete a.m por la alarma del celular, salí de la habitación donde había pasado la noche.

—Hola Jisung— Saludó Félix.

—Hola...

—¿Buscas a Minho?— Asentí— Está en la sala de control, adelante— Me indicó una puerta y yo me dirigí a ella.

Abrí la puerta con cuidado, me daba pena estar en ropa de dormir pero no tenía otra opción hasta que Minho me dijera qué más hacer.

Suerte que tenía el día libre.

Lo último que me esperaba era ver a Minho dormido con miles de libros abiertos y una computadora en la que -posiblemente- hubiera estado registrando mis datos.

—Minho...—Intenté despertarlo, su cara estaba contra uno de los libros, seguro no tardaría en despertar por la incomodidad.

Me equivoqué.

Estuve esperando aproximadamente una hora, tomé una ducha en el cuarto que Félix había sido tan amable de señalarme, lave mis dientes, me recosté hasta que no pude más, y así estuve hasta que me desesperé.

—¡Lee Minho!— Grité en su oído.

—¡Es epilepsia!— Gritó levantándose de golpe.

—¡¿Qué?!— ¿Acaso hablaba de mí?

Ví como talló sus ojos y sacudió su cabello que ya estaba hecho un desastre -aunque seguía viéndose bien- y luego me miró.

—No tienes epilepsia, no me mires como si quisieras llorar.

Exhalé y relajé mi cuerpo.

—¿Qué es entonces?

—Estas son tus ondas cerebrales a las dos cuarenta a.m, y aquí— Dijo apuntando la computadora— es un salto brusco de la onda de sueño lento, esto indica despertar parcialmente del sueño. El tipo más común es el sonambulismo.

Por mi cara de confución seguro notó que no captaba lo que decía.

—Caminar dormido.

—Eso explica porqué estoy tan cansado en las mañanas...

—Si, y también explica todos tus síntomas; los chupetones, ardor...

—¿Tuve relaciones mientras dormía?

—Sexomnia, sleep sex en inglés, es un desorden documentado. ¿Qué no tu ex vive al lado?

—Lo voy a matar.

—Perfecto, pero tal vez él no sabía que dormías. Los sexomaniacos actúan normal. Te prescribiré una dosis diaria y baja de antidepresivos. Y si quieres ahorrarte el dinero de la consulta; ten relaciones despierto.

—Es mi ex...no quiero—

—Viven en el mismo edificio, no has tenido relaciones con otro en un año...caminas dormido directo a sus brazos. Llámame loco pero detecto asuntos sin resolver.

Me dejé caer en la camilla mientras el se asomaba por la puerta.

—¿Te quedas a la próxima consulta, lindo?

—No quiero ir a trabajar...

—Por mí está bien.

Mientras veía su forma de trabajo me daba cuenta de que no sólo había sido brusco y perspicaz conmigo, era así con todo mundo.

Pero ciertamente era el mejor médico.

Sleep Sex  [MINSUNG] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora